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García Cantera asume el rol del nuevo consejero delegado de Santander

Álvarez dice adiós a los analistas con promesas de continuidad

El nuevo consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez.
El nuevo consejero delegado de Banco Santander, José Antonio Álvarez.Pablo Monge.

El sorprendente traspaso de poderes que impulsó la pasada semana Ana Patricia Botín en el seno de Banco Santander fue escenificado este lunes en parte en el salón Tápies del Hotel Hesperia, en el madrileño Paseo de la Castellana. Allí habían sido convocados a la una de la tarde los analistas que siguen normalmente la evolución del valor para escuchar una vez más a José Antonio Álvarez. Pero el encuentro fue una despedida.

Como director financiero y responsable de relación con inversores de Banco Santander, Álvarez ha ejercido durante años de interlocutor habitual con analistas en foros y presentaciones pero la semana pasada se supo que el leonés ha sido designado para suceder a Javier Marín como consejero delegado del grupo a partir del próximo 1 de enero. Así, de hecho, Álvarez aprovechó la convocatoria de ayer para decir adiós a los analistas pero no realizó ya la presentación.

En su lugar, el aún director financiero cedió la palabra al que será su sucesor en el cargo: José García Cantera, hombre de confianza de Ana Patricia Botín y hasta ahora director general de Santander Global Banking. Fue este el encargado de pilotar un encuentro carente de las habituales proyecciones de datos, en el que se optó por un formato únicamente destinado a responder las preguntas de los analistas sin una presentación previa sobre la situación o los movimientos del grupo.

Asistentes a la cita aseveran que el mensaje fundamental que quisieron trasladar los directivos de Santander fue que el cambio de nombres en la cúpula del banco, con Botín hija a la cabeza, puede suponer un cambio de estilo, pero supone una garantía de continuidad con la estrategia que ya venía protagonizando el grupo.

Más allá, ninguno de los dos quiso entrar en detalles sobre los nuevos movimientos estratégicos que podría realizar el banco o sobre el futuro del dividendo, cuya revisión es una de las asignaturas pendientes que enumeran los analistas. La entidad lleva siete años repartiendo un beneficio anual de 60 céntimos por acción, gracias entre otras cosas a la buena aceptación de su propuesta de pago en acciones, si bien la necesidad de ir fortaleciendo su capital podría hacer reconsiderar las cifras.

Botín y Álvarez también tienen por delante la necesidad de decidir por qué zonas geográficas en las que están presentes siguen apostando, analizando decepciones como la de Brasil, o cuáles son los territorios del futuro en los que deben abrirse camino. Ayer, sin embargo, y a la espera de que comenzar a ejercer oficialmente de número dos, Álvarez optó por la prudencia.

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