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Turismo en México

Donde las ranas saltan de montaña en montaña

En el corazón de México y sobre una garganta de áridos montes surge la bellísima Guanajuato, el lugar de las ranas

Panorámica de la ciudad, el valle y las montañas de Guanajuato, México.
Panorámica de la ciudad, el valle y las montañas de Guanajuato, México.Fotografías de Inma Moscardó

Es la ciudad de las leyendas y el lugar donde las ranas habitan entre montañas –según el significado indígena de su nombre–; las entrañas de su subsuelo son de pura plata y las casas se cuelgan sobre sus caprichosas laderas; la luz del sol tiñe las fachadas de un rosa empolvado, que contrasta con otros colores furtivos más llamativos. Aquí los besos se roban en un callejón y personajes como El Quijote, eligen esta tierra para reposar sus restos casi mortales –otro cuento–.

En el corazón de México, a más de 2.000 metros de altitud, en la región de Bajío, se alza, majestuosa, Guanajuato, una de las ciudades más bellas del país. La huella colonial española permanece indeleble en el trazado de sus calles, un constante sube y baja de adoquines empedrados; imponentes casonas, edificios e iglesias barrocos y neoclásicos y recoletas plazas llenas de terrazas y cafés.

Guanajuato es también la cuna de la insurgencia y de la independencia de México. Allí y en sus cercanías se dieron episodios legendarios, la toma de la Alhóndiga de Granadinas y el Grito de Dolores, el toque de campana con el que el cura Miguel Hidalgo llamó a la rebelión.

Una colorida fachada de Guanajuato.
Una colorida fachada de Guanajuato.

El acceso por carretera, un laberinto de túneles y subterráneos, sobrecoge ante tamaña obra de ingeniería, iniciada en 1883, para encauzar el río y evitar las inundaciones. Por esas carreteras ocultas discurren líneas de autobuses y deambula la Llorona, otro mito, que cuenta cómo una mujer despechada arrojó su bebé al río y, arrepentida, su llanto se oye en las noches de lluvia.

A partir de ahí, lo mejor es que deje el coche en alguno de los aparcamientos habilitados, también en las catacumbas, y se dedique a pasear, sin prisa, y a disfrutar la ciudad.

Con casi cinco siglos de antigüedad, Guanajuato es Patrimonio de la Humanidad y su riqueza minera la pusieron en los mapas estratégicos desde el siglo XVI. Su mina La Valenciana, a cinco kilómetros, hoy cerrada, fue el mayor yacimiento de plata del mundo.

El Jardín Unión, el zócalo (plaza) de la ciudad, dominado por el Teatro Juárez, es uno de los lugares de encuentro, lleno de cafés y puestos ambulantes donde indígenas y hippies trasnochados venden sus mercancías. A pesar del bucólico ambiente, la globalización rompe la magia y encontrará las mismas cosas que en un puesto callejero de Madrid, Pekín o Tombuctú.

En la ambientada plaza de la Paz se eleva la barroca Basílica de Nuestra Señora (1671). Su altar mayor alberga una talla de madera de la Virgen, regalo de Felipe II, la más antigua llevada a América.

Hoy, Guanajuato es una bulliciosa ciudad, animada por los universitarios y sus callejonadas, serenatas de las tunas. Desde el mirador dedicado al indio rebelde y héroe nacional Pípila, accesible a pie, en coche o en funicular, tendrá una increíble panorámica.

El monumento donde 'reposan' los restos del Quijote.
El monumento donde 'reposan' los restos del Quijote.

Curiosidades

Muchos cables y más arte Solo la maraña de cables que cruzan de ventana en ventana y tapizan las calles afean una ciudad llena de arte que vio nacer a Jorge Negrete y Diego Rivera, con museo propio, los mayores exponentes del arte mexicano contemporáneo. Guanajuato forma parte de la llamada Ruta de las Ciudades Coloniales.

El callejón del beso Es el más estrecho de la ciudad y sus balcones se rozan. Cuenta la leyenda que dos enamorados se intercambiaban besos clandestinos hasta que, descubierto el desliz, la chica fue enclaustrada por su padre. Hoy los enamorados hacen cola para sellar allí su amor.

Cuatro trágicas esquinas En este granero colonial se atrincheraron los españoles sometidos por los independentistas. En venganza, colgaron las cabezas de los revolucionarios Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez de las cuatro esquinas de la Alhóndiga de Granaditas, donde aún se conservan los garfios originales.

Devoción cervantina Cada año, Guanajuato celebra la “fiesta del espíritu”: el Festival Internacional Cervantino, en honor a Miguel de Cervantes. Durante varias semanas, artistas nacionales e internacionales presentan en las calles, teatros y auditorios, lo mejor de las artes escénicas.

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