Transparencia en productos financieros
La Dirección General de Seguros acaba de publicar una orden ministerial que obliga a las compañías del sector a unificar los criterios de determinación y comercialización de la rentabilidad de cada producto de vida ahorro para mejorar la transparencia y permitir que la clientela disponga de cuanta información precise para elegir en un mercado de abierta competencia. La circunstancia de unos tipos de interés prácticamente nulos en términos nominales, y la seguridad bastante extendida de que seguirán en tal situación durante una temporada bastante prolongada, ha estimulado al ahorro más conservador a buscar alternativas a los depósitos de ahorro tradicionales. Y tal búsqueda ha generado una oferta paralela entre las aseguradoras y la propia banca, en parte apoyada en una reforma fiscal que premia el ahorro de medio y largo plazo con deducciones fiscales en muchos casos.
Ahora existen no menos de unos 100.000 millones de euros en seguros de vida ahorro con fórmulas de cálculo de la rentabilidad muy heterogéneas, según reconoce la propia industria.Pero en diciembre de 2015 deberán utilizar un mismo formato para comercializarse, comunicando al cliente la rentabilidad esperada, excluyendo todo tipo de costes internos de gestión y otros gastos en inversiones, para que los ahorradores dispongan de un modelo estandarizado común y poder comparar qué compran y qué rechazan. Dispondrán, por lo tanto, de un año completo para ajustar su oferta comercial a las exigencias de transparencia de los reguladores.
Sin embargo, los réditos no solo llegarán a los clientes con una oferta más clara, sino al propio sector del seguro, que podrá competir con la banca en la captación de recursos en un mercado en el que los márgenes se estrechan para todos por la tendencia bajista en los tipos tanto del activo como del pasivo. Más allá de los depósitos a plazo, la clientela puede encontrar en el medio plazo (a más de tres años) productos con atractivos financieros y fiscales, aunque los primeros estén ciertamente limitados por la política monetaria de liquidez absoluta del Banco Central Europeo. Además, algunos de ellos entran en competencia directa con los fondos de pensiones, dado que la reforma fiscal que entra en vigor en enero permite el rescate a los diez años de todas las capitalizaciones realizadas que cumplan tal requisito de antigüedad.
El mercado no puede poner sobre la mesa grandes rentabilidades, pero la inevitable competencia que se abrirá por esa misma circunstancia puede ser un imprescindible aliado de los ahorradores para encontrar algún tipo de retorno real a sus recursos, a su patrimonio, sin necesidad de acudir al riesgo que suponen inversiones como la renta variable o algunos tipos de bonos corporativos.