Merkel asume la negociación con Grecia para calmar al G-7 y a los mercados
La zona euro ultimaba ayer una nueva oferta para Grecia que pretende desbloquear las negociaciones sobre el rescate de ese país. El plan aspira a prolongar, por tercera vez, el rescate, llamado a expirar el próximo 30 de junio. El acuerdo, según fuentes europeas, permitiría a Atenas recibir fondos este mismo mes para saldar sus vencimientos de deuda más inminentes con el FMI (1.500 millones de euros en junio). Y seguir durante varios meses bajo el paraguas de la zona euro para poder hacer frente a los voluminosos vencimientos de bonos que llegarán en julio y agosto (6.700 millones de euros en total).
El primer ministro griego, Alexis Tsipras, viaja hoy a Bruselas para reunirse con el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, el del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, y representantes del Banco Central Europeo y del Fondo Monetario Internacional (FMI) en un intento de acercar posturas sobre las reformas que la UE exige a Atenas para desbloquear ayuda del rescate, según ha informado Europa Press.
La canciller alemana parece dispuesta hacer todo lo posible para evitar un encontronazo a cuenta de Grecia con el presidente de EE UU, Barack Obama
En todo caso, la propuesta europea, impulsada por Berlín, ha sonado a ultimátum, toda vez que Atenas debe pagar este mismo viernes los primeros 300 millones de euros al FMI y no parece contar con recursos muy holgados para hacerlo. Pero el Gobierno de Alexis Tsipras intentó darle la vuelta y aseguró que ya ha presentado su propio plan de reformas, sin recorte de pensiones ni ajustes presupuestarios tan exigentes como quiere la troika, y que no pagará el viernes al FMI si la zona euro no da antes su luz verde política a nuevos desembolsos del rescate.
Los dos ultimátums se cruzaron así tras una minicumbre de emergencia celebrada la noche del lunes en Berlín. La canciller alemana, Angela Merkel, asumió en esa cita el liderazgo de las negociaciones sobre el rescate de Grecia, tras semanas de discrepancias en la troika y de falta de avances con Atenas. La irrupción de Merkel ha desplazado momentáneamente tanto a los ministros de Economía de la zona euro (Eurogrupo) como a los comisarios europeos de Economía. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que no fue convocado a Berlín, advirtió ayer que a pesar de la reunión berlinesa “parece poco probable que se pueda alcanzar un acuerdo definitivo esta semana”.
La propuesta europea, impulsada por Berlín, suena a ultimátum, toda vez que Atenas debe pagar este mismo viernes los primeros 300 millones de euros al FMI y no parece contar con recursos muy holgados para hacerlo
Lo cierto, sin embargo, es que la entrada en escena de Merkel, largamente demandada por Atenas, parece haber dado un impulso decisivo a unas negociaciones que inquietan a los mercados a ambos lados del Atlántico. La presión de EE UU para que Berlín resuelva de una vez la crisis griega se ha redoblado. Ayer mismo, un representante de la Reserva Federal estadounidense advirtió sobre la inestabilidad que genera la crisis griega y del riesgo de que se produzca un percance grave. Y, previsiblemente, Washington subirá el tono con vistas a la cumbre del G-7 del próximo domingo y lunes en Schloss Elmau, al sur de Múnich, bajo presidencia de Angela Merkel. La canciller alemana parece dispuesta hacer todo lo posible para evitar un encontronazo a cuenta de Grecia con el presidente de EE UU, Barack Obama, como el sufrido en 2011 durante el G-20 de Cannes. Después de aquel encuentro, fuentes francesas describieron a una canciller al borde de las lágrimas ante el enfado de Obama por la incapacidad de la zona euro para resolver la crisis griega.
Tres años y medio después de aquel choque, Merkel intenta llegar a la cita del G-7 al menos con un acuerdo político provisional que garantice que Atenas no suspenderá pagos. Para lograrlo, el lunes por la noche convocó en Berlín, en una cita mantenida en secreto hasta el último momento, al presidente del BCE, Mario Draghi, y a la directora-gerente del FMI, Christine Lagarde. A la reunión asistieron también el presidente francés, François Hollande, y el presidente de la Comisión Europea, que ya se encontraban por otro motivo en la capital alemana.
La reunión, según fuentes europeas, permitió zanjar, al menos de momento, las discrepancias de la troika. El FMI insistía en que la zona euro debe ofrecer una quita a Grecia si Atenas reduce a menos de la mitad el superávit primario previsto (hastamenos del 1% este año y al 1,5% en 2016). La zona euro no acepta esa posibilidad, pero pondrá a disposición de Atenas los recursos necesarios para garantizar al FMI que no se producirá un impago: 1.800 millones de euros del fondo de rescate, 10.900 millones del programa de recapitalización bancaria, y 1.900 millones de la compra de bonos griegos. Solo falta que el Gobierno griego cumpla su parte, lo cual ayer no estaba garantizado. Hasta el punto de que no se descarta una ruptura y la convocatoria de elecciones.