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La quiniela de Guindos

En las próximas semanas se resolverá el enigma sobre el futuro de Luis de Guindos. Aunque el ministro español de Economía no alberga dudas sobre su traslado a Bruselas para presidir el Eurogrupo, los flecos de la negociación pueden todavía deparar diferentes resultados.

Victoria del Ajax (deseable para Holanda, pero improbable)

Los ministros de Economía de la zona euro ignoran olímpicamente las aspiraciones de España y renuevan el mandato del actual presidente, el ministro holandés Jeroen Dijsselbloem.

Goleada española (soñada por el ministro español)

Nadie, ni siquiera Dijsselbloem, se presenta al puesto de presidente del Eurogrupo, así que los ministros eligen al único candidato que se ha ofrecido por ahora: Luis de Guindos.

Por penalties (improbable)

Dijsselbloem se presenta a la reelección y los ministros se ven obligados a elegir (por mayoría simple) entre el holandés y el español. En ese caso, jugarían factores ideológicos (Dijsselbloem es socialista, De Guindos, popular), geográficos (norte-sur) y filias y fobias (el holandés podría ser rechazados por países rescatados como Grecia o Chipre; y el español no cuenta con demasiados amigos en los países bálticos).

Prórroga y cambio (lo má probable)

Ni para uno ni para otro. O para los dos, más bien. Es el escenario más enrevesado así que, en la más pura tradición bruselense, el más probable.

En este caso, se podría reelegir a Dijsselbloem, para demostrarle la confianza de sus colegas, pero con fecha de caducidad. Guindos le sustituiría en cuanto el Eurogrupo "cambie de naturaleza", término con que se refieren los diplomáticos a los cambios que previsiblemente se introducirán en ese foro durante los próximos meses.

Se espera que, sin llegar a convertir al Eurogrupo en una nueva institución, la reunión de ministros de Economía adquiera un carácter más formal, con una presidencia "estable" y ocupada por alguien que ya no sea ministro en ejercicio. Los cambios podrían entrar en vigor en otoño, justo a tiempo para que Guindos concluya la legislatura como ministro.

El modelo a seguir, para bien y para mal, es el de la presidencia del Consejo Europeo (ocupada ahora por el exprimer ministro polaco Donald Tusk).

Para bien del elegido, porque su puesto pasa a depender del presupuesto europeo, en el que ese tipo de cargos se cotizan a casi 300.000 euros al año. Para mal, porque sus funciones se resumirán a poco más que preparar las reuniones, dar los turnos de palabra y leer un comunicado al final de los encuentros. Sin poderes ejecutivos reales y con poco margen político para asumir protagonismo.

Tradición colchonera (temible, para Guindos)

De Guindos deja de ser ministro, pero no logra hacerse con la presidencia del Eurogrupo. Dijsselbloem o cualquier otro se hace con el cargo. De Guindos se hace dos preguntas: ¿por qué presenté mi candidatura? y ¿ahora qué hago?

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