Obama apremia a Grecia a tomar “decisiones duras”
El presidente de EEUU, Barack Obama, dijo hoy que Grecia debe “iniciar reformas” estructurales, reducir su burocracia y demostrar a sus acreedores que toma “decisiones duras”, y puso a Italia como ejemplo del tipo de medidas que debería emprender el Ejecutivo heleno.
“Grecia debe iniciar reformas, tiene que recaudar impuestos, reducir su burocracia, tener prácticas laborales más flexibles”, dijo Obama en una conferencia de prensa junto al primer ministro italiano, Matteo Renzi. El mensaje de Obama, que llega horas después de que mantuviera un encuentro con el ministro griego de finanzas Yanis Varoufakis, se añade a las presiones que está recibiendo Atenas de sus socios europeos para que presente un plan de reformas estructurales, a cambio del que se desbloquearía la ayuda pendiente del segundo rescate con la que Grecia evitaría la bancarrota.
Grecia vuelve a colocarse en la primera línea de interés de los inversores, a medida que se hace cada vez más evidente la dificultad del país para hacer frente a los pagos más inmediatos. La dificultad es doble: a la innegable gravedad de la situación de la economía griega se suma el pulso político abierto entre el Gobierno de Alexis Tsipras con sus socios europeos, a la vez que acreedores.
Atenas no ha respondido aún a la solicitud de la UE de elaborar una lista de reformas estructurales lo bastante convincente en cuanto a la disciplina fiscal como para desbloquear la ayuda pendiente aún del segundo rescate, de 7.200 millones de euros, vital para que Grecia evite la bancarrota de aquí a junio. Será a finales de ese mes cuando finalice la próroga de cuatro meses del segundo plan de ayuda, acordada en febrero, y tras la que se comenzaría a negociar otro paquete de asistencia a Atenas, incapaz de financiarse por sí misma en el mercado.
Pero antes queda aún camino por recorrer y el calendario juega en contra, sin que haya hasta el momento un acercamiento de posturas que permita pensar en la firma de un acuerdo en la reunión del Eurogrupo del próximo 24 de abril. Esta es la fecha que se viene manejando desde hace semanas como límite para que Grecia acceda a las condiciones que reclaman sus socios a cambio de la entrega de más dinero, puesto que el país heleno afronta en mayo importantes vencimientos de deuda. De hecho, Grecia tendría recursos para responder a sus compromisos hasta mediados de mayo o como mucho hasta julio, cuando debe afrontar el vencimiento de bonos adquiridos por el BCE. Pero las espadas siguen en alto tanto en Atenas como en Bruselas y Berlín, lo que ha desatado los nervios de los inversores y su temor a una bancarrota.
De hecho, Grecia habría formulado sin éxito esta semana al FMI una petición sin precedentes, la de retrasar el pago a la institución que debe hacer en mayo, por 1.000 millones de euros.
El comisario europeo de Asuntos Económicos y Financieros, Pierre Moscovici, fue tajante el viernes cuando afirmó desde Washington, donde se celebraba la cumbre del FMI y el Banco Mundial, que Grecia afronta un momento “decisivo” para responder con un convincente plan de reformas.
“El Gobierno sigue siendo optimista sobre un acuerdo antes de finales de mes. Europa tiene que aprender a vivir con los desacuerdos, hacer una síntesis y avanzar”, replicaron el viernes fuentes oficiales del Ejecutivo griego. De hecho, el Gobierno de Tsipras mantiene su desafío al proseguir con la legislación de sus promesas electorales y prevé presentar este lunes el proyecto de ley para aumentar en dos plazos el salario mínimo hasta los 751 euros, el nivel vigente hasta 2012. De la reforma laboral o de las pensiones públicas que reclama la troika continúa sin haber detalles.
Con estos mimbres, el denominado grupo de Bruselas (la rebautizada troika que integran el FMI, la Comisión Europea y el BCE) y Grecia celebrarán este fin de semana una nueva reunión en la que ir acercando posturas de cara al encuentro del Eurogrupo del viernes, aunque con pocas expectativas de éxito. El ministro alemán de finanzas Wolfgang Schäuble mostraba con crudeza su pesimismo esta semana al declarar que nadie espera una solución el viernes.
De hecho, en el entorno europeo ya se empieza a contemplar la posibilidad de una Grecia dentro del euro que, de forma ocasional, pueda llegar a suspender pagos. Su salida de la moneda única no es una opción, tal y como insisten en recalcar las instituciones comunitarias y el propio BCE. En Grecia se abre paso además la posibilidad de un referéndum sobre las negociaciones con la UE que refuerce la posición de Tsipras ante sus socios europeos y aplaque también las críticas internas.