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Rajoy se la juega en Grecia

Berlín no para de gruñir, pero Rajoy es quien más se juega en la crisis de Grecia. A pesar de ello, el Gobierno español parece ausente de unas negociaciones que, según como concluyan, pueden salirle por un ojo de la cara. Política y financieramente.

La tremenda batalla sobre el rescate de Grecia se está librando en reuniones y minicumbres en las que a menudo el Gobierno español brilla por su ausencia. Unas veces porque no pertenece al foro en el que se desarrollan, como en la cumbre del G-7 de ayer y anteayer. Otras, porque no se le convoca, como en las citas restringidas que la canciller alemana y el presidente francés celebran con los líderes de la troika (CE, BCEy FMI). O porque ha sido desalojado del sanedrín de la institución implicada (como en el caso del BCE) o porque su representante en ella no pinta demasiado en el tema griego (como Miguel Arias Cañete en la Comisión).

Rajoy tendrá mañana y pasado la oportunidad de enmendar esta situación porque el regateo sobre Grecia se traslada a la cumbre UE-Latinoamérica que se celebra en Bruselas y en la que el Gobierno español (además del portugués) puede reivindicar el papel de anfitrión por excelencia.

Pero no es seguro que el presidente del Gobierno español reclame protagonismo en unas negociaciones que, al menos oficialmente, observa con cierta indiferencia porque está convencido de que la decisión final se aprobará en el Eurogrupo (ministros de Economía de la zona euro).

El Eurogrupo, or supuesto, tiene la última palabra. Pero la decisión puede llegar tan aliñada y cocinada por Merkel, Juncker, Draghi, Lagarde y compañía que el ministro español, Luis de Guindos, sólo podrá decir que sí. Y cruzar los dedos, acto seguido, para que el conflicto con Atenas no se resuelva en detrimento de las arcas españolas y del PP, que se juegan en esta crisis bastante más que Merkel.

Factura muy abultada

A Alemania, por ahora, la crisis de la zona euro no le ha costado ni un céntimo. Al revés, ha obtenido beneficios multimillonarios gracias a la caída histórica de los tipos de interés del bono alemán, convertido en refugio de los inversores.

A España, en cambio, se le disparó la prima de riesgo y tuvo que pagar altos rendimientos justo cuando necesitaba más financiación para hacer frente a la crisis bancaria. En el peor momento, además, tuvo que prestar 6.650 millones de euros a Atenas como parte del primer rescate de ese país (2010-2012).

Berlin contribuyó con 15.165 millones de euros a ese primer rescate. Pero además de obtenerlos muy baratos en el mercado, con ese dinero salvó a la banca alemana que, de manera irresponsable, había financiado durante años al Estado griego. Lo mismo puede decirse de Francia. De los 240.000 millones prestados a Grecia, el 75%, o sea, 180.000 millones, se han destinado a pagar los acreedores, en particular, bancos franceses, alemanes y griegos.

La banca española, en cambio, no se jugaba casi nada en el mercado griego, pero el contribuyente español se expone ahora a pérdidas cuantiosas. En total, sumados los avales del segundo rescate, el impacto para las cuentas españolas podría rondar casi los tres puntos de PIB. Y peor aún: de manera inmediata, se dispararían los costes de financiación del Tesoro como consecuencia de la inestabilidad.

El panorama político también es mucho más aciago para Rajoy que para la canciller alemana. Angela Merkel cuenta con el respaldo de una gran coalición de populares y socialistas que, en caso de debacle, permitiría sobrevivir al Gobierno. La historia juzgará muy duro a Merkel si la crisis griega acaba mal y revienta el euro. Pero la condena sería a largo plazo. Para Rajoy, el castigo puede ser mucho más inmediato.

Rajoy ha sufrido tres batacazos electorales en un año (europeas, andaluzas y locales) y los socialistas de Pedro Sánchez, al menos de momento, descartan cualquier alianza con el PP.

A menos de seis meses de las generales, el desenlace de la crisis griega puede tener una tremenda repercusión en las posibilidades de reelección del actual presidente del Gobierno.

Si Atenas logra un acuerdo ventajoso con el resto de la zona euro, la oposición, con Podemos al frente, reprochará a Rajoy no haber plantado cara a Bruselas como Syriza.

Si las negociaciones entre el Gobierno de Alexis Tsipras y la troika se rompen y Grecia suspende pagos, el efecto contagio podría frustrar la recuperación de la economía española, la baza electoral que pretende jugar Rajoy a final de año.

El único escenario que podría rentabilizar el PP español sería un acuerdo que prolongue el rescate de Grecia y que fuerce a Atenas a adoptar medidas muy impopulares, como un corralito para frenar la fuga de depósitos. En ese caso, nadie se atrevería a invocar el precedente de Syriza como solución para España.

Pase lo que pase, Rajoy se verá afectado, para bien o para mal, aunque su pasividad sugiera lo contrario.

Foto: Bille Mâchée, obra de Elodie Antoine, en la galería Aeroplastics de Bruselas (B. dM., 28-2-2015).

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