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La industria factura en el último trimestre el 75% de todo el año

El juguete busca en el exterior su otro Papá Noel

La depreciación del euro impulsa su atractivo frente al producto chino

Javier García Ropero

Pensar en juguetes suele traer buenos recuerdos, siempre que no se tenga que sufrir cada año para encontrar el muñeco de moda por Navidad. Pero hablar del juguete es hacerlo también de una industria histórica en España, que emplea a cerca de 4.000 personas, que siempre destacó por su capacidad exportadora, tan recurrente estos días, y por la calidad e innovación en sus procesos. Y también, por estar directamente ligado a la economía y al consumo. Para lo bueno y para lo malo.

Más calidad, pero más barata

La tecnología lo ha cambiado todo, también la forma con la que los más pequeños pasan sus ratos libres. En todos los domicilios hay, al menos, un smartphone cuando no una tableta, elementos que niños de tres o cuatro años manejan con una facilidad pasmosa. “No podemos luchar con los móviles”, afirma José Luis Berbega, consejero delegado de Injusa, quien destaca que “los niños con más de siete años casi no juegan con juguetes clásicos”.

¿Cómo se adapta un fabricante ? “Lo que hacemos ahora es bajar la edad, nuestros productos se mueven ya desde los seis meses a los seis años”. Berbegal pone de manifiesto que el cambio principal por parte de los padres viene por la exigencia de un cierto nivel de calidad. No todo vale, aunque cuanto más barato, mejor. “El cliente quiere menos cosas malas, pero las cosas buenas quiere pagarlas al precio de las malas. Sí que hay un cambio de mentalidad, pero enfocado a buscar un buen producto que sea de calidad pero que al mismo tiempo tenga un precio muy barato”.

Para el responsable de Injusa, que cuenta con 125 empleados, lo que diferencia al juguete que se fabrica en España es “la calidad, el cumplimiento de todas las normativas existentes y la capacidad para innovar. Aportamos, sobre todo, calidad e innovación”.

El año 2014 resultó ser un respiro para la industria, después de unos años con “caídas históricas” en las ventas de juguetes, como señala el presidente de la AEFJ, la patronal juguetera, José Antonio Pastor. Eso sí, el aire no vino hasta última hora. Solo en diciembre se aglutinó el 35% de la facturación de todo el año, “sobre todo en las dos últimas semanas”, lo que permitirá cerrar el año con un crecimiento superior al 3% y una facturación de unos 1.300 millones.

Una estacionalidad que define al sector y que mantiene en vilo a los fabricantes, como Injusa. Su consejero delegado, Luis Berbegal, indica que el 15% de las ventas del ejercicio se concentraron en la semana anterior a Reyes Magos. “Luchamos contra la estacionalidad, intentamos adaptar productos, por ejemplo, al verano, pero cada vez es peor”. 2011 y 2012 fueron años de depresión del consumo, con caídas anuales en las ventas del 10%. Entre 2011 y 2013 se pasó de 219 empresas a 194, el 46% micropymes y el 35% pequeñas empresas. Vender fuera durante el año resulta clave para una empresa juguetera, sobre todo fabricante: “Durante el año no se vende nada para España. Una empresa de juguetes que no exporte nada tendría serios problemas para sobrevivir”, describe Berbegal. Pero, “nosotros, incluso exportando el 80%, en el primer semestre de 2014 solo habíamos facturado el 25% de todo el año”.

Más competitivos

“La situación, ahora mismo, es buena viendo de dónde venimos”, analiza Pastor, quien señala como dato positivo que los distribuidores han tenido que reponer stock durante enero, algo inaudito en ejercicios previos. Como reconoce Berbegal, el juguete es muy sensible a cualquier cambio exterior, como el tipo de cambio. Y la depreciación del euro también es un aspecto positivo: “Ahora el problema lo tienen los chinos. Siguen siendo baratos, pero desde finales de noviembre hasta ahora los precios en China se han incrementado un 25% en comparación. Eso nos ayuda a nosotros y nos da más visibilidad”, afirma Berbegal. El ejecutivo conoce bien ese mercado. En 2003, Injusa decidió llevar allí el 35% de la producción, que devolvió a su fábrica de Ibi (Alicante) en 2010. Uno de los motivos, el incremento de los costes, pero no el único, ya que aún es más barato fabricar en China. El otro, una de las herencias que ha dejado la crisis en muchos sectores, también en el juguetero: la flexibilidad: “Nuestros clientes necesitaban poder pedir con un margen de tres o cuatro días y no de dos meses, que era lo que llevaba traer el producto de China, o pedir cantidades reducidas y no grandes lotes para adaptar sus pagos”. En definitiva, “aportar valor, porque no podemos competir en precio con el juguete chino”.

La cifra

75% Es el porcentaje de ventas de juguetes que se acumularon en el último trimestre de 2014 respecto al total del año

No en precio, pero sí, según José Antonio Pastor, en “calidad, seguridad y originalidad”, y también en “pensar en las necesidades del niño en cada edad”. El reto del sector ahora es recuperar tejido industrial, algo que para Pastor “se puede dar si se da el pistoletazo definitivo de salida de la crisis” y se juntan factores como una mayor demanda y la continuidad de un euro bajo que atraiga a más clientes del extranjero. El tiempo dirá si el juguete vuelve a volar de la estantería a las manos de los niños.

Sobre la firma

Javier García Ropero
Redactor de la sección de empresas, especializado en distribución, gran consumo y economía del deporte. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y Especialista en información económica de la UIMP. Desarrolla su carrera en CincoDías desde 2011 tras haber pasado por El Mundo y Vocento.

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