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La caída de los hombres de negro

Bruselas confía en librarse pronto de Yanis Varoufakis. Pero el ministro griego de Finanzas sigue en el cargo y este jueves uno de los invitados estrella de la cumbre de la patronal europea en Bruselas y al día siguiente visitará Madrid. Mientras llega su presunta dimisión, algunos ya han caído de manera definitiva: los otrora temidos hombres de negro.

En solo tres meses, Varoufakis ha logrado desautorizar a la troika (CE, BCE y FMI) y acentuar las discrepancias entre sus miembros, además de hacer que la mayoría de los ministros de Economía de la zona euro pierdan los estribos.

Los funcionarios de la troika, que llegaron a dictar instrucciones a las más altas instancias de los países rescatados, aseguran que sólo cumplían órdenes. Pero como ya se ha visto otras veces, cuando surgen problemas, los responsables políticos pueden desentenderse de los tecnócratas de abajo.

Los ministros de Economía de la zona euro ya empiezan a achacar el fiasco griego a unos eurócratas a los que califican de arrogantes y prepotentes. Esos funcionarios, que antes sembraban el miedo en las capitales, ahora solo reciben desplantes y desprecios. Y la opinión pública ha empezado a ponerles cara, después de que los nombres de algunos de ellos fueran aireados en debates parlamentarios.

"En Atenas, los miembros de la Troika están arrinconados en un hotel. Nadie les recibe ni les da información. Y hay parlamentarios griegos que se pasan por el vestíbulo del hotel a insultarles y reprocharles su conducta", narraba a mediados de abril una fuente europea.

La situación parece haber mejorado ligeramente. Pero los hombres de negro, como los bautizó Cristóbal Montoro, difícilmente recuperarán el prestigio perdido y el grueso de las negociaciones se realiza ya fuera de Atenas.

La tensión en el seno de la troika, además, es evidente y los hombres del FMI parecen ser los primeros que arrojarán la toalla en Grecia.

La Comisión, de momento, ha salido en defensa de sus funcionarios. Pero, por si acaso, los eurócratas empiezan a resistirse a que ciertas decisiones lleven sólo su firma. Fuentes europeas aseguran que, desde hace un mes, los comisarios europeos (en particular, el de Economía, Pierre Moscovici) asumen ya la responsabilidad de las instrucciones dictadas a Atenas.

"La prueba del algodón va a estar a partir de julio, con el nuevo programa", señala un funcionario europeo crítico con los rescates. "¿Vamos a seguir pidiendo a Atenas medidas absurdas desde el punto de vista económico, pero que el Eurogrupo necesita como coartada para mantener la ficción del rescate?".

Parece difícil repetir la jugada porque el profesor griego ha desbaratado la estructura tecnocrática tras la que se escondían los políticos. Nadie se acuerda ya de los seis ministros de Economia que Grecia ha tenido desde que comenzó el rescate hace cinco años, pero el Eurogrupo nunca se olvidará de Varoufakis.

"La batalla contra la Troïka está ganada", resumía hace unos días Yves Bertoncini, director del Instituto Jacques Delors. "Se ganará porque no es un episodio satisfactorio ni glorioso desde el punto de vista político y democrático. Era un paréntesis".

Bertoncini advertía, sin embargo, que Atenas tiene por delante un reto mucho más duro e importante. "Es la lucha para que Grecia supere los últimos cuarenta años. Algunos hablan incluso de ¡los últimos cuatrocientos años!". Si los deseos de Bruselas y Berlín se cumplen, Varoufakis no librará esa batalla como ministro. Pero los hombres de negro, tal y como se les conocía, tampoco.

Foto: obra de la artista Elodie Antoine, en la galería Aeroplastics de Bruselas (B. dM., 28 de febrero de 2015).

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