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El selectivo mejora un 0,67% hasta 10.944 puntos

El Ibex sube como reacción al tiempo muerto en Grecia

La acumulación de malos presagios sobre Atenas no asusta, de momento, al inversor

Una pantalla muestra la evolución del índice Hang Seng en la Bolsa de Hong Kong.
Una pantalla muestra la evolución del índice Hang Seng en la Bolsa de Hong Kong. EFE

Los inversores parecen haberse acostumbrado al modus operandi del que hace gala la troika de acreedores de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional en las situaciones de mayor riesgo para la eurozona. Siempre dispuestos a adelantarse a los acontecimientos, el pasado viernes los mercados interpretaron el último asomo de Grecia al abismo de la expulsión del euro como una señal inequívoca de que hay una solución en ciernes. No sería la primera vez. Así, aunque todo parece depender ahora del resultado de la cumbre de emergencia que los líderes europeos han convocado el lunes para tratar de evitar que Atenas caiga en impago, el grueso de las grandes Bolsas europeas despidieron la semana con alzas aparentemente ajenas al polvorín en el que siguen sumidos los socios europeos.

Un claro ejemplo fue el del Ibex 35, que culminó la sesión del viernes con un incremento del 0,67% que casi le permite recuperar los 11.000 puntos, pero que le dejó finalmente en los 10.944,30 puntos. Con todo, este impulso final no impide que el principal selectivo bursátil español cierre la semana con un descenso acumulado del 0,78%. Una caída similar a la sufrida por Milán, que en cambio el viernes se alzó un 1,07%. París, que acabó la semana subiendo un 0,25%, cede un 1,75% en los últimos cinco días. Londres, por su parte, cerró plano el viernes con un retroceso semanal del 1,10%. La excepción la marcó Fráncfort, que perdió un 0,54% en la última jornada de una semana en que se deja el 1,40%. La relativa alegría en los parqués no fue tan evidente en la comparativa de las primas de riesgo, el termómetro del riesgo soberano. En el caso de la española, esta subió ligeramente el viernes hasta los 152 puntos básicos desde los 147 del día anterior.

El Banco Central Europeo ayudó una vez más el viernes a engrasar esta moderada sensación de optimismo en los mercados, demostrando que, en el plano de los hechos, las amenazas de dejar caer a Grecia son, de momento, solo amenazas. En una reunión extraordinaria por teleconferencia del consejo de gobierno, la institución que preside Mario Draghi decidió ampliar el máximo de liquidez que pueden pedir los maltrechos bancos helenos con carácter de urgencia, que hasta ahora se situaba en 84.100 millones de euros, en 1.800 millones pese a que Atenas había solicitado unos 3.000 millones. Un incremento que, aunque se conceden a un coste superior al 0,05% que se cobra por las operaciones diarias, tiene por objetivo paliar en la medida de lo posible la fuga de capitales que azota esto días a la banca griega.

Bruselas, que mantiene el gesto duro pendiente del pulso del próximo lunes, no tardó en tratar de desinflar este último salvavidas del BCE. El vicepresidente de la Comisión para el Euro, el conservador letón Valdis Domvrovskis, advirtió que se trata de una ayuda temporal para evitar la debacle que está suponiendo la salida de depósitos de la banca del país. “Pero está muy claro que para recuperar la estabilidad financiera se necesita un acuerdo claro sobre el programa (de rescate) y las autoridades griegas deben presentar una estrategia creíble que muestre cómo recuperarán la estabilidad financiera y el crecimiento económico”, argumentó. “El tiempo se está acabando. La semana que viene es la última para tomar decisiones porque el programa expira el 30 de junio”, alertó Domvrovskis, que espera que la cita del lunes produzca “resultados positivos”.

En la misma línea se mostró el ministro de Economía español, Luis de Guindos, a su salida de la reunión del Ecofin. “La retirada de depósitos se ha acelerado, es un tema que nos tiene que hacer a todos pensar, porque por ahí es por donde puede venir un accidente”, recalcó, defendiendo que las líneas de liquidez urgente aprobados por el BCE son “un paso normal” pero advirtiendo que no cree que “esto se pueda mantener muchas semanas, creo que es una cuestión de días, de pocos días”, dijo. “A veces se presta mucha atención a si se va a pagar este vencimiento o aquel, pero el punto delicado es el tema de los bancos porque eso es lo que de una forma muy rápida te puede llevar a una situación muy difícil”, remachó, cambiando el foco de las preocupaciones a la acuciante situación de sistema financiero heleno.

La calma tensa en que se instalaron los inversores el viernes a la espera de los acontecimientos se dejó notar incluso en la cotización del oro, tradicional valor refugio que tiende a dispararse en los momentos de mayor pesadumbre en los mercados. Así ocurrió el jueves, por ejemplo, cuando el fracaso del Eurogrupo a la hora de reconducir la crisis helena elevó un 1,38% el valor del metal precioso, que superó la barrera de los 1.200 dólares por onza por primera vez desde finales de mayo. El viernes, por contra, el título se mantuvo plano apenas con un repunte del 0,06%. También el euro hizo oídos sordos a los tambores de batalla y se mantuvo estable en el entorno de los 1,134 dólares.

“Si finalmente la postura de los acreedores se tensa y se decide establecer controles de capital a Grecia, el mercado puede interpretar que por fin estamos cerca de una solución definitiva, en lugar de un nuevo mal acuerdo”, aseguraba Bankinter en un informe, coincidiendo con la lectura de otros analistas de que el acuerdo está más cerca cuanto mayor es la tensión. Esta por ver. El presidente permanente del Consejo Europeo, Donald Tusk, advirtió el viernes que la cumbre del lunes no será “una solución mágica” y que Grecia debe decidir entre “una buena oferta” o “la quiebra”.

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