Este empieza a ser el momento de la verdad.
El Banco Central de Suiza anunciaba por sorpresa el cese de su activa política cambiaria tendente a proteger una apreciación de la divisa helvética más allá de 1,20 CHF/EUR que venía operando desde septiembre de 2011.
La medida, aunque era compensada con un fuerte ajuste a la baja del LIBOR 3M (referencia de esta autoridad monetaria) hasta situarse en el -0,75% desde el -0,25% vigente desde hacia apenas un mes, propiciaba una inusitada apreciación del CHF que por momentos alcanzaba contados de 0,85 CHF/EUR (apreciación de más de un 40% del CHF). Tras esta violeta primera reacción la divisa “se estabilizaba” en 1,02 CHF/EUR.
Como decíamos la medida era sorprendente dado que el comunicado del SNB, tras su última reunión del 11 de diciembre, recalcaba que las presiones deflacionistas habían aumentado. Los argumentos ahora comunicados se centran en la divergencia creciente entre la política monetaria de la Eurozona y la de la Fed, circunstancia que implicaría una depreciación del CHF con otras divisas por obligadamente ligarse al curso monetario de la Eurozona.
En cualquier caso probablemente exista una razón más práctica que es la circunstancia que la intervenciones hasta la fecha consistentes en la compra de bonos denominados en euros habían implicado ya la adquisición de títulos con apenas rentabilidad e incluso ya por debajo de cero. Asimismo no podemos pasar por alto que este banco central ya acumula reservas (en euros) fruto de sus actuaciones por un volumen de 495.000 mill. de CHF.
El movimiento de ficha suiza hace presagiar la posibilidad de una contundente actuación por parte del BCE el próximo jueves. Estas expectativas se reflejaban en el EUR que incluso llegaba a depreciarse hasta 1,1575 para posteriormente recuperar la zona de 1,16.
La decisión del BNS tendrá repercusiones graves, pero inevitables, para la economia suiza en términos de pérdida de competitividad exterior y crecimiento del PIB, pero solo en el corto plazo. Una divisa fuerte (el dinero fuerte) siempre es positivo para un sociedad eficiente.
Pero en cualquier caso, me gustaría resaltar que la actuación del BNS pone en evidencia que los bancos centrales no pueden estar para todo, en todo y salvar a todos. La "rendición" del BNS puede ser el inicio de una serie de retiradas que habran de poner a los paises, sus autoridades y los inversores ante la realidad económica global.
Solo aquellos que bien preparados podrán soportar lo que el BNS ha recetado para sus empresas y ciudadanos se mantendrán sin cambios. Si empezamos a oir protestas, es que no estaban tan bien preparados como nos decian.