Mejor planificación energética
La caída de la demanda energética, producto de las menores necesidades del aparato productivo por la crisis, se ha sumado a un despliegue de instalaciones de energías renovables inédito en la historia de España –en 2014 produjeron cerca del 43% del mix total, más que ninguna otra fuente– y a un funcionamiento altamente competitivo de las nucleares –casi el 22%–. Un cóctel que sería virtuoso si no sirviera para poner de manifiesto la pésima planificación pilotada por los Gobiernos, tanto del PSOE como del PP. Un error histórico, de mala previsión, que se expresa en una importante sobrecapacidad instalada. En el caso de los ciclos combinados de gas, es de récord. En la primera década del siglo se instalaron casi 70, con más de 25.000 MW de potencia y 13.000 millones de inversión. Hoy, su grado de funcionamiento está en el 10%. Ante este panorama, hay planes como el cierre de plantas –unas 10, con 6.000 MW, según REE, sin perjudicar la cobertura futura de la demanda– o su hibernación –darían ahorro en costes variables, pero requerirían compensaciones y solo se ha aplicado a la regasificadora de Gijón–. El Gobierno parece retrasar cualquier iniciativa a la espera de que se recupere la demanda. Una indefinición insoportable para las compañías que ya han decidido solicitar el cierre de algunos ciclos, como el que acaba de autorizar REE a Iberdrola, y que es urgente desbloquear.