S&P mantiene el rating a España en BBB
Sin cambio, al menos de momento. La agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P) confirmó el viernes, al cierre del mercado, el rating de España, que se sitúa a día de hoy en BBB con perspectiva estable.
Según el comunicado, S&P señala que la proyección sobre el crecimiento de la economía española para el periodo 2015-2017 han mejorado de manera considerable.Así para este año espera que la economía crezca un 2,2% y un 2,4% en 2016, por debajo del 2,8% y el 2,7% que espera el Banco de España. La agencia explica que esta diferencia se debe a que sigue pensando que el crecimiento del consumo y la inversión se moderará por la necesidad de mantener las tasas de ahorro en los niveles actuales durante varios años.
En referencia al déficit, recalca que debido el intenso calendario electoral de este año, así como la posibilidad de un proceso de consolidación presupuestaria más gradual, el Gobierno se desviará de sus “ambiciosos” objetivos para 2015 y 2016 del 4,2% y 2,8% del PIB, respectivamente.
Precisamente, la agencia pone el foco en la incertidumbre que pudieran traer consigo las elecciones tanto regonales como generales y el impacto que podría tener en materia macroecnómica y fiscal. La agencia considera que las reformas aprobadas desde 2010 sitúan a la economía española en una posición favorable para beneficiarse de la caída del precio del petróleo, de la depreciación del euro y de las medidas puestas en marcha por el BCE), entre las que destaca el programa de compra de deuda.
S&P afirma que la perspectiva estable tiene en cuenta sus previsiones de una amplia recuperación económica, la gradual consolidación presupuestaria así como el posible impacto negativo de las previsiones deflacionistas y la debilidad de la demanda externa, después de unos años en los que sector exterior se ha mantenido como una de las principales fortalezas.
Para asistir a una futura subida del rating, debería producirse algunos de los siguientes factores: una crecimiento económico mayor de lo esperado; una reducción del déficit presupuestario superior; una marcada mejora en el coste o acceso a la financiación para el sector privado, o un fortalecimiento de los mecanismos de transmisión de la política monetaria fruto de la normalización de la inflación y las condiciones de crédito.