Sacyr irá a por obras y concesiones de gran calado tras vender Testa
Las prioridades son invertir en concesiones y buscar proyectos de volumen en obra civil e industrial
Sacyr elude atar sus decisiones a un plan estratégico rígido, pero la desinversión en Testa va a merecer mañana la presentación de un programa de actuaciones a cinco años vista que sirva de guía a los inversores y a la propia compañía. El presidente del grupo, Manuel Manrique, tiene previsto aprovechar la celebración de la junta de accionistas para adelantar el destino de los 1.793 millones captados por la venta de la patrimonialista a Merlin Properties.
La operación, cerrada en la noche del lunes al martes, dispara la caja de Sacyr en la citada cantidad y reduce su deuda de 6.388 millones en una cuarta parte (1.688 millones). Mejora notablemente el balance de la compañía, que dice haber cerrado el capítulo de desinversiones y busca volver a la primera división del negocio de las infraestructuras con grandes proyectos. Fuentes solventes apuntan que la intención es invertir en nuevas concesiones, dando un impulso definitivo a una división que trata de rearmar desde la desinversión en Itínere.
La apuesta por autopistas desde la fase de diseño (greenfield) lleva aparejado trabajo para la constructora, a la que se pretende situar en la pugna por contratos de gran calado, donde se ve a rivales como ACS, OHL o Ferrovial, y en mercados tan exigentes como EE UU. En construcción industrial Sacyr va a incidir en Oriente Medio o en México. Y para la pata de servicios, representada por la división Valoriza, se afrontará la salida al exterior, donde tiene experiencia a través de las filiales de gestión del agua.
Los bancos y el crédito por Repsol
Testa, junto a Valoriza y las acciones de Repsol, garantizan el crédito de Sacyr por su paquete en la petrolera. La venta de la patrimonialista abre paso a una posible amortización de deuda por Repsol con parte del capital captado. Sacyr tendrá que negociar con sus bancos acreedores.
‘Operación salida’
La decisión de Sacyr de abandonar el mercado inmobiliario ha sido llevada hasta las últimas consecuencias con la venta de Testa, a la que la empresa había pegado importantes mordiscos a medida que iba necesitando liquidez. En 2013 se desprendió de edificios en Miami y en París. El pase de página parece definitivo y las fuentes consultadas comentan que no entra en los planes inmediatos rearmar una nueva división para gestionar patimonio inmobiliario. Sacyr no repetirá la jugada en que lanzó Sacyr Concesiones el día siguiente de hacer caja con Itínere.
El equipo de Testa que encabeza Fernando Lacadena, ex director financiero de Sacyr, se queda de momento en la patrimonialista como respuesta a que Sacyr sigue siendo primer accionista con el 75% del capital. Conforme se vaya avanzando en el traspaso a Merlin Properties, habrá que ver el destino del personal, aunque, dada su experiencia de gestores inmobiliarios, es más que previsible que abandonen el entorno de Sacyr para quedarse en Testa con Merlin, cuyo personal tiene perfil más financiero.
La noticia de que Sacyr vuelve a sus inicios enfocando la actividad hacia las infraestructuras y servicios es tan positiva como el saneamiento del balance. La acción del grupo de construcción ganó ayer un 4,36%, hata los 3,75 euros.
Sin embargo, Testa es desde hace años el motor de ebitda y beneficio del grupo que preside Manuel Manrique. Sacyr deberá demostrar ahora que es capaz de sustituir este generador de rendimiento con su apuesta por las concesiones, donde los márgenes también multiplican hasta por diez los de construcción. Sacyr Concesiones, aún con numerosas autopistas en rampa de lanzamiento, presenta un margen bruto de explotación del 67%, mientras el ratio es del 6,1% en Sacyr Constrrucción (la media del grupo es del 13%). Sin embargo, la apuesta por esta última también es estratégica al constitutirse como principal fuente de ingresos.
El salvavidas durante la crisis
Sacyr llevó a cabo en abril del año pasado una ampliación de capital y una emisión de obligaciones convertibles, con lo que obtuvo 416 millones para tratar de reforzarse en concesiones de infraestructuras y construcción industrial. A estos procesos se unieron desinversiones puntuales en distintos activos, por las que Sacyr consiguió rebajar la deuda neta en 376 millones. La operación de Testa multiplica tanto la obtención de caja como el recorte de deuda obtenido el año pasado.
La salida del negocio inmobiliario tuvo como hito más significativo el pasado ejercicio un pacto con la Sareb por el que se cancelaron 700 millones de euros de deuda asociada a Vallehermoso. Con ese paso se dio por concluido el proceso de desinversión en promoción y ahora, con la venta de Testa, Sacyr abandona la explotación de edificios en alquiler.
Testa aportó 188 millones a la facturación de 2.900 millones de Sacyr, y 146 millones a un ebitda global de 382 millones. Durante toda la crisis se ha tratado de la división más estable del grupo gracias al alquiler de oficinas. Incluso en 2014, con la empresa estabilizada, fue la división que generó más ebitda en la compañía, con un 75% de margen. Construcción aportó 104 millones, Concesiones sumó 77 millones y Servicios, 72 millones. El beneficio neto de la patrimonialista alcanzó los 72,6 millones, que dejó a Sacyr en ganancias el año pasado.
El valor bruto de los activos (GAV) de Testa era de 3.180 millones, lo que arrojaba unas plusvalías implícitas de 1.054 millones.