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Permiten el consumo en lugares públicos

Los chicles de tabaco buscan su sitio en el estanco

Dominik Meier, director general de Richmark, junto con su adjunto, Greg Moody.
Dominik Meier, director general de Richmark, junto con su adjunto, Greg Moody.

Un tubo que recuerda al de las cajas de los carretes de las antiguas cámaras de fotos, aunque con un cierre más sofisticado, es el aspecto que tiene el envase de los chicles de tabaco Tju, de Richmark. La multinacional suiza llegó a España hace un año, periodo en el que ha pasado de 130 puntos de venta a más de 2.000.

Dominik Meier y Greg Moody, director general y su adjunto de la compañía, remarcan que no está hecho para dejar de fumar sino para ofrecer “una experiencia distinta” del tabaco, como explica el máximo directivo de la compañía.

“Se trata de un producto innovador, hay muchos estudios detrás de su salida al mercado”, comenta Meier. La compañía, que de momento solo comercia Tju en Dinamarca, Italia y España, afirmó que este país fue interesante por su marco legal y, sobre todo, por el interés de los fumadores en consumir nuevas propuestas.

En términos legales, es un chicle de tabaco y contiene nicotina y, por tanto, tiene que cumplir con los requisitos sanitarios y de advertencia de sus riesgos en el propio empaquetado, que además tiene un cierre complejo para evitar que sea abierto por los niños. “Vendemos solo en estancos porque es un producto de tabaco y hecho para fumadores adultos”, afirma Meier.

El director general de la empresa defiende que la ventaja de estos chicles respecto a los demás relacionados con el tabaco es la posibilidad de poder consumirlo en lugares donde hoy en día no se puede. Además, evita el problema de los fumadores pasivos.

Meier se muestra satisfecho con el funcionamiento de Tju en España, aunque no quiere dar datos de facturación. “Estamos muy contentos, es un mercado interesante por el gran número de fumadores y por los buenos socios que tenemos”, afirma. “Lo importante ha sido posicionar el chicle para ser consumido en cualquier punto”.

El directivo afirma que se trata de un producto “único” en el mercado. Por ello, no se muestra preocupado por que uno de los grandes problemas del sector, el contrabando, le afecte. “Es un chicle muy difícil de producir”, defiende.

El objetivo de Richmark no es competir con el cigarrillo tradicional ni suplirlo, sino crear una propuesta “suplementaria”. Por eso, Meier no considera que sea un intento por contener la caída continuada de fumadores de los últimos años. “Nos enfocamos a aquellos adultos que ya consumían tabaco”, comenta.

Entre los planes de la empresa para el futuro entra la salida de nuevos sabores, así como la apertura a más puntos de venta por todo el país, siempre dentro de la red de estancos. “Estamos innovando continuamente y buscando nuevas formas de negocio”. Sin embargo, confirma que por el momento no se plantean trabajar en el cigarrillo electrónico.

Richmark cuenta con el apoyo de Logista y Promotabaco para la distribución de sus chicles y Meier no piensa en la opción de funcionar a través de grandes compañías tabaqueras que tengan una mayor implementación en España.

La multinacional suiza es una joint venture creada por Okono, filial de Fertin Pharma, empresa danesa especializada en chicles con fines médicos; y la norteamericana Altria en 2012. El presidente de la estadounidense, Michael E. Szymanczyk, afirmó entonces que se trataba de una apuesta por “negocios de menor riesgo” ante la caída continuada de las ventas.

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