La gran industria califica de “desastre” la subasta de su incentivo eléctrico
Alcoa ha salido mal parada No hay datos oficiales hasta que los valide la CNMC Las empresas darán una respuesta esta semana
Los temores que abrigaba la gran industria sobre la nueva subasta del servicio de interrumpibilidad se han cumplido. Unas 150 empresas (más concretamente, instalaciones de un centenar de compañías) acudieron la semana pasada al pabellón del recinto ferial de Madrid, Ifema, donde Red Eléctrica lo tenía todo dispuesto para celebrar la primera puja de megavatios interrumpibles. La llamada interrumpibilidad es un sistema por el cual la industria se compromete a reducir o interrumpir su consumo eléctrico en función de las necesidades de REE a cambio de una retribución consistente en un menor precio de la electricidad.
El operador del sistema tenía de plazo entre el lunes y el viernes para realizar la subasta, pero el miércoles por la tarde ya se había vendido todo el pescado. Y nunca mejor dicho, ya que REE ha comparado esta subasta con “las de las lonjas de pescado o las subastas de flores holandesas”. En el proceso se ofrecían dos productos de potencia interrumpible mediante un sistema de precio descendente: 238 bloques para reducciones de consumo de 5 MW y nueve bloques para 90 MW (2.000 MW en total). Estos se los llevarían quienes se mantuviesen en la subasta con el precio más bajo.
De momento no hay información oficial, ya que la CNMC, encargada de supervisar la subasta, debe validarla. Sin embargo, distintas empresas participantes en la misma la han calificado de “desastre”. Los datos extraoficiales que estas manejan es que se han dejado por el camino unos 200 millones de euros sobre los 550 millones que hasta ahora recibían a través de los peajes eléctricos. En total, de los 2.000 MW ofertados por REE, se han quedado sin adjudicar entre 600 y 700 MW, debido a los bajos precios resultantes:300.000 euros MW/año para el producto de 90 MW (su precio de salida eran 350.000 euros) y 100.000 euros MW/año para el de 5 MW (el de salida eran 260.000 euros).
Hubo momentos de tensión en una puja en la que participaron 150 plantas
Los grandes grupos consumidores de energía pujaron por 12 bloques, aunque solo se ofrecían nueve: Alcoa, por seis bloques;Asturiana de Zinc, por dos, y ArcelorMittal, Celsa, Solvay y Ferroatlántica, por uno cada una. Los primeros rumores apuntaban al descalabro de Alcoa que, según circuló, se habría quedado fuera de la subasta. Fuentes empresariales lo niegan y aseguran que la multinacional del aluminio con fábrica en Galicia, habría logrado tres bloques. “Una situación también poco halagüeña”, añaden las mismas fuentes, que hablan de “momentos críticos y de gran tensión”.
El problema del nuevo sistema “de subastas competitivas”, una medida que el Gobierno aprobó en el marco de la reforma eléctrica cuyo objetivo era acabar con el déficit tarifario, ha sido mezclar a compañías de sectores y situaciones muy diferentes, un “cóctel explosivo”. Además, al proceso han acudido muchas empresas que hasta ahora no eran interrumpibles para las que el coste de la energía no es clave en su proceso productivo. De hecho, por los 238 bloques de 5 MW han pujado un buen número de nuevos entrantes.
La factura se encarece
Según indica uno de los participantes, se han dado varios tipos de situaciones: empresas con bloques de 90 MW que los han convertido en bloques de 5 MW o que han ido a la baja, a reventar la subasta porque a ellas les había ido mal; nuevos entrantes que han hundido el precio; los que subastaron sus bloques en busca de liquidez, y aquellos para los que los costes energéticos no son relevantes y han aceptado cualquier precio.
Todos reconocen que la organización técnica de la subasta por parte de REE ha sido un éxito, pero no así su resultado, que regirá para todo 2015. El encarecimiento de la factura de la luz en un 40% que se preveía, se ha cumplido. Como ejemplo, el de una compañía que ha pasado de un incentivo eléctrico de unos nueve millones a tan solo 500.000 euros.
Las empresas preparan una respuesta
La asociación de grandes consumidores de energía, Aege, o la del sector siderúrgico, Unesid, han optado por guardar silencio en tanto REE no publique oficialmente el resultado de la subasta de interrumpibilidad, que debe aún validar la CNMC. La gran industria está expectante y adelanta que en cuanto conozca el resultado dará una respuesta, con toda probabilidad esta misma semana.
Por el momento, en el sector reconocen que el resultado ha sido negativo por los bajos precios de la subasta, y creen que si se confirman los datos que manejan quienes participaron en la subasta, el Gobierno tendría que tomar medidas. Máxime cuando la peor parada en la subasta, Alcoa, tuvo la suficiente influencia como para lograr que el Gobierno aumentara a finales de 2012 la partida de los peajes para interrumpibilidad de 550 a 750 millones de euros. La compañía aprovechó las elecciones en Galicia para que el presidente de esa comunidad, Alberto Núñez Feijóo, intercediera ante Rajoy para lograr más dinero. De hecho, ese plus se lo llevaron solo las cinco grandes plantas industriales, las de la llamada G-4, propiedad de Alcoa, Asturiana de Zinc y ArcelorMittal.
Ya este año la interrumpibilidad ha bajado a la cantidad inicial, si bien, con la reforma eléctrica, el Gobierno optó por “subastas competitivas” para el reparto de lo que el ministro de Industria, José Manuel Soria, definió como una ayuda. Y aunque los responsables del ministerio han asegurado que la partida de la interrumpibilidad sería la misma, el resultado de la primera puja que avanzan las empresas indica que será mucho menor.
Las afectadas han llevado a los tribunales la normativa que establece el nuevo sistema de subastas.