Misterios seductores para hacer las maletas
Lugares y rutas marcadas por una leyenda negra, un accidente o un origen ignoto
Son muchos y variados los motivos que desde siempre han invitado al hombre a viajar. Descubrir nuevas gentes y culturas, ser los primeros en coronar las más grandes cimas o surcar ríos y mares. Hay algo menos tangible que atrae como un imán a los viajeros más aventureros: los misterios.El planeta está lleno de lugares con leyendas negras. Algunas inventadas, otras fantásticas y las menos con ciertos visos de realidad.
Alimentando sus mitos, muchos de estos sitios han aumentado el número de visitas turísticas. No importa que el famoso Triángulo de las Bermudas sea una simple alteración magnética en esa zona de la Tierra ni que Drácula solo existiera en la imaginación de Bram Stoker, que su madre cultivó desde pequeño con cuentos de fantasmas y terror.
El desastre del Titanic fascina a muchos que sueñan con realizar la legendaria ruta del naufragio más famoso de la historia frente a las costas de Terranova. Nadie imaginaría que entre los espectaculares paisajes y la majestuosa fauna de África se fuera a encontrar una de las ciudadelas más antiguas y grandes de este continente cuyo origen y desaparición está lleno de enigmas y tiene connotaciones bíblicas.
Un recorrido por algunos de los lugares más enigmáticos del planeta
Muy pocos apostarían a que el lindo México alberga uno de los lugares más macabros del mundo en medio del idílico paisaje de Xochimilgo, más propio de un escenario de Hollywood que de la imaginación de una mente cuerda.
El entorno, con su zona lacustre, canales de agua e islas deshabitadas ayuda a que sea una cita imprescindible en el destino de turistas, que buscan en la isla de Las Muñecas un lugar donde lo paranormal parece cobrar vida.
La historia está llena de guerras, persecuciones y venganzas y algunos pueblos han tenido que refugiarse bajo tierra. Las catacumbas romanas o los túneles de Cu Chi obligaron a cristianos y vietnamitas a esconderse de sus enemigos. Pero poco se sabe del origen y desaparición de las ciudades subterráneas de Capadocia.
Este es nuestro recorrido misterioso.
Sin miedo al Triángulo de las Bermudas
Playas para desaparecer. Si no cree en fenómenos paranormales ni le asustan las leyendas sobre misteriosas desapariciones de barcos y aviones en un imaginario triángulo en medio del Atlántico, las Bermudas es uno de los mejores sitios para perderse con cerca de 150 islas e islotes.
Allí descubrirá las aguas turquesas del mar de los Sargazos, un clima suave, un skyline salpicado de casas de colores pastel, la naturaleza volcánica y salvaje del archipiélago, sus solitarias playas de fina arena rosada, exuberantes bosques y una particular fauna.
En fin, lo más parecido que haya imaginado a un paraíso tropical o fiscal, depende de lo que se quiera esconder, porque tan famoso como su triángulo son sus bancos.
Los amantes del buceo se sentirán como pez en el agua en Church Bay y visita obligada para cualquier turista son las Cuevas de Cristal, con sus impresionantes estalactitas y piscinas de sal.
¿Y cuál es el misterio? No hay manantiales de agua en las islas, pero no sueñe con sustituir el líquido elemento con cócteles afrodisiacos. Llueve lo suficiente para que el agua se recoja y almacene en depósitos subterráneos incorporados en todas las construcciones.
Desde Europa solo British Airways tiene vuelos directos.Si prefiere moverse de isla en isla en barco, las Bermudas son un destino ideal para cruceros como los de Royal Caribbean, con excursiones de pesca en alta mar para atrapar un pez espada.
Billete sin fecha a bordo del ‘Titanic II’
Leyendas que regresan. ¿Echa de menos los viejos transatlánticos y los viajes de otras épocas? Pues vaya reservando camarote sin fecha a bordo del… Titanic II.
Un proyecto impulsado en 2012 por el dueño de la naviera Blue Star Line, el australiano Clive Palmer, que será una réplica y realizará el mismo viaje que el famoso barco hundido en 1912. El viaje inaugural, inicialmente previsto para fines de 2016, se ha retrasado a 2018 por reajustes en la construcción.
El buque partirá del puerto inglés de Southampton a Nueva York en EE UU, siguiendo la misma ruta que el Titanic original.El nuevo crucero, integrado por nueve cubiertas, ha sido diseñado para recrear las grandezas de su homónimo con una eslora total de 269,06 metros, disponiendo de 840 camarotes con capacidad para alojar 2.435 pasajeros, en primera, segunda y tercera clase.
El barco contará con una tripulación de 900 personas y estará dotado con todos los lujos del primer Titanic, además de las más modernas tecnologías y los últimos sistemas de navegación y seguridad.
