Las latas de bebidas dicen adiós al acero
No será inmediato, pero la despedida del acero en las latas de bebida en España parece no tener marcha atrás. Será un lento pero inexorable cambio hacia el aluminio, que se ha iniciado ya y que culminará en los próximos años. Uno de los principales fabricantes en nuestro país, Rexam, anunció recientemente la reconversión de toda su producción al aluminio, cuya contratación es más transparente. La industria también da por hecho que el segundo fabricante por cuota de mercado en España, Crown Holdings, iniciará en breve el proceso que le hará abandonar el principal componente de la hojalata y se pasará al aluminio.
Según ha anunciado Rexam, las dos plantas españolas de esta multinacional dejarán de producir latas de acero dentro de dos años. Mientras una de las cuatro líneas de La Selva del Camp (Tarragona) pasó al aluminio ya en 2011 y las otras tres lo harán durante el próximo año, la reconversión de las tres líneas de Valdemorillo (Madrid) empezará en unos meses y terminará en 2016, comunicó la compañía.
Envases infinitamente reciclables
El origen de la lata para conservas se remonta al principio del siglo 19, cuando el francés Philippe de Girard inventa el proceso de envasado en lata, en 1810. Dos años más tarde, los ingleses Bryan Donkin y John Hall explotaron comercialmente la idea, al abrir la primera fábrica mundial de latas en Londres. En 1935 apareció la primera lata de cerveza comercial, como explica la web de la Asociación de latas de bebidas (BCME). Se trataba de una Krueger, un brebaje fabricado por una pequeña cervecería de Newark, en Nueva Jersey (EE UU).
Como explica el último informe Latas de bebidas y medio ambiente de la BCME, aluminio y acero “son materiales permanentes, no desaparecen una vez utilizados, y se pueden volver a convertir en los mismos o distintos productos, con las mismas propiedades, ilimitadamente”.
Una decisión trascendental, puesto que afecta al segundo mercado más importante de latas de bebidas de Europa, el español, como destacó en esta ocasión Iain Percival, director de negocios de Rexam. El año pasado en nuestro país se enlataron 6.200 millones de bebidas –lo que supone una disminución del 4,6% con respecto a 2012, debido a la austeridad impuesta por la crisis– según el último informe anual de la asociación europea de productores de latas de bebidas (BCME, por sus siglas en inglés). El fuerte interés de los proveedores de latas hacia el aluminio radica, en palabras de Percival, en “la demanda creciente por parte de los clientes de un packaging que les permita diferenciar sus productos”.
La explicación del director de Coca-Cola España, Juan José Litrán, es otra. Puesto que tanto el acero como el aluminio “son perfectamente adecuados para la fabricación de envases para bebidas y ofrecen unas características de protección al producto muy satisfactorias”, la reconversión se debe fundamentalmente “a las fluctuaciones de los precios en los mercados de materias primas del acero y del aluminio, lo que hace que el sector migre de uno a otro según las tendencias”.
Nada más normal que encontrar todavía en el supermercado una lata de Coca-Cola de acero durante los próximos cinco años, asegura el alto cargo de este gigante, que pide cada año a sus proveedores unos 3.000 millones de latas, casi la mitad de toda la producción nacional de este tipo de envase. La sustitución con el aluminio “es un proceso largo que probablemente no estará completado antes de 2020”, asevera. Una fecha que fuentes del sector consideran muy probable.
Además de Rexam, otros dos fabricantes se reparten los 7.000 millones de latas que se producen en el mercado –cada vez más integrado– español y portugués. El menor es Ball, que, de acuerdo con las mismas fuentes, representa una cuota del 12%, no gestiona ninguna planta en España, y envía sus productos, exclusivamente de aluminio, desde la fábrica de La Ciotat (Marsella).
El segundo es Crown Holdings, con una cuota del 37% y dos plantas, en Sevilla y Agoncillo (La Rioja). Todas sus líneas son de acero, pero la reconversión a aluminio es solo cuestión de tiempo, aseguran desde el sector, por ser su mercado “la forma natural de competir”. El acero solo se puede conseguir de los tres proveedores existentes –ArcelorMittal, Tata y Rasselstein– a través de negociaciones bilaterales, sin índices públicos. Por el contrario, el aluminio se compra en el London Metal Exchange (LME), un mercado continuo y público que funciona como una bolsa de acciones.
De esta forma, “se puede prever qué costes vas a tener, por ejemplo, el año que viene o dentro de dos años”, señalan las fuentes consultadas. “La ventaja competitiva está en acertar tu setting: si tienes la buena información sobre el mercado, o suerte, compras mejor a futuro”. La reconversión, resumen, es algo “lógico” e imparable.