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Columna
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Normas difusas sobre el cannabis

Es hora de que Estados Unidos discuta a fondo sobre la situación de la marihuana en el país. Ahora que cuatro estados y el Distrito de Columbia han legalizado el cannabis para consumo recreativo una mejor regulación está justificada por razones comerciales y de seguridad. Si el gobierno federal no cambia las leyes para dar su consentimiento a la voluntad de los estados, la incipiente industria se mantendrá en las sombras de la profesionalización.

Cuando Colorado y Washington comenzaron a experimentar con la legalización, la Casa Blanca solo podía mirar hacia otro lado. Sin embargo, en las elecciones de noviembre, Oregon, Alaska y Washington DC también aprobaron la marihuana recreativa. Con cuatro estados más la capital del país a bordo, casi la mitad de los estados aprobando el uso de estas hierbas con fines médicos, y otros que podrían seguir, los legisladores nacionales no pueden ignorar las señales de humo del movimiento.

Sin atención federal, el mercado de la marihuana puede ser peligroso y disfuncional. Los problemas de Colorado con los productos comestibles hechos a base del ingrediente activo de la droga muestran el problema. La Administración de Alimentos y Medicamentos, responsable del etiquetado y las normas, es una agencia federal y por tanto no se ocupa de ello.

El comercio también sigue alterado, ya que las entidades no están dispuestas a respaldar los préstamos contratados a la industria, por temor a represalias del gobierno. El Sistema de Crédito Agrícola federal también se niega a respaldar a los cultivadores de marihuana. Tales problemas urgen al Congreso ya sea a prohibir la experimentación de estos Estados o a permitir y regular en el ámbito federal, pero dejando a los estados determinar si participan o no.

Aunque es una carga pesada, los legisladores de Washington ahora tienen una excusa para intervenir más pronto que tarde.

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