Piketty pide al PSOE una reforma fiscal contra la desigualdad
Una confrontación de las soluciones académicas frente a unas recetas socialistas que en los últimos ejercicios han traicionado algunos de sus principios ideológicos. Tres ejemplos se produjeron en la segunda legislatura de José Luis Rodríguez Zapatero: se eliminó el impuesto de Patrimonio, que grava a las rentas más altas en 2008, aunque posteriormente se recuperó en 2011; se aprobó la reforma constitucional que modificaba el artículo 135 de la Constitución y consagraba la reducción del déficit y de la deuda como primera prioridad y se subió el tipo general del IVA del 16% al 18%, un impuesto que afecta de la misma manera a todos los ciudadanos con independencia de su nivel de renta.
En el inicio del debate, Piketty expuso algunas de las ideas recogidas en su último libro: la creciente desigualdad en la Unión Europea y la necesidad de modificar la consolidación fiscal para garantizar que la recuperación económica alcance a todos los estratos de la sociedad. “El déficit se está reduciendo muy rápido y es muy difícil seguir reduciéndolo si no hay crecimiento económico y además una inflación baja”, apuntó el economista francés, quién aseguró que este protagonismo exclusivo de la rebaja del déficit está ensanchando la brecha entre ricos y pobres. Sánchez coincidió con Piketty en ese punto y propuso que una de las vías para reducir la desigualdad pasa por la recuperación del diálogo social. “Una de las propuestas que llevaremos a las próximas elecciones es un nuevo estatuto de los trabajadores con alma de pacto. Esto significa la recuperación del diálogo social. Ahora mismo está roto, ya que se imponen las reformas laborales o del mercado de pensiones”, apuntó.
Piketty defendió que es necesario un impuesto de patrimonio europeo “para que paguen más los que más tienen” y que tan solo una fiscalidad progresiva, acompañada de crecimiento, “es lo único que va a permitir financiar infraestructuras, sanidad o educación”. Aquí fue donde matizó su propuesta de un impuesto del 80% para aquellas personas que ganen más de un millón de dólares, incluida en su último libro El Capital del Siglo XXI. “Se trata de que paguen algo y no es descartable que en algunos casos lleguen al 80%. Mi libro estudia la historia de la imposición en EE UU. En 50 años quiénes ganaban más de un millón de dólares pagaban ese tipo y en ningún caso parece que se haya destruido el capitalismo”, remarcó.
Una propuesta polémica que dio pie a Pedro Sánchez para inaugurar una campaña electoral con distintas propuestas en materia fiscal. “Necesitamos una reforma global del sistema fiscal. Cuando uno ve los tipos nominales y efectivos que pagan las grandes corporaciones, la distancia entre ambos es abismal. Tenemos que hacer una reforma que elimine las deducciones, que paguen los que más tienen”, apuntó el secretario general del PSOE, quién deslizó a continuación su propuesta para armonizar el impuesto que grava las sucesiones o donaciones. “Mucha gente viene a morir a Madrid porque es la única autonomía que no grava esos dos actos”, apuntó con ironía. Sánchez criticó la competencia fiscal a la baja que se ha producido entre las autonomías y propuso establecer un mínimo común para que no exista esa lucha.
En el intenso debate entre ambos economistas, también hubo tiempo para hablar sobre la Unión Europea. Piketty criticó abiertamente el hecho de que el actual presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, fuera el primer ministro de Luxemburgo que diseño un sistema de optimización fiscal para las grandes empresas que les permitió eludir el pago de cuantías millonarias en impuestos. “El futuro no pasa por la optimización fiscal de las grandes empresas. Si las pymes pagan más que las multinacionales, la cosa no va a funcionar. No es suficiente que Juncker pida perdón, tiene que asumir que es responsable de los asuntos fiscales”, dijo.
El secretario general del PSOE, que recordó que se opuso al nombramiento de Juncker, una decisión que le valió un importante número de críticas, valoró como positivo el plan promovido para movilizar hasta 300.000 millones de euros. “Es positivo hacer políticas contracíclicas de estímulo, pero es insuficiente”, insistió Sánchez, quién exigió mutualizar la deuda europea.