Premios millonarios que acaban en ruina, ¿cómo gestionar un premio?
La fortuna, el azar, los hados, la casualidad, la suerte o bien la propia sabiduría pueden tener como resultado un gran premio millonario. Recibir un premio de grandes magnitudes monetarias gracias a un concurso o bien gracias a la lotería, se quiera o no, cambia la vida en algún que otro sentido. Cabe mencionar que los españoles se gastan 450 euros al año de media en juegos de azar según un estudio llevado a cabo por la OCU. De la noche a la mañana uno si el azar y la fortuna así lo estima, puede encontrarse con una cantidad de dinero más o menos desorbitada en la cuenta y las ideas en las que emplear el premio surgen a la misma velocidad que las dudas sobre su conveniencia.
Las primeras decisiones e impulsos estarán encaminados seguramente a “tapar agujeros”, comprar coche, casa o incluso cumplir el sueño de un gran viaje, pero tras estas primeras decisiones seguramente se quieran tomar otras encaminadas a sacarle la máxima rentabilidad a dicho dinero. Sin embargo, no siempre una decisión tomada es la mejor y puede ocurrir que lo que vino un día por azares del destino se esfume tan rápido que incluso pueda sumirnos en una espiral de ruina. Por ello hay que tener mucho cuidado en los productos en los que se invierte, en la información que se recibe y sobre todo en los contratos que se firma.
Hay que tributar por ellos.
Antes de nada, hay que ser conscientes de que este tipo de premios, tanto los de la lotería como los de los concursos no están exentos de tributación. Este a menudo suele ser un problema para quienes gozan de esta suerte ya que “olvidan” que hay que rendir cuentas al fisco sobre premio. La Agencia Tributaria especifica que están sometidos a un gravamen especial aquellos premios de loterías y apuestas organizadas por Loterías y Apuestas del Estado, por las entidades y órganos de las CC.AA, los sorteos de Cruz Roja Española y aquellos juegos organizados por la ONCE. En este sentido, están exentos de tributación los premios con importes inferiores o iguales a 2.500 euros, los que excedan de esa cantidad están sometidos a un gravamen del 20%. En el caso de los concursos, se ha de hacer constar en la declaración de la renta como una ganancia patrimonial y por lo tanto deberá tributar en función del tipo que le corresponda.
¿Lo mejor? Un buen asesor
Un asesor independiente puede ser una buena opción para evitar casos como el que le ocurrió a un ganador de la Bonoloto. En 2006 Francisco Guerrero ganó seis millones y medio de euros gracias a su combinación de números en el sorteo de la Bonoloto. En ese momento se convirtió en un inversor sin conocimientos en la materia que mal aconsejado o mejor dicho aconsejado por gestores comerciales movidos por los intereses de una entidad, de modo que destinó parte de su dinero a malos productos con alto componente de riesgo de los que desconocía su operativa.
¿Qué hago con mi premio?
Destinos no faltan a los premios tan suculentos que pueden darse por la lotería o bien por concursos televisivos de renombre, como puede ser por ejemplo Pasapalabra. El objetivo es generar rentabilidad y sacarle el máximo provecho a ese dinero. Hacerlo puede resultar una tarea complicada, por lo que es importante -y lo más recomendable- rodearse de quienes tienen conocimientos del sector para que nos instruyan sobre las mejores inversiones conforme a nuestro perfil. Uno de los básicos en este tipo de inversiones es diversificar, es el consejo más práctico y con el que se consigue reducir el riesgo. A partir de ahí, planes de pensiones, fondos de inversión, Bolsa, depósitos, inversión inmobiliaria… son algunas de las opciones más comunes, que se adaptarán al tipo de inversor que se es en función de la tolerancia al riesgo que se tenga. Eso sí, siempre bien informados, con productos transparentes, conociendo de antemano todos los pormenores de los productos y sabiendo qué garantías tienen.