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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El turismo debe mejorar los ingresos

España ha marcado cada uno de los últimos años, y en 2014 también, récords crecientes de visitantes turísticos, consolidado su posición dominante en la oferta estival y entre las tres primeras del mundo en el agregado del negocio. 2014 podría haberse cerrado con más de 65 millones de visitantes tras la fuerte recuperación de los mercados británico, francés y alemán, tres economías de origen claves para España y que parecen haber esquivado una nueva recesión; y 2015 apunta ya desde su comienzo a un nuevo récord de turistas si no se producen acontecimientos extraordinarios de carácter geopolítico que desestabilicen la economía en Europa. Lo acontecido hasta ahora, con caídas abultadas en el precio del petróleo, refuerza la renta disponible de los europeos y, con la depreciación del euro, estimula la llegada de ciudadanos procedentes de mercados de otras monedas como Estados Unidos, países asiáticos o latinoamericanos.

Pero la asignatura pendiente de la industria turística espa­ñola sigue siendo la recuperación de los ingresos, que no va paralela a la de los visitantes. El abaratamiento de los costes y precios de los viajes, con la extensión imparable del low cost en el transporte y en parte del alojamiento hote­lero, se ha extendido también al resto de servicios turís­ticos, lo que resiente los ingresos agregados. En el último año el gasto medio por turista ha descendido cuando no es el español un mercado low cost, sino maduro y de calidad compa­rado con los nuevos destinos con los que compite en la costa norteafricana y de los países mediterráneos más orien­tales, como Turquía o Croacia, además de la clásica Grecia.

Mejorar los ingresos debe ser el objetivo, sin tener que pasar por aumentos de precios que no lleven aparejado el correspondiente incremento de la calidad de los servicios. Seguramente la mejora de la economía europea en general prolongará las estancias medias y el gasto medio de los visitantes; pero la oferta debe prepararse para disputar con mejores argumentos un mercado creciente en el que los nuevos jugadores están cada vez más cerca del valor que siempre han ofrecido las costas, los hoteles, los restaurantes, los museos y el resto de servicios complementarios españoles. La diversificación y la complementariedad son lo que buscan más turistas cada vez y proporcionan cada vez más los ingresos adicionales, y a ello deben dedicar esfuerzos crecientes los empresarios del sector, aunque sea muchas veces arriesgando margen, convirtiéndolo en una inversión a largo plazo que proporcionará sus retornos.

En paralelo, la promoción pública y ampliación de los mercados no debe cesar. El resto de destinos se mueve en el mismo terreno y la competencia está tanto en conso­lidar los mercados de origen maduros y de altas rentas como los emergentes (China, India, Rusia), que por sus volúmenes marcarán el devenir del sector turístico en el futuro.

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