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Clasifica ya el peligro de las opciones de inversión para minoristas

BBVA se anticipa al semáforo de riesgo de productos financieros

Elvira Rodríguez reconoce que el semáforo, en manos de Economía, “se va a retrasar” BBVA ha diseñado más de 130 fichas con toda la información de riesgo para sus clientes

Oficina de BBVA en la calle Orense de Madrid.
Oficina de BBVA en la calle Orense de Madrid.

Un código de colores para identificar a primera vista el riesgo de los productos que se comercializan en las sucursales. La CNMV planteó esta herramienta a comienzos del año pasado, después del estallido de los problemas de las preferentes. La puesta de largo fue en septiembre, y el pasado marzo el supervisor envió a Economía la circular para que la sometiera a la consulta del Consejo de Estado.

El día después de que el Elvira Rodríguez se quejara en el Congreso de la inacción en este tema del Ministerio que dirige Luis de Guindos, fue puesto a consulta pública un proyecto de orden ministerial. Economía se ‘apropió’ de la idea del supervisor de los mercados con un objetivo encomiable: ampliar el alcance de la norma a planes de pensiones, depósitos y seguros de ahorro. La circular inicial solo se podía aplicar a productos supervisados directamente por la CNMV, como los estructurados.

La mala noticia es que el denominado semáforo del riesgo vuelve a retrasarse. Estará a consulta hasta el martes 16 de junio, después deberá ser enviado al Consejo de Estado y, posteriormente, aprobado. En su actual redacción, el borrador estipula tres meses para su entrada en vigor y anticipa que cada uno de los supervisores financieros –Banco de España, la Dirección General de Seguros y la CNMV– podrán desarrollar sus propias normativas.

Elvira Rodríguez reconoció el pasado martes en el III Foro del Consejo, organizado por El País, KPMG, el IESE y Talengo, que el semáforo “se va a retrasar”.

Pero algunos bancos han tomado la delantera en este tema al poner en marcha una nueva política de información a los clientes. “Nos tenemos que esforzar en que los clientes siempre sepan lo que contratan”, señala el director global de Responsabilidad Corporativa y Reputación de BBVA, Antoni Ballabriga.

La entidad que preside Francisco González comenzó hace un año y medio a diseñar la nueva forma de informar a la clientela. Han destinado 10.000 horas a crear el programa solo en España y unas 60.000 en todo el mundo. BBVA complementa los áridos contratos con fichas denominadas ‘TCR’, siglas que se refieren a una comunicación transparente, clara y responsable. “La misión es que toda la información, la buena y la no tan buena, esté al mismo nivel”, explica el director global de Responsabilidad Corporativa de BBVA.

Hay 20 categorías de productos, y en estas no solo se incluyen los productos de inversión, sino préstamos, hipotecas, depósitos... En total, hay más de 130 fichas. “El 90% de la oferta a los clientes minoristas en oficinas lleva ya su ficha”, añade Antoni Ballabriga.

En España, desde finales del año pasado, están usándose estos documentos, que incluyen en los productos de inversión una escala de riesgo del 1 al 7, y no solo en los fondos en los que es obligatoria, sino también en otros productos de inversión, como los planes de pensiones. La posición de ese termómetro del riesgo, en este caso con distintas gradaciones de azul, se sitúa en la primera línea de la ficha que se entrega al cliente y además se especifican las comisiones y la rentabilidad histórica.

En la web, los productos de inversión están categorizados, en este caso sí, por distintos colores. Por ejemplo, informarse sobre fondos de pensiones implica seleccionar un tramo de edad en la página en internet de BBVA. Después, hay que elegir entre tres opciones que van ligadas a tres colores –conversador, con fondo azul, moderado (naranja) y decidido (fucsia)– (véase imagen), que abren la puerta a varios productos, cada uno con su propia ficha y su escala de riesgo. BBVA, que ha puesto en marcha el plan en EE UU y México en el primer trimestre del año, y en Latinoamérica está en pleno despliegue de la fórmula, ha tomado otra decisión.

En el comité que decide los nuevos productos se han introducido dos nuevas variables. Primera, si no hay ficha, no hay producto. Y, segunda, a la hora de lanzar un producto se tienen en cuenta los riesgos reputaciones que pueda tener.

La CNMV aumentará su poder

La segunda edición de la directiva creada para proteger a los pequeños inversores (Mifid 2), que debe ser traspuesta antes de enero de 2017, da poderes casi absolutos a la CNMV, que podrá “suspender la comercialización o venta de instrumentos financieros o de depósitos estructurados en determinadas circunstancias”. Con o sin semáforo.

Al margen del semáforo español de riesgos que ahora pilota Economía, que ha pasado de cinco colores a siete y, según la última versión, a los actuales ocho (véase imagen), existe una propuesta de reglamento europeo sobre un documento de información fundamental para determinados instrumentos de inversión dirigidos a minoristas. Cuando la CNMV presentó su primera versión del semáforo, allá por septiembre del año pasado, estimaba que la aplicación de esta normativa europea podría tener lugar a finales de 2016. Los detalles de la presentación y contenido de cada uno de los elementos de información del documento previsto están en proceso de diseño. Desde las entidades financieras se defiende que no tiene sentido que España ponga en marcha su propio sistema de clasificación, al margen de la normativa europea. En su momento, la CNMV defendió que la adopción de su semáforo con carácter previo a la aplicación del reglamento europeo supondría “adelantar la mejora de la transparencia informativa que se deriva de esta regulación, en línea con la iniciativa adoptada en otras jurisdicciones”. Está por ver cuándo el semáforo español es una realidad.

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