El enorme riesgo de apostar por las hipotecas de divisas
En los años 90 cuando el Euro era un proyecto y los tipos de interés en España muy elevados, al calor de un mercado hipotecario que iba “calentándose” (en lo que luego sería la burbuja inmobiliaria), surgieron unos productos aparentemente atractivos para el consumidor para financiar el acceso a la vivienda. Las hipotecas en divisas ofrecían unos tipos de interés mucho más bajos y con ello unas cuotas de entrada inferiores, pero no exentas de riesgo. Estas hipotecas, generalmente en yenes, ofrecían una financiación mucho más económica en la que todo eran ventajas para el consumidor, pero no era así. El producto consistía en que el hipotecado recibía su dinero para pagar su casa en pesetas pero a cambio contraía su deuda en otra divisa fijando como referente los tipos de interés de cada país.
En esos años el referente principal era Japón que ya había entrado en la recesión seguida de estancamiento económico de la cual no ha conseguido salir completamente y ofrecía unos tipos muy bajos. Pero a la práctica totalidad de los que se hipotecaron en divisa en esos años se les informó de los beneficios pero no de los riesgos. Los ingresos (y por tanto los pagos de las cuotas) del hipotecado los hace en la moneda local mientras que los pagos se hacen a una deuda en divisa, la cual por supuesto fluctúa. Estos cambios de tipos llevaron a que miles de hipotecados con esta modalidad se encontraron que tras años haciendo frente regularmente a sus cuotas, debían más que cuando constituyeron su hipoteca.
Razones para no endeudarnos en otra divisa
A pesar de ello, años más tarde se repitió la historia. La importante subida del Euribor entre los años 2007 y 2008 (en ese año superó el 5,3%) llevó a que se volvieran a comercializar este tipo de préstamos aunque con algunas modificaciones. Muchos de ellos bajo el título de hipotecas “multidivisas” intentaban ofrecer una imagen de menor riesgo por permitir cambiar de divisa generalmente entre el dólar, franco suizo y libra esterlina. Pero esta posibilidad no eliminaba los riesgos, ni mucho menos ya que:
- Podemos cambiar de divisa y que la que elijamos se comporte peor que la sustituida.
- Es muy común que como está ocurriendo actualmente con el euro, si una divisa pierde el valor por su coyuntura económica –recesión o ralentización económica- y su política monetaria expansiva, lo haga sobre la totalidad de las divisas.
En definitiva con las hipotecas en divisa introducimos riesgo y hasta un componente especulativo en una operación de riesgo. Además en el momento actual se une el casi nulo beneficio de conseguir tipos de interés más baratos por encontrarse el Euribor en mínimos históricos.
Pero en general la hipotecas en divisas no son atractivas ya que:
- El componente de riesgo de la evolución de la cotización de las distintas monedas.
- La larga duración de las operaciones. A 25 o incluso más años podemos encontrarnos con más de una fase.
- Una mayor dificultad para cambiar de hipoteca, fundamentalmente para realizar novaciones dentro de la misma entidad.
Si quieres separar lo que es una inversión de algo tan importante como es financiar la compra de tu casa, la hipoteca en divisas no será nunca tu producto.