Mayweather se lleva a los puntos el combate del siglo
Mayweather Jr. se lleva por unanimidad el duelo entre los púgiles El americano y Pacquiao manejan sus millonarias carreras con criterio empresarial y sin intermediarios
No fue una pelea espectacular, ni el espectáculo grandioso que se preveía. Pero al final, Floyd Mayweather Jr. mantiene su condición de invicto sobre el ring y se sitúa a un combate del mítico Tocky Marciano tras vencer a los puntos (pero por decisión unánime de los tres árbitros) frente al filipino Manny Pacman Pacquiao. Lo que muchos vislumbraban tras ver el choque era un combate nulo
'Money' conectó el 34% de los golpes que lanzó (148 de 435), los más claros a la contra, mientras que Pacquiao sólo el 17% (81 de 429), una producción ínfima para su historia. Algo que se repitió en los jabs (25% a 9%) y en los directos (48% a 27%).
Fue bautizado como el combate del siglo, el más esperado en décadas. Y también fue la cita deportiva con mayor impacto económico de la historia. La pelea entre el estadounidense Floyd Mayweather Jr., de 38 años, y el filipino Manny Pacquiao, de 36 años, que celebrada anoche en Las Vegas, ha generado unas cifras nunca vistas y ha puesto en el foco la industria del boxeo, una máquina de hacer dinero.
Mayweather y Pacquiao son mucho más que de dos estrellas del deporte. Funcionan como empresas que, al menos una vez al año, se ponen los guantes y suben al ring. Ambos se han garantizado un fondo común de 400 millones de dólares por esta pelea, a dividir al 60% para el americano y al 40% para el filipino. El secreto no es otro que un modelo de gestión de carrera, digna de estudio de una escuela de negocios, sin intermediarios y a través de sus propias empresas. En el caso de Pacquiao existe un matiz, al tener una alianza con la gran promotora del boxeo, Top Rank: “El boxeo no puedes analizarlo desde una perspectiva deportiva”. Lo explica Miguel Ángel de Pablos, secretario internacional del Consejo Mundial de Boxeo y fundador de la promotora Maravillabox. Es el español que mejor conoce los detalles de la industria estadounidense del boxeo, fruto de gestionar la carrera del púgil hispanoargentino Sergio Maravilla Martínez.
El momento deportivo de los boxeadores que se enfrentan este fin de semana no es el más atractivo, pero, como reconoce De Pablos, “era ahora o nunca. Hace cinco años estaban deportivamente mucho mejor, pero no hubiesen generado ni la mitad de dinero que ahora”. La estrategia es la misma que la de cualquier negocio: un plan a medio plazo, en el que ambos púgiles diseñan sus caminos, aumentan sus cachés y alimentan la rivalidad, hasta llegar al deseado combate.
La eliminación de terceros les permite garantizarse que casi todos los ingresos que genere la pelea irán a sus bolsillos. La mayoría proceden de las televisiones: HBO y Showtime son rivales en la explotación del boxeo en EE UU. La primera tiene un contrato con Pacquiao y la segunda, con Mayweather. Ambas tuvieron que aliarse para hacer posible la pelea, en la que actúan como avalistas: han garantizado 300 millones de dólares a los púgiles, gracias a los 90 dólares que pagará cada uno de los más de tres millones de espectadores que, confían, compren la velada. Si recaudan más, se lo repartirán con los operadores de cable. Si no llegan a lo avalado, tendrán que asumir la diferencia. Los boxeadores cobrarán a través de sus empresas: “Aquí el combate generaría un problema fiscal, porque cobrarán como impuesto de sociedades, no IRPF. Allí no se discute”, relata De Pablos.
Las cerveceras, en el ring
Las dos marcas de cerveza más habituales en el patrocinio del boxeo, y las más populares entre la afición hispana, Tecate y Corona, también libraron su pelea. Los organizadores establecieron una subasta para maximizar la recaudación y decidir cuál de las dos patrocinaría el combate. Tecate, con 5,6 millones de dólares, ganó por KO a Corona, que ofertó 5,2.
Entradas vía ‘brokers’
La otra gran fuente de negocio es la venta de entradas. La capacidad del pabellón del hotel MGM Grand de Las Vegas, 17.000 espectadores, no parece, a priori, la más adecuada dada la demanda generada. Sin embargo, se calcula una recaudación de 74 millones de dólares en taquilla, también a repartir entre los boxeadores, a pesar de que solo 500 localidades han salido a la venta. El resto, de reventa. “En EE UU es legal. Cada estado fija por ley las entradas que hay que poner en taquilla de forma obligatoria. El resto puede ir a taquilla o a mercado secundario, donde aparece la figura de los brokers, que pujan por paquetes de entradas con un sobreprecio de más de un 30%. Y luego ellos las venden al precio que estimen”, comenta el promotor español. De ahí que el coste medio de una entrada haya llegado a 11.000 dólares, por encima de la Superbowl o de la final del Mundial de fútbol. Patrocinios, derechos internacionales y la recaudación en bares y cines también va a la bolsa común.
La honda cultura del boxeo en EE UU además de la gran comunidad latina explican el tirón de este deporte, pero como reconoce De Pablos, “el boxeo es la excusa para todo lo demás”. O lo que es lo mismo, el negocio que genera el hotel que acoge la pelea: completo, tras multiplicar por cuatro el precio de sus cerca de 7.000 habitaciones, en las que se retransmite el combate con un sobreprecio. “Es consumo 24 horas. La ciudad está tomada desde hace días y es el estado el que se beneficia vía impuestos”, cuenta De Pablos.
El resultado: Mayweather es el deportista más rico del mundo, ingresa cada año más de 100 millones de dólares (90 millones de euros). Pacquiao, el undécimo. Y Las Vegas, a reventar.