Blackstone negocia la compra de nueve hoteles de la cadena Silken
Las filiales de Urvasco que gestionan los nueve hoteles de Silken por los que Blackstone ha manifestado su interés no tienen deuda propia, sino que garantizan con sus activos el pasivo del grupo vasco, que ronda los 700 millones de euros. Una situación que facilitaría su separación del concurso, siempre que Carey Value Added, el acreedor que instó el proceso del grupo, dé su visto bueno a la operación, entre otras condiciones.
La salida para el resto de los hoteles de la cadena Silken, cuyos establecimientos insignia son los cinco estrellas Gran Domine, en Bilbao, y Puerta América, en Madrid, también pasa por la venta a terceros, según se asegura en fuentes del sector.
Los posibles inversores tendrían que asumir la subrogación de las deudas, previa negociación con los acreedores, u ofrecer el pago de una cantidad para liberar las garantías que soporta el pasivo. Y comprometerse al mantenimiento de la plantilla que mantiene activa en los hoteles.
Esta es una de las condiciones prioritarias para los que gestionan estos procesos. En este caso, fue la magistrada María Teresa Trinidad, titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de Vitoria, quien dictó el auto de concurso necesario de Urvasco el pasado 3 de febrero. Y nombró como administrador al grupo Sindicatura SLP.
En paralelo, el fondo buitre Bank of America Lynch International instó el concurso de acreedores de la filial de Urvasco que gestiona uno de los establecimientos de Silken, el Hotel Diagonal, un cuatro estrellas ubicado en la capital catalana junto a Torre Agbar. La entidad norteamericana adquirió en su día, junto con el fondo Middlebury, los créditos en régimen de leasing que concedieron a Hotel Diagonal 205, la participada que explota el edificio, los bancos Popular y Catalunya Banc.
La magistrada Trinidad solicitó que este proceso se incorporara al concurso iniciado en Vitoria, y el pasado 3 de marzo el Juzgado de lo Mercantil número 9 de Barcelona determinó en un auto esa acumulación.
Los hoteles de Silken mantienen su actividad habitual, lo que permite el pago de nóminas, de cotizaciones a la Seguridad Social y el abono de impuestos, según fuentes cercanas a la compañía. Pero el negocio que gestionan las filiales al frente de cada establecimiento, con una estrategia de control de costes, no da para cubrir los préstamos garantizados.
El negocio inmobiliario, a la liquidación
Los 700 millones de euros del pasivo del concurso de acreedores de la corporación con sede en Vitoria están concentrados en el grupo Urvasco y en GHU, su filial al 93,25%. La división inmobiliaria y de promoción de la empresa que preside Antón Iraculis camina a su liquidación, por la falta de actividad y por la carga del pasivo.
De la división inmobiliaria cuelgan siete filiales, con pocos activos y muchas deudas. Mal panorama para la decena de empleados que trabajan en estas participadas. La estrella de esta división, Vizcaína de Edificaciones, que en Bilbao levantó las Torres Isozaki, dos rascacielos con más de un centenar de viviendas, ya ha solicitado el preconcurso de acreedores. Aparte del fracaso de Londres, Urvasco falló en otro proyecto de envergadura, la compra de unos terrenos en Sevilla, donde se ubicaba una fábrica de cervezas del grupo Cruzcampo y donde el grupo quiso edificar un hotel nuevo. GHU adeuda 152 millones de un crédito sindicado a un pool de entidades, entre ellas Banco Sabadell. Urvasco litigó a fondo para evita el concurso, pero el proceso instado por Carey Value Added evidenció las carencias del grupo. El auto dictado por la magistrada María Teresa Trinidad puso de manifiesto que, ya en abril de 2013, el Tribunal Superior de Justicia de Londres estableció en una sentencia que Urvasco debía a Carey los citados 68,9 millones. El fondo británico solicitó, en un juzgado de primera instancia de Vitoria, donde Urvasco tiene su sede, que esta deuda se ejecutara en España. Pero la corporación liderada por Antón Iraculis alegó que todo estaba pendiente de un recurso de apelación. Un planteamiento inicial que definitivamente no prosperó.
Más clientes esta Semana Santa que en la de 2014
La recuperación económica de España, donde se ubican 31 de los 32 hoteles de Silken (otro está en Bélgica, en la ciudad de Bruselas), juega a favor de los establecimientos, que han registrado estos días de las vacaciones de Semana Santa un incremento en el número de habitaciones ocupadas, en línea con el resto del sector.
Los hoteles de Silken, con la categoría de cuatro a cinco estrellas, operan en las principales ciudades de España. La cadena tiene hasta cinco en Barcelona, tres en Madrid y dos en Bilbao.
Este negocio de la corporación alavesa, integrado en su filial Grupo Hotelero Urvasco (GHU), aglutina la mayor parte del pasivo consolidado, hasta 400 millones. GHU concentró la mayor parte de sus inversiones en los años de precios altos de la olvidada etapa de bonanza de la economía española, un esfuerzo que realizó con un alto nivel de apalancamiento, cuando las entidades financieras daban crédito sin apenas restricciones. Así, un negocio con un resultado positivo de explotación quedaba lastrado por el pago de los intereses y del principal de los préstamos bancarios.
La situación se fue complicando y provocó fallidos, como el de la puesta en marcha de un hotel en Londres. Su socio en aquel proyecto, el fondo británico Carey Value Added, acumuló deudas de 68,9 millones, en base a las cuales instó el actual concurso de acreedores. La solución, con el visto bueno de los bancos acreedores, pasa por vender.