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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Los bonos ponen en alerta al mercado

El viento ha cambiado de sentido en el mercado de bonos esta semana, y ha encendido todas las alarmas sobre la posibilidad del fin del ciclo alcista en sus precios y bajista en sus rentabilidades. En todo caso, el giro ha sido tan poco duradero como espasmódico, y pocos en las mesas de operaciones dan por finiquitado el escenario de tipos cero, aunque cada vez más señales así lo apuntaban. En el curso de una semana los tipos de interés de largo plazo medidos por los bonos a diez años han pasado del 0,16% al 0,7% en Alemania; del 1,18% al 1,9% en España; y del 1,9% al 2,2% en Estados Unidos. Los inversores han manejado la posibilidad de que bonos muy cercanos al 0% y en los que en muchos plazos debían pagar por aparcar su dinero no era sostenible por más tiempo, y han optado por subir tipos y bajar precios. Motivos, aunque no plenamente justificados, había.

En primer lugar, el siempre temido horizonte de subida de tipos de Estados Unidos estimula el movimiento de precaución entre los operadores, por muy alejada que esté tal posibilidad ante el fortalecimiento del dólar, frente al euro especialmente. Además, las expectativas de crecimiento en Europa han cambiado en las últimas semanas y el ruido acerca de un acortamiento del programa de compras del BCE de deuda europea se ha movilizado.

No obstante, el mercado ayer volvió sobre sus pasos, tanto en la deuda como en las Bolsas y las dividas, y todo parece haber quedado en una corrección de lo que podían considerarse excesos en el mercado de bonos, o en una operación de calculada recuperación de plusvalías para quienes habían apostado en tal sentido en el corto plazo.

La doctrina más profesional sigue considerando que no hay condiciones aún ni para subir los tipos en Estados Unidos, ni mucho menos para interrumpir la expansión cuantitativa en Europa por que haya sobrevenido un sorpasso en el crecimiento de la economía. Pero seguramente las aguas, cuando regresen a su cauce, no ocupen el mismo hasta sus márgenes, y los bonos alemanes no apuren hasta el valor negativo, ni el bono español se acerque tanto al 1%, valores ambos propios de situaciones excepcionales.

En todo caso, la agitación ha servido para alertar a todos los agentes económicos de la situación y el devenir del mercado. Las Bolsas han encajado el golpe, con un ajuste severo de precios en los valores con altos grados de endeudamiento, y los inversores parecen más advertidos de que los niveles actuales de precios, tal como ha comentado la Reserva Federal, podrían no estar del todo justificados. Si no hay riesgo inminente de inflación, y es mediocre el crecimiento, tiene poca explicación una subida de tipos de interés, al menos en Europa. Pero todo el mundo debe ir preparándose, porque algún día llegará, puesto que la única situación que no es del todo normal, es la actual.

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