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La capital omaní, peculiar y exótica, se alza entre el mar y la montaña en un oasis sin rascacielos

Escapada entre golfos

Mascate, la ciudad del incienso, es uno de los enclaves que salpican la costa entre el golfo Pérsico y el golfo de Omán y se posiciona como destino emergente para el turismo de lujo, compras y negocios en Oriente Próximo

Los hoteles tienen playa privada, donde es posible pasear a caballo o en camello.
Los hoteles tienen playa privada, donde es posible pasear a caballo o en camello.Fotos de Inma Moscardó

Apenas el avión de Qatar Airways inicia la maniobra de aproximación al aeropuerto internacional de Seeb descubrimos a través de la ventanilla un paisaje casi desértico, de caprichosa orografía montañosa y no menos antojadizas formaciones rocosas que contrastan con pequeños vergeles de llamativos colores. En tierra comprobaremos después que petunias, buganvillas y geranios desafían al sol y a temperaturas de alrededor de 30 grados centígrados… en invierno.

Estamos sobrevolando los confines del golfo Pérsico. Desde el aire observamos una gran mancha de agua oscura, como el petróleo, y nos adentramos, atravesando lo que intuimos debe ser el estrecho de Ormuz, en el golfo de Omán. Sus aguas se revuelven contra las del mar Arábigo, que a su vez se mezclan con las del océano Índico.

La espuma de las olas se torna de un sugestivo verde fluorescente fruto de las algas y medusas que en esta época campan a sus anchas cerca de las playas, como nos enteraremos luego.

Hemos llegado a nuestro destino, Mascate, la capital del Sultanato de Omán. Un lugar exótico y peculiar que se abre paso entre los destinos emergentes de alto standing de Oriente Próximo. La capital del incienso, por el intenso aroma a esta resina que desprende la ciudad, se alza discreta entre el mar y la montaña.

Todos los complejos hoteleros de alta gama cuentan con playas privadas

Su estratégica situación geográfica fue, siglos atrás, objeto de disputa entre portugueses y españoles, turcos y persas. Hoy, gracias a los ingresos generados por el petróleo, Mascate disfruta de un gran desarrollo, menos ostentoso que otras capitales del Golfo, pero igual o más atractivo para una escapada de lujo.

Nada más aterrizar en Mascate se topará con una bofetada de calor, no por esperada menos intensa, y una perenne bruma, provocada por el polvo en suspensión procedente del desierto. La avenida que desde el aeropuerto cruza la ciudad, cómo no, avenida del Sultán Qabus, le mostrará una ciudad sin la aparatosa opulencia de otras capitales de la región como Doha o Dubái, donde rascacielos imposibles adornan su skyline. No se desanime: la suntuosidad aquí se expresa de otra manera.

En los alrededores de Mascate abundan las zonas residenciales con preciosas construcciones de estilo arabesco, de poca altura, de color blanco u ocre que se integran en el paisaje. Multitud de jardines, muros de plantas y tapices de flores en el suelo adornan la ciudad, en la que destaca la pulcritud de sus calles. Le sorprenderán los impecables greens de los campos de golf que milagrosamente desafían las altas temperatura y aprovechan las escasas lluvias.

El paisaje solo queda empañado por las numerosas grúas que nos recuerdan que Omán es aún un país en construcción y en plena expansión, con un desarrollo sorprendente, gracias a las divisas generadas por las exportaciones del petróleo en apenas tres décadas.

Para moverse por la ciudad le hará falta un coche y de ser posible de gama alta, para no desentonar con los autos que manejan los locales, aunque es muy posible que, aunque quiera, no encuentre un turismo convencional. No tendrá problemas para desplazarse ni en coche ni a pie. La seguridad en las calles es también una característica del sultanato, en el que está prohibido mencionar siquiera a la familia reinante.

El hotel Al Husn es el más lujoso de los tres que forman el complejo Shangri-La’s.
El hotel Al Husn es el más lujoso de los tres que forman el complejo Shangri-La’s.

Nadie sabe de su vida, salvo por lo que se publica en la prensa extranjera, ni quiénes componen la familia del Sultán o quién, a su muerte y sin descendencia, será el sucesor.

En la capital se suceden pequeños barrios sin fin. En el de Muttrah está el puerto comercial y el zoco. Tiene su encanto, aunque nada que ver con el embrujo que producen los mercados tradicionales de El Cairo, Fez, Marraquech o Estambul. Limpio y aséptico, el juego del regateo es menos intenso que en otros países, lo cual es de agradecer.

En los puestos, dominados por emigrantes indios, paquistaníes o bangladesís, no encontrará grandes gangas ni productos típicos de Omán. Por lo general, los locales regentan los puestos de oro e incienso, sedas y telas preciosas.

La zona de la Corniche es una de las más concurridas ya que en ese puerto hacen escala la mayoría de cruceros de lujo que navegan por el Golfo.

El distrito de Qurum destaca por sus bonitas residencias y cuenta con las mejores playas y centros comerciales. Durante su estancia le sorprenderá la cantidad de fuertes y fortalezas de todo tipo y diferentes épocas que se alzan sobre rocas, promontorios o montañas. De hecho, la ruta de los fuertes es un atractivo turístico. El fuerte de Nizwa, del siglo XVII, se caracteriza por su gran torre, que domina la ciudad, y el palmeral.

No puede dejar de visitar la Gran Mezquita del Sultán Qabus, un ejemplo del exceso y el lujo, como el incensario gigante, blanco, símbolo de la ciudad, situado en el parque Al Riyam. La mezquita, construida en mármol blanco sobre una superficie de casi medio millón de metros cuadrados, tiene un minarete de más de 90 metros de altura. En el interior abruman las suntuosas lámparas, alfombras y los miles de cristales Swarovski que engalanan el templo. Tendrá suerte si puede verla sin el desembarco constante de cruceristas.

Muy cerca de allí está el Palacio del Sultán Qabus con sus cuidados jardines, sus pulidas verjas y barandillas y su espectacular arquitectura. No está permitida la visita al interior.

Después de esta inmersión cultural, solo le quedará descansar en algunos de los resort de lujo, como el Al Husn Sangri La’s Barr Al Jissah, y disfrutar como un sultán de tantas noches como su bolsillo le permita.

La Gran Mezquita del Sultán Qabus sorprende por sus dimensiones.
La Gran Mezquita del Sultán Qabus sorprende por sus dimensiones.

Pistas

Por tierra, mar y aire El visado es imprescindible para entrar en Omán desde España. Una vez allí, solo deberá observar unas mínimas normas de respeto hacia la religión musulmana. Las mujeres deberán cubrirse la cabeza, brazos y piernas cuando visiten las mezquitas. La mayoría de las playas son privadas, pero las extranjeras pueden utilizar biquini.

Cómo llegar Una de las mejores y más cómodas opciones de vuelo, por su relación calidad-precio, es la que ofrece Qatar Airways. Con más de 146 destinos en el mundo, entre ellos, Madrid y Barcelona, es una de aerolíneas con mayor crecimiento y cuenta con una de las flotas más jóvenes del mundo. Tanto en turista como en business, el servicio a bordo le sorprenderá gratamente.

A evitar caloresLa mejor época para viajar es entre noviembre y marzo cuando la temperatura rozan los 30º, y la peor, entre abril y octubre, en particular julio-agosto, cuando el calor puede alcanzar los 50° y se nota la influencia del monzón en la humedad permanente.

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