Una de las características más llamativas y fascinantes del crucero será su primera clase, con una majestuosa escalera que desciende a través de la mayor parte de las cubiertas del buque.
La escalera se inicia bajo una gran cúpula acristalada de hierro forjado. El Titanic II tendrá una réplica exacta de the bridge (el puente) del barco original.
Paseando entre vampiros
¿Castillos con encanto? Cuenta la leyenda que en el tétrico castillo de Bran, en Transilvania, al sur de Rumanía, vivió el más famoso y sanguinario de todos los condes, el conde Drácula. No hay ninguna evidencia, pero ¿a quién le importa?
Es el monumento de Rumanía que más turistas recibe animados por la historia y el vampiro que describe la novela de Bram Stoker.El personaje histórico en el que se inspira el escritor irlandés es, en realidad, el príncipe de Valaquía, Vlad Draculea, que reinó como Vlad III y no tiene nada de romántico.
Conocido como el Empalador por ser esta su forma favorita de castigar a sus prisioneros hasta morir desangrados, su verdadera morada fue la fortaleza de Poenari, hoy en ruinas.Por el contrario, el castillo de Brasov data del siglo XIV y está en perfecto estado de conservación. Destaca por su antigüedad y su singular arquitectura.
La historia que más parece acercarse al mítico vampiro, en realidad un sanguinario guerrero, es que pasó solo dos días en el castillo de Bran, cuando fue capturado y encerrado en una mazmorra por sus encarnizados enemigos.
Hoy la visita al castillo (6 euros la entrada general), que llegó a ser una de las residencias favoritas de la realeza rumana, supone una cita con la historia, el mito, la intriga y la magia.
Algunas estancias de la fortaleza y los jardines –en la imagen grande– se pueden alquilar para eventos privados, fiestas, cenas de gala y rodajes.
En busca de las minas del rey Salomón
Reinos perdidos. La ciudad de piedra –las ruinas del Gran Zimbabue– fue una de las metrópolis más ansiadas y mitificadas por los viajeros europeos. Allí igual situaban la capital del reino de Saba que las minas del rey Salomón.
En realidad, la sucesión de construcciones graníticas supone un extraordinario legado de la civilización bantú de los shona, que data de los siglos XI y XIV.
La ciudad ocupa una superficie de 150 km y fue un importante centro comercial, especialmente de oro, de ahí su relación bíblica. Todo impresiona allí: el volumen de las construcciones, la habilidad en la talla de las piedras, la soledad del lugar, el misterio que lo envuelve, el palacio y la Gran Cerca, una muralla en forma elíptica.
Hoy es un lugar sagrado. Allí se encontró el Pájaro de Zimbabue, una escultura de piedra tallada adoptada como símbolo nacional.
El misterio que envuelve el origen de la ciudad se acentúa más con su abandono. Nadie ha sabido explicar que pasó.
Las ruinas están a 50 km de la ciudad de Masvingo, muy cerca ya de la frontera con Mozambique. Hay zona de acampada a la entrada del monumento, pero no encontrará hoteles ni restaurantes.
En la isla de Las Muñecas nadie juega
Mal de amores. Dicen que el desamor suele hacer estragos. Devastado y con el corazón roto se debió sentir Julián Santa Ana cuando su novia lo dejó por otro hombre.
Ese fue el detonante para que el hombre se retirara del mundanal ruido y decidiera vivir en una chinampa, uno de los múltiples islotes que jalonan el barrio de Xochimilco, uno de los más turísticos y coloridos de México DF.
Allí, en medio de un pantanal, se dedicó a colgar muñecas en los árboles y en los techos de la casa, algunas desmembradas y decapitadas. El escenario resultante en la llamada isla de Las Muñecas es aterrador. El islote, entre canales laberínticos y pequeñas islas salvajes y agrestes, resulta macabro.
Durante los 50 años que vivió allí y hasta que murió en 2001, Santa Ana fue un ermitaño y solo llamaba la atención porque recogía muñecas de la basura para decorar la isla. Su favorita era La moneca y hasta hoy se le piden deseos y se le realizan ofrendas, porque la consideran milagrosa.
El hombre diría que llenó la isla de muñecas “para espantar los espantos”, luego de que una joven se ahogó frente a su isla. Desde entonces se oían voces, pasos y lamentos de mujer y las muñecas hacían de escudo protector.
Viviendo en las entrañas del planeta
Tierra trágame. No fue un simple agujero en la tierra lo que se tragó una de las gallinas de Omer Demir en 1963, en un paraje solitario y casi desértico a unos 30 km al sur de Nevlehir, en la Capadocia.
Esta región turca está salpicada por paisