_
_
_
_
Breakingviews
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Salir del club de los G-SIB

El club de los bancos demasiado grandes para quebrar perderá algunos miembros en 2015. La lista de los bancos globales que se consideran vitales para el sistema financiero apenas ha cambiado desde que los reguladores la publicaron por primera vez en 2011. Pero los costes de estar incluido en ella van en aumento. Este año, algunas entidades intentarán encontrar una forma de salir.

Nunca se supuso que ser etiquetado como banco de importancia sistémica mundial o G-SIB (por sus siglas en inglés) fuera una aspiración. En los últimos tres años, sin embargo, el epíteto ha dado perversamente cierto prestigio: ser las instituciones que ningún gobierno jamás podría permitir caer.

Sin embargo, los costes de ser miembro del grupo están empezando a superar a los beneficios, según cálculos de Reuters Breakingviews. El balance general medio de los G-SIB se redujo en un 2% en el año hasta diciembre de 2013. Durante el mismo período, las entidades estadounidenses y asiáticas de menor tamaño ampliaron sus activos en un 4% y un 12%, respectivamente.

A partir de 2016, se requerirá a los G-SIB que mantengan un colchón de capital adicional de entre el 1% y el 3,5% de sus activos ponderados por riesgo. También estarán los primeros en la fila para adoptar las nuevas regulaciones propuestas que les obligan a mantener una cantidad mínima de capital y deuda que se pueda amortizar en una crisis.

Los reguladores están mostrando el camino a la puerta. En noviembre, detallaron los 12 criterios –que van desde el tamaño a la escala transfronteriza– empleados para identificar a los G-SIB. Eso le da a los bancos un incentivo claro para reajustar sus operaciones con el fin de reducir la cantidad de capital adicional que deben acumular.

Para muchos 2015 será el año en que ser muy grande para quebrar se convierte algo demasiado molesto.

Archivado En

_
_