Calor, humedad y piratas en Cartagena de Indias
El puerto más asediado por los bucaneros ingleses y franceses durante los tiempos de la Colonia es hoy el epicentro cultural y turístico de Colombia
Las costas del mar Caribe nunca fueron lugar seguro para los colonos españoles. Cartagena de Indias, especialmente, estuvo atestada de piratas y corsarios venidos de Europa durante siglos para usurpar el oro traído de las Américas.
La ciudad histórica, como la llaman los lugareños, no solo resistió incansable estos continuos ataques, también soportó las arremetidas de las armadas inglesas, francesas y holandesas que pretendían hacerse con un enclave estratégico en la zona.
Hoy, el mayor ejemplo de esa defensa y heroicidad es la gran muralla levantada en torno a la población y del gran puerto estratégico español. Fuera de ella, nos queda una ciudad cultural, con una oferta inigualable de turismo de sol y playa y de creciente inversión nacional e internacional.
Nunca va a encontrar menos de 30 grados y la humedad la notará nada más respirar
La capital del estado de Bolívar muestra en sí un gran contraste. Por un lado nos encontramos las estrechas callejuelas de la parte antigua, con edificios de la época colonial, puestos de venta ambulante de todo tipo de productos autóctonos y con pequeños hoteles con encanto.
En contraposición a este casco antiguo está la propia ciudad renovada, cuna de gran inversión hotelera y turística, con grandes edificios y tiendas de marcas internacionales, exquisitos restaurantes y, por supuesto, todo a pie de playa.
El centro histórico se puede recorrer fácilmente a pie, pero le proponemos, si desea conocer el resto de la ciudad de una forma divertida, que se monte en una chiva. Estos pequeños y coloridos autobuses realizan recorridos por los puntos de mayor interés de Cartagena a ritmo de salsa, merengue o ballenato y con un ambiente de lo más jovial y ameno.
Aquí lo primero que llama la atención es el calor y la humedad. Da igual que vaya en
navidades, Semana Santa o en verano, no se va a encontrar con menos de 30 grados y la humedad la va a notar nada más respirar. Eso sí, precisamente este clima es lo que lo convierte en destino de playa durante todo el año.
La ciudad heroica está custodiada por grandes fortificaciones que vigilan el océano a la espera de invasores. Entre ellas destaca el Castillo de San Felipe de Barajas, uno de los mejor conservados de Latinoamérica. Levantado sobre la colina de San Lázaro, a unos 40 metros sobre el nivel del mar, goza de una posición privilegiada para contemplar el Caribe y disfrutar de una visión panorámica de la ciudad. Sus túneles y pasadizos se han convertido, a su vez, en atractivo turístico.
Los visitantes pueden combinar la faceta histórica del lugar con una experiencia de aventura en primera persona realizando alguno de los recorridos donde el agua, los sonidos y los escritos de los muros trasladan a la época colonial.
A 30 minutos en lancha están las Islas del Rosario, un pequeño paraíso de islas tropicales con playas de arena blanca bañadas por un mar de agua cristalina.
Estos atolones poseen una inmensa riqueza en biodiversidad, especialmente de fauna marina. Bucear en busca de algún barco hundido por estas aguas entre todo tipo de especies marinas es un privilegio. Pero ojo, también puede haber tiburones.
En complemento a toda esta oferta turística, Cartagena se está definiendo, a su vez, como un lugar próspero para la inversión internacional. Puntera en sectores como el agroindustrial, logístico y constructor, está embarcada en la ampliación y modernización de la refinería y la expansión del puerto.
Un buen ejemplo es el Centro de Convenciones y Congresos, que se presenta como uno de los más importantes de Suramérica por la repercusión de los eventos que en él tienen lugar y por la gran oportunidad que supone para los inversores nacionales e internacionales de hacer negocios y contactos en la puerta de toda América Latina.