Quién gana y quién pierde con los tipos en mínimos históricos
Centésima a centésima en un goteo incesante, el Euribor sigue marcando mínimos. En referencias a corto plazo, a un mes y a tres meses, ya cotiza en negativo, mientras que en referencias a más largo plazo, como ocurre con el Euribor a 12 meses sigue marcando mínimos históricos, del 0,171% este pasado lunes 27 de abril. Gracias a ello, los que tengan financiación presente y futura verán como pagan menos generando más dinero para otros proyectos o consumo.
La cara positiva
Este es lado positivo de los tipos bajos, pero que por desgracia se notan más en los que ya tienen financiación concedida hace años –especialmente hipotecas- que los que la obtienen nueva. Las diferencias son pequeñas –alrededor del 0,25%- ya que los tipos de referencia del año pasado ya eran bajos, pero positivas. Peor lo tienen los que obtengan nuevos préstamos, esencialmente hipotecarios. Los diferenciales aunque han bajado siguen siendo altos, y si consiguen un préstamo con los tipos actuales, deben saber que más pronto que tarde, cuando el Euribor suba, tendrán cuotas superiores, por lo que deberán tener margen suficiente para afrontarla.
Las bajadas en otros productos tienen menos riesgo, como sucede en préstamos consumo o préstamos empresariales, pero siempre, sujetos a unos duros parámetros de concesión.
La cara negativa
A la espera de esta apertura mayor del crédito uno de los riesgos más importantes en los tipos bajos está en no valorar correctamente la rentabilidad de los productos en los que invierte. Con el dinero barato se pueden escoger productos poco rentables que pueden llevar a pérdidas tan pronto suban los tipos de interés.
La cara perjudicial está principalmente en los inversores. Tanto para los inversores privados como para los institucionales. Los primeros están viendo cómo los productos tradicionales de ahorro, principalmente cuentas remuneradas y depósitos, no dejan de recortar la rentabilidad. Con ello se generan dos efectos negativos. Por un lado que se desincentive el ahorro y que se desista a utilizar estos productos, que aunque poca, dan remuneración segura al ahorrador. Por otro que se mueva el dinero a otros productos, con apariencia de seguros pero que no lo son tanto, desde fondos de inversión, depósitos estructurados o seguros de ahorro.
Para las grandes empresas, que manejan gran cantidad de liquidez en productos seguros como Deuda del Estado, el riesgo es muy importante. Las ganancias que consiguen con estas inversiones puede convertirse en pérdidas con los tipos negativos de muchos productos con pocas soluciones. Estas empresas están obligadas a tener grandes cifras en liquidez para poder hacer frente a contingencias, consiguiendo buena parte de sus ingresos de la rentabilidad que consigan. Si en lugar de ellos, con tipos negativos, se generan pérdidas, tendrán grandes problemas de rentabilidad y las más pequeñas de viabilidad.