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Yellen ante el dolar (y IV)

Texto bilingue Descargar Leb wohl, du kühnes herrliches Kind

Esta es la escena final de esta primera jornada, segunda opera del ciclo de cuatro que consta la Tetralogía del “Anillo del Nibelungo” (un prólogo y tres jornadas) formado por un imponente dúo entre Brunilda y su padre el Dios Wotan, al que sigue la magnífica despedida que ahora oímos.

En el dúo precedente Brunilda interroga a su padre sin comprender la dureza del castigo que le impone. Trata de justificar su acción, recusada siempre por las respuestas de Wotan, y poco a poco se va imponiendo la idea de que sus motivos, no son más que los del mismo diós (ahora reprimidos por sus compromisos) por lo que este acaba suavizando su cólera.

En puridad, ambos deseaban lo mismo, la victoria de Sigmund, pero el complejo entramado de leyes, acuerdos y pactos (representado por la lanza de Wotan), obligó a éste último renunciar a sus propósitos iniciales. En el fondo el más poderoso (Wotan) es realmente el menos libre ya que ha caido preso de la red (cortoplacista) que el mismo ha ido creando a su alrededor para salvarse en cada una de las batallas a las que incurrido en los últimos años.

Para muchos wagnerianos este pasaje reviste una importancia vital al aparecer reacciones compasivas en el corazón del dios --por tanto, humanas--, aun cuando siga recordando la justificación de su dureza. Ese proceso psicológico y afectivo de Wotan será otra de las causas de la caída de los dioses, cuya naturaleza no es ni puede ser análoga a la humana sin riesgo de autodestrucción.

Sin embargo, a mi entender la caída del Dios viene cuando sus intereses han dejado de alinearse con su más intrínseca voluntad (representada por Brunilda) y que era la naturaleza fundacional de su poder, el servicio a las necesidades de la generalidad, no las del establishment.

Por ello la caída de Wotan empieza antes, en la segunda escena del segundo acto en donde las presiones de Fricka (mujer de Wotan) le obligan a hacer no lo que quiere (ligado a sus compromisos iniciales de poder) sino lo que debe (ligado a los pactos posteriores o secretos). Fricka representaría el establishment de acuerdos sobre el que sustenta el poder “adulterado” del dios Wotan.

En la escena tercera del segundo acto, Brunilda se rebela contra estas contrarias órdenes, lo que despierta en ella un sentimiento de desobediencia, que la lleva al castigo final. Ve que su padre ordena lo contrario de lo que antes quiso. Siente este dolor a la vez que comprende lo injusto del castigo de Sigmund, quien en realidad obró impulsado por Wotan. Pero el dios inflexible en su desesperación, ha de mantener el juramento.

El castigo de Wotan es retirarle sus privilegios de walkiria, adormecerla y, rodeada de un muro de fuego, esperar a que alguien (lo suficientemente valiente como para atravesar el muro) la despierte y la vuelva a la vida.

El aria vendría a representar la necesidad del poderoso de ahogar (adormecer en este caso) sus escrúpulos para poder mantenerse en el poder. Lo que quizás no adivinan es que este adormecimiento, solo pospone la inevitable caída, ya que la desconexión entre sus objetivos reales y las necesidades de los gobernados es el primer indicador de lo inevitable de su caída (escenas segunda y tercera del segundo acto).

Vean todo esto a la luz de

- la preversa relación entre los bancos centrales y el ficticio miedo a la deflación (informe del BIS http://www.libremercado.com/2015-03-20/el-bis-avisa-al-bce-en-periodos-de-deflacion-hay-mas-crecimiento-1276543570/)

- a necesidad de normalizar la política monetaria (reunión del FOMC de esta semana) pero que siempre se pospone por los motivos más peregrinos. La "represión financera" perjudicando a los ahoradores a costa de la supervivencia del establishment.

- la población sigue sin ver los beneficios de las políticas aplicadas en estos 8 años de crisis. (inauguración de la nueva sede del BCE, los altercados anarquistas en Grecia, la población americana no tiene sensación de bienestar (caída tres meses consecutivos de las ventas minoristas y de los salarios), a pesar de los “buenos” datos de empleo,

¿No estarán los bancos centrales intentando sostener un sistema financiero y unas estructuras estatales, ambas completamente atrofiadas, en vez de mejorar la situación económica? ¿Es este un sistema financiero que no puede asumir tipos de interés normales, y necesita inflación para hacer que las malas inversiones no parezcan tales? En este entramado, ¿Dónde quedan el pleno empleo y control del poder adquisitivo del dinero, que se suponían eran los objetivos de los bancos centrales?

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