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¿Crujimos a los griegos o no?

1.- Tiene sentido tanta la rapidez de Syriza al formar Gobierno como el pacto con un aliado antinatural: Solo debería haber un asunto en la agenda de Tsipras, la renegociación del rescate. Si fracasa, Tsipras no tiene nada que hacer, más que gestionar el desastre y, posiblemente, convocar elecciones.Si sale con no demasiados pelos en la gatera, podrá gobernar.

2.- No debería fracasar: que no haya contagio a España o Italia hoy no quiere decir que no lo vaya a haber si Grecia sale del euro. Para el núcleo de la eurozona la caída de Grecia sería mucho menos dolorosa que para los griegos, claro. Pero los riesgos de ruptura y el capital que tocará invertir en establecer un cortafuegos no compensan. Los tecnócratas de Europa están dispuestos a negociar, y en teoría deberían estar más cómodos de hacerlo con un interlocutor sólido que con Samaras, a quien sus propios socios del PPE han hecho el vacío (con la extraña excepción de nuestro presidente del Gobierno).

3.- Dicho esto, Tsipras debería tener cuidado de no tirarse faroles. No tiene capacidad de negociación, sino una granada pegada a su mano: la puede hacer estallar, pero solo suicidándose.

4.- Quizá haya sobreestimado su poder de negociación (que es la forma pedante de decir tirarse un farol) al iniciar su programa económico antes de sentarse con la troika (es decir, antes de saber el dinero que tiene). Así se entiende que su victoria fuese recibida con relativa calma por los mercados, pero no la formación de Gobierno.

5.- Sobre todo, porque la troika puede que no negocie solo sobre Grecia. De las consecuencias de esta negociación dependerán muchas cosas; en cierto modo, “sienta jurisprudencia” sobre otros rescatados (Irlanda o Portugal, sobre todo) y sus programas. Y define las posiciones de cara a las elecciones españolas.

6.- Por eso tenemos a Luis de Guindos repitiendo en bucle todo el dinero que Grecia debe a España (falso a medias; la deuda está en manos del fondo de rescate). La perspectiva de una Syriza triunfante en las elecciones y en las negociaciones con la troika asusta a un Gobierno que al igual que Samaras, confronta la amenaza de Podemos con la táctica del miedo. Lo cuenta hoy Simon Nixon en el Wall Street Journal: “Madrid cree que lo mejor para España y la zona euro sería crujir a Grecia y sacarla del euro antes que disparar el apoyo a Podemos”.

7.- No se me hagan los sorprendidos. Cosas peores se han visto en eso que llaman, de forma ampulosa, alta política, cuando suele ser de similar estofa que la baja. Además, no sería la primera vez que alguien aboga por “crujir a los griegos” o por apretar las tuercas a un país para asustar a España.

8.- En fin, entre el patinazo de Tsipras y la actitud de Moncloa nos esperan semanas interesantes por el Mediterráneo. Probablemente por el Norte sean más pragmáticos y terminen negociando, aprovechando la presión de los mercados para torcer la mano a Atenas pero sin romper la baraja.

9.- Un recordatorio. Lo explicaba bien (qué raro) Paul Krugman. Para Atenas es más importante un alivio fiscal que la renegociación de una deuda que tiene tipos de interés extremadamente bajos y está en manos de organismos oficiales. Si Tsipras es hábil, negociará más por el lado del déficit, ganando algo de margen para su programa social, ofreciendo a cambio reformas en ámbitos como impuestos o competencia.

10.- Ya para terminar. Grecia sufriría si sale del euro, pero la salida es más factible que antes (2012). Tiene superávit primario Grecia: puede dejar pagar la deuda y sus cuentas cuadrarían (sobre el papel, claro, las turbulencias serían más que notables). El principal problema en este escenario es una fuga de capitales de la banca griega que haría palidecer cualquier fuga de capitales anterior y colapse totalmente el sistema financiero. Pero si esta fuga se produce durante las negociaciones (y no tras su ruptura), entonces no importará el soporte del BCE y la principal correa que ata a Grecia al euro estará rota. La troika tiene mucho poder de negociación, pero también la capacidad de romper la baraja si se excede en sus profecías. Pueden ser autocumplidas.

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