El mito del toro atrae cada vez a más turistas
Millones de personas acuden a los Sanfermines, corridas, capeas y festejos donde el folclore acompaña a los astados.
Con o sin mantón de Manila, los españoles van a los toros y los extranjeros parece ser que cada vez más. Guste o no, el mundo de la tauromaquia está unido a la cultura y folclore tradicional español y su singularidad atrae a turistas de todo el mundo, aunque solo sea porque son pocos los países que cuentan con este tipo de espectáculo, por cierto, el segundo de España en público, solo por detrás del fútbol.
Pese a los detractores, ha sido tema de grandes películas desde que el cine es cine –Sangre y arena (la más versionada) y otra multitud de filmes españoles (con tonadillera y torero de por medio)– y aliento de artistas de la talla de Goya o Picasso y de literatos de todos los tiempos y procedencias, entre ellos, Ernest Hemingway, que hizo un gran favor a Pamplona poniendo, en su novela Fiesta, los sanfermines en el mapa.
“Creo que los toros es la fiesta más culta del mundo”, llegó a proclamar Federico García Lorca, un gran aficionado a lo taurino.
San Fermín, a la cabeza, pero también las corridas, muy vinculadas a los festejos populares, ya forman parte de paquetes turísticos, entre ellos los cruceros, y ahora, las rutas del toro. Un atractivo para las regiones con las dehesas más privilegiadas para la cría de los toros de lidia. Desde 2013, la tauromaquia es Patrimonio Histórico Cultural.
Muchos cruceros que llegan a España ya incluyen la entrada a una corrida de toros
Dice José Luis Iniesta, presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia y propietario de ganaderías, entre ellas Los Espartales (Extremadura), que cada vez es más habitual que los cruceristas extranjeros que desembarcan en Málaga traigan debajo del brazo la entrada para una corrida de toros, como ocurre con los turistas chinos cuando acuden al campo del FC Barcelona o del Real Madrid a deleitarse con un partido de fútbol.
Y es que actualmente unas 24 millones de personas, españolas y de todo el mundo, asisten cada año a los más de 15.000 festejos taurinos que hay en España, según recoge un estudio del doctor en Economía y profesor de la Universidad de Extremadura Juan Medina. Se podría decir que casi no hay pueblo español donde los toros no sean los protagonistas de la fiesta y un fenómeno de masas.
San Fermín es, por excelencia, el festejo taurino que más turistas atrae de todo el mundo. Norteamericanos, franceses y australianos son los principales adeptos a los sanfermines de Pamplona, que, como decía Hemingway, “es el único espectáculo capaz de hacer que uno se levante a las cinco de la mañana varios días seguidos”.
Nueve días dura esta fiesta, que abarrota la plaza de toros a diario y que sobre todo se desarrolla en las calles de la ciudad. Algo muy nuestro y un imán para el aproximadamente millón de personas que acude todos los años a estos encierros, vigentes desde la Edad Media y que arrancan con el celebérrimo chupinazo –disparo hecho con un cohete y que señala el comienzo de la fiesta–, un acontecimiento en el que nadie quiere faltar a la tradición de vestir el traje blanco y alzar el pañuelo rojo. Es el famoso manto de pañuelos rojos.
Centenares de peñas, fiesta en la calle, comparsas,fuegos artificiales y grandes comidas (bacalao, pimientos, espárragos y el consomé, etcétera) regadas con vino son algunas de sus señas de identidad, pero también la procesión de San Fermín, los gigantes y cabezudos o el riau-riau (paseo por el casco viejo) y, ante todo, los encierros, corridos por casi 3.500 personas (en festivo) y que transcurren, entre otras, por las archiconocidas calles de la Estafeta, Santo Domingo o Telefónica en sus 800 metros de trayecto.
El Pobre de mí es el último acto oficial de los sanfermines: una despedida y el inicio de la cuenta atrás para los próximos.
Las corridas de toros, cuya temporada abarca de febrero a octubre, también les encantan a los extranjeros. Están ligadas a festejos populares, como la Feria de Abril (Sevilla), una de las más internacionales por su Feria de Farolillos.
Centenares de casetas donde se confunde el día y la noche tomando fino, bailando flamenco y viviendo el folclore típico español. Tampoco tiene nada que envidiar la de Málaga, muy visitada por cruceristas, por su ubicación, y donde los toros y los caballos, con sus mayorales, las tapas y el baile, son el eje. Esta ciudad acaba de abrir el Museo Taurino, el más grande de España.
La Magdalena en Alicante, las Fallas de Valencia, con un amplio cartel taurino; el Pilar de Zaragoza; la Semana Grande de Bilbao, que además cuenta con el tirón del Guggenheim, y la Feria de San Isidro madrileña, con Las Ventas como icono universal, son esenciales para entender por qué los españoles se negaron a prescindir de la figura del toro de Osborne que poblaba las carreteras españolas y lucía en la Puerta del Sol de Madrid.
Las dehesas, la cría y las rutas del toro de lidia
Extremadura es solo una de las comunidades autónomas que ha comenzado a explotar el privilegio de contar con algunas de las dehesas más espléndidas, donde el toro de lidia es un espectáculo.
La ruta del toro extremeña abarca municipios como Jerez de los Caballeros y Olivenza (Badajoz) y Navalmoral de la Mata o Coria, en la región de Cáceres, donde se encuentran las fincas en las que se crían los famosos astados victorinos.
Esta ganadería cuenta con visitas guiadas que permiten mirar al toro a los ojos, disfrutar de la dehesa, de los caballos –otro animal totémico–, el arte y la gastronomía.
En Cádiz, Sevilla, Huelva y Jaén están la mayoría de ganaderías de Andalucía, donde la ruta del toro cubre municipios como Jerez de la Frontera, Los Barrios o Medina Sidonia, entre otros.
Los Alburejos (Jerez de la Frontera, en Cádiz) y Los Millares (Huelva) son algunas de las ganaderías que se pueden visitar en esta zona.
Asimismo, en Córdoba, la Ruta del Guadalquivir, de Manolete a El Cordobés, recorre el valle de este río, plagado de plazas de toros, actividades ecuestres, flamenco, etcétera, además de yeguadas y astados. Salamanca, por su parte, también comercializa turísticamente los atractivos de las dehesas de Béjar y Ciudad Rodrigo, entre otros municipios.
Es recomendable la visita a alguna de las ganaderías de la zona, entre las que destaca Miguel Zaballos. La región también cuenta con museos y escuelas taurinas.
En Madrid, 14 ganaderías ofrecen rutas, incluso en inglés.
Otros festejos taurinos
TORO EMBOLADO. La costumbre del Toro Embolado, que porta bolas de fuego en las astas, está muy arraigada sobre todo en Castellón, Valencia y Tarragona. Es por la noche cuando suelen celebrarse estos festejos, que en Cataluña han sido regulados y se denominan Correbous.
TORO JUBILO. Data de mediados del siglo XVI y también mezcla toro y fuego. Tiene lugar en noviembre en Medinaceli (Soria).
TORO DE LA VEGA. En Tordesillas (Valladolid), el astado es conducido por el público hasta el río Duero, donde lo esperan multitud de lanceros a pie o caballo.
TORO ENSOGADO. Otra tradición asentada que en cada pueblo tiene sus propias peculiaridades.
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