¿Cómo innovar con los recursos disponibles?
Kike Sarasola, de Room Mate, y Pedro Espinosa, de Llaollao, cuentan cómo adaptaron la tecnología a las necesidades de sus negocios.
“En los negocios, como en el deporte, cada día es un nuevo comienzo”. Kike Sarasola, presidente de la cadena hotelera Room Mate, define así su filosofía empresarial cotidiana. Para este hotelero madrileño con visión global, no hay éxitos ni fracasos. “Son dos palabras estúpidas que debemos borrar de nuestro vocabulario, porque duran 24 horas y no sirven para nada”, sugiere. Lo recomendable es, añade, trazarse objetivos claros, alcanzables e identificar las necesidades del mercado: escuchar al consumidor.
Pedro Espinosa, consejero delegado de Llaollao, tiene claro que una empresa no siempre requiere la última tecnología. Depende del perfil del negocio y los objetivos de comunicación. Incluso, puede hacer mucho daño si se utiliza de forma inadecuada o no responde a las peculiaridades del negocio. “Cometimos el error, en principio, de volcarnos en las redes sociales y nos olvidamos del punto de venta, de los clientes físicos, pero rectificamos”, cuenta este emprendedor murciano, quien valora la aplicación del sentido común.
Más allá de la tecnología, el elemento humano es fundamental en sus negocios, coinciden los empresarios Sarasola y Espinosa, tras participar en una jornada de LG sobre tendencias de innovación tecnológica en empresas, celebrada recientemente en el Palacio de Neptuno. “Somos personas y seguimos siendo personas, pese a los móviles y servicios automáticos de atención al cliente; es un norte que no podemos perder”, sostienen.
“El producto tiene que tener una cara, un nombre, una personalidad. Debe emocionar al cliente, tener alma. ¡Pruébame, úsame, quédate a dormir en mis habitaciones!”, exhorta el fundador de Room Mate. Mientras que el de Llaollao habla de vender experiencias: “Asociamos la marca con las emociones no con el producto, ya que son intangibles difíciles de copiar. Transmitimos experiencias únicas en un nicho de mercado con segmentos muy variados”.
Orígenes americanos
El concepto Room Mate nace en Nueva York, después de que su creador pagara “una cuenta muy costosa” por unas seis horas de hotel, además de sus propias demandas como usuario asiduo (almohadas grandes, desayuno hasta tarde y personalidad y calidez en las habitaciones). La idea era la vuelta a lo básico: hoteles en el centro con cama, desayuno y ducha; a buen precio, un diseño único y centrado en el cuidado del cliente: “Hagamos el amor al cliente, no le echemos un polvito”, motiva su presidente.
La empresa cuenta hoy con 27 hoteles en España y el extranjero, y su intención para este año es llegar a 50. Milán, Estambul y Rotterdam son algunas de las ciudades donde abrirán establecimientos este año. “Soy internacional desde que salgo. Hay que tener esa mentalidad desde el principio”, recomienda Sarasola. El 80% de sus ingresos viene ahora de fuera. La compañía también desarrolla su proyecto más joven: Be Mate, apartamentos en alquiler con servicios a la carta.
Llaollao nace en 2009, en plena crisis económica. Su creador, un ingeniero industrial que trabajaba en tierra estadounidense (industria energética), importa la idea y el marketing del producto de Estados Unidos, pero incluye “calidad española”. Así surge el yogur helado, un sector distinto en un mercado en el que ya no era novedoso el negocio de la heladería. “Queríamos transmitir que Llaollao no era un helado. Nos dedicamos a la diferenciación del producto y vendimos la experiencia del yogur helado”, explica Espinosa.
La empresa comenzó con un capital de 100.000 euros y, seis años después, su facturación se calcula en 50 millones, según su máximo representante. Tiene 100 locales en España, que operan bajo el modelo franquiciado, y está presente en 22 países, siendo Singapur el mercado líder en el extranjero. Su plan de expansión incluye aperturas en Italia, Camboya, Indonesia y Tailandia. “Lo más importante en una empresa es el marketing. Cambiamos la forma de comunicar en el punto de venta: mejoramos los colores de los murales, el diseño, el mensaje e incorporamos monitores. La tecnología nos ha ayudado a transmitir emociones. Es más visual e instantáneo”, apunta.
Los empresarios insisten en analizar la competencia, copiar lo bien hecho, aprender de los errores, evaluar constantemente el qué y el cómo se hace y su forma de comunicarlo, para cambiar y adaptarse. Preocuparse, ante todo, por el cliente: sonreír, ser agradable, atender siempre a sus demandas y ser conscientes de que las nuevas tecnologías ayudan en la cercanía con el consumidor: son para comunicar y no para hacer publicidad.
Juan Pablo Lázaro, presidente de la CEIM y presente también en la jornada, concluye que solo sobrevivirán las empresas que mejor se adapten. “La tecnología es una herramienta al servicio de la sociedad y las empresas, y la innovación es una ventaja competitiva que tiene España”, sostuvo.
Un futuro móvil
La multinacional electrónica LG impulsa el desarrollo de productos tecnológicos para empresas e industrias. Su intención es que los distintos formatos de televisores, pantallas, equipos de proyección e iluminación, telefonía o equipos de aire acondicionado mejoren la experiencia del cliente en los negocios que utilicen su tecnología, como en el caso de Room Mate y Llaollao. “El que innova es el que usa la tecnología disponible de la mejor forma”, afirma Jaime de Jaraíz, presidente de la compañía.
El sector turístico es su principal nicho de mercado, con una cuota del 50%. La banca, el comercio, negocios de entretenimiento (videojuegos) y comida rápida
son otras industrias destacadas. LG instaló el año pasado 700.000 productos en empresas, según Francisco Ramírez, director de la división B2B del grupo.
La compañía apuesta también por la tecnología móvil (relojes, gafas, tabletas), como sector de crecimiento. “La recuperación económica será más rápida y mayor en el sector de las empresas, en los negocios entre mayoristas y minoristas. España volverá a ser un referente mundial”, pronostica De Jaraíz.