La banca compite en todo el mercado
Superada la crisis financiera, capitalizados los bancos, retocada la capacidad industrial instalada, reducido drásticamente el número de entidades, vuelve la competencia directa por el negocio. Tenía lógica que durante unos cuantos años las entidades fuesen muy cautelosas en la evolución del crédito, limitándose a concederlo allí donde había un demandante muy solvente. Pero ha llegado el momento de retomar la concesión de nuevos préstamos para evitar una contracción excesiva de la cartera del activo, que es la que sujeta por encima de todo el negocio bancario. Y llegado este momento, con tipos de interés planos y los márgenes del negocio muy estrechados, y con exigencias de capital más elevadas que nunca, la banca busca afanosamente nuevas fórmulas para ganar cuota de mercado tanto en la captación de recursos como en la colocación de su inversión. Y han sido las entidades más fuertes del mercado las que han abierto las hostilidades para capturar clientela con la máxima vinculación posible: Santander importando fórmulas exitosas de otros mercados en la captación de pasivo y BBVA con rebajas desacostumbradas en los diferenciales aplicados a sus créditos hipotecarios. Toda la banca debe acostumbrarse a trabajar con menos holgura en sus cuentas, pero sobre todo a evitar poner en riesgo sus fundamentales.