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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los motores del sector del automóvil

El plan PIVE ha vuelto a funcionar –y lo ha hecho de forma inmediata– como impulsor de las matriculaciones de coches en España. Pese a haber sido aprobado el pasado 15 de mayo, los 225 millones de euros de dotación de la edición número ocho de estas ayudas públicas han permitido cerrar ese mes con algo más de 94.000 unidades comercializadas, la mejor cifra en cinco años y un 14% más que en el mismo periodo de 2014. Desde principios de año, el mercado acumula ya casi 450.000 matriculaciones, lo que ha obligado a fabricantes, concesionarios y vendedores a revisar al alza sus previsiones y a estimar que en 2015 podría superarse la barrera psicológica del millón de unidades. De cumplirse ese objetivo, la industria del automóvil volvería a situarse en España en los parámetros previos al estallido de la crisis económica.

El repunte de matriculaciones se ha registrado en todos los canales: tanto para particulares, como para empresas y alquileres, aunque respecto a los primeros las previsiones de los concesionarios eran ligeramente superiores, porque contaban con que el plan estuviese en vigor todo el mes de mayo. En cualquier caso, la radiografía que dibujan estas cifras es la de un mercado que recupera poco a poco la normalidad y deja atrás los largos años de hibernación de la crisis. Unos años en los que la demanda se redujo de forma drástica y el envejecimiento del parque automovilístico español ha acusado de forma evidente los vientos de la austeridad. Pese al efecto innegable que han tenido los distintos planes PIVE, las razones que explican las cifras con las que la industria española aspira a cerrar el año van más allá de unas ayudas públicas que no son ni pueden aspirar a ser un soporte estructural para el sector.

Así, la mejora del clima económico se está dejando sentir de forma creciente en los patrones de consumo de las familias y en las expectativas de inversión de las empresas en todos los segmentos, también en el del motor. El buen comportamiento del empleo, la reapertura de los canales de crédito y la mayor confianza en el futuro tiene mucho que ver con la recuperación de un mercado cuyas buenas perspectivas se irán consolidando al tiempo que lo hagan las de la propia economía. No hay que olvidar que la compra de un automóvil constituye, especialmente en el caso de los particulares, una decisión seria y meditada y no una inversión realizada por impulso. Precisamente por ello, el mejor plan de ayudas para la industria del motor en España es una política económica eficaz, que facilite la creación de empleo y permita tanto a las familias como a las pequeñas empresas dedicar cada vez más recursos económicos tanto a la inversión como al consumo.

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