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La UE, del revés

Berlín y Bruselas miman a Rajoy en su año electoral

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Y en la medida de lo posible, arropar al Gobierno de Mariano Rajoy para que termine sin grandes contratiempos una legislatura que arrancó marcada por las continuas reprimendas de Bruselas, Fráncfort y Berlín.

Las relaciones entre Madrid y el resto de la UE se enderezaron en 2013, tras el éxito del rescate de la banca española. Y ahora han entrado en una fase de mimos y atenciones que las dos partes tienen un gran interés en cultivar.

“España”, comenta un alto cargo alemán, “aunque no haya cumplido aún todos los ajustes presupuestarios, es un ejemplo de que las reformas dan resultados”.

Hoy mismo, el Eurogrupo (ministros de economía de la zona euro) brindará al titular español, Luis de Guindos, la oportunidad de aleccionar a sus colegas, en particular al francés y al italiano, sobre cómo llevar a cabo las llamadas reformas estructurales.

“Bruselas considera que el caso español es un ejemplo para otros países que van más retrasados, por ejemplo, en el proceso de liberalización del sector servicios”, señalan fuentes diplomáticas españolas.

Los parabienes sobre la evolución económica de España se repiten de manera incesante en Bruselas y los líderes comunitarios redescubren un país que hace sólo tres años consideraban condenado al rescate.

La semana pasada, el presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker, no dudó en desplazarse hasta Madrid para resaltar su apoyo a los planes de interconexión energética de España con Francia y Portugal. Y el presidente del Parlamento Europeo, el alemán Martin Schulz, por segunda vez en Madrid en menos de 15 días, defendía que España debe disponer del tiempo que necesite para ajustar sus presupuestos.

La UE alaba las reformas españolas y hace la vista gorda con el déficit

El cambio de tono responde a varias razones. Para Berlín y Bruselas, España se ha convertido en uno de los pocos ejemplos que pueden invocar para contrarrestar las críticas a la gestión europea de la crisis, marcada en todo el continente por cifras récord de paro, largos períodos de recesión (seis años en Grecia, tres en Italia) y deflación.

Además, la victoria de Syriza en Grecia, ha disparado las alarmas en las dos grandes familias del continente (populares y socialistas) ante la posibilidad de que otro partido alternativo, Podemos, se haga con el poder en la cuarta economía de la zona euro.

“Hasta ahora, los colegas de otros países no preguntan abiertamente por Podemos, pero muchos establecen un paralelismo con Grecia y piensan que España puede ser la siguiente”, reconoce un diplomático español en Bruselas.

En ese clima de agitación electoral, las instituciones europeas (dominadas por el Partido Popular Europeo y, en menor medida, por los socialistas) soplan a favor de la calma para no alentar el voto de protesta contra unas recetas que a menudo se identifican con los dictados de la troika (CE, BCE, y FMI).

En el nuevo escenario, la Comisión parece dispuesta a olvidarse de los ajustes exigidos a España para este año y el próximo, en que debía reducir el déficit estructural en dos puntos porcentuales en total. Bruselas acepta, en cambio, un aumento de ese déficit estructural hasta los mismos niveles que en 2013 (-2,7%).

La Comisión también se resigna a una reforma fiscal que, según sus cálculos, dejará un agujero de más de 2.000 millones de euros entre 2015 y 2016.

Hace un par de años, Bruselas hubiera puesto el grito en el cielo ante esa política expansiva en un país con unos números rojos de 55.000 millones de euros Pero el Eurogrupo, que revisará hoy los presupuestos de España para 2015, no lanzará reproches como antaño y se limitará a señalar, que el objetivo de déficit para este año (4,8%) es alcanzable.

No sólo no habrá reproches sino que De Guindos será uno de los “ponentes” estrellas del Eurogrupo, foro que el ministro español aspira a presidir cuando termine en junio el mandato de su actual presidente, Jeroen Dijsselbloem.

La disertación de De Guindos versará sobre materias como la ley de unidad de mercados, la liberalización de los horarios comerciales o los cambios en el mercado del alquiler de viviendas. Fuentes del Eurogrupo señalan que no esperan del ministro español un cálculo sobre el impacto económico de esas reformas “sino un análisis sobre cómo se crea el clima político adecuado para gestionar unos cambios que políticamente son muy complicados”. Tan complicados que no garantizan la victoria electoral ni siquiera cuando se proclama que han dado resultado.

Un plan de reformas para liberar nuevos préstamos

La interminable saga griega vivirá hoy su enésimo capítulo con la presentación en Bruselas del plan de reformas elaborado por Atenas. El ministro de Finanzas, Yanis Varufakis. intentará convencer a sus colegas del Eurogrupo (ministros de Economía y Finanzas de la zona euro) de que su estrategia para combatir el fraude fiscal y ajustar las cuentas públicas merece ser recompensado con una nueva entrega del rescate que permita a Grecia hacer frente a sus obligaciones presupuestarias.

Atenas desea recibir, sobre todo, los 1.900 millones de euros correspondientes a los beneficios de 2014 del plan de compra de deuda de la zona euro, una ayuda vinculada al rescate, pero cuya liberación es más discrecional que los préstamos. El Eurogrupo, sin embargo, se muestra remiso a liberar nuevos préstamos o ayudas mientras la troika (CE, BCE y FMI) no evalúe con detalle el plan griego. Varufakis, que se resiste a reconocer como interlocutores a los funcionarios de las instituciones que conforman la troika, ha preferido enviar directamente sus propuestas al presidente del Eurogrupo, el ministro holandés Jeroen Dijsselbloem. Fuentes europeas no ocultan su malestar por la actitud de Varufakis y advierten que “estamos muy lejos de que Atenas pueda recibir nuevos fondos, porque ni siquiera ha empezado la revisión de las propuestas presentadas”. El plan de Varufakis, publicado el viernes por el diario Financial Times, incluye siete reformas, entre las que figura la creación de una Oficina independiente que vigile el cumplimiento de los presupuestos. Varufakis también anuncia su intención de combatir el fraude en el IVA con un “ejército” de inspectores camuflados que pretende reclutar y pagar por horas entre todo tipo de personas y profesiones, desde estudiantes a amas de casa o incluso turistas. El plan griego no menciona ni subidas del IVA ni rebajas de pensiones, exigidas hasta ahora por la troika. Pero incluye la entrega de cheques mensuales de 100 euros a las familias más pobres y electricidad gratuita para esos hogares.

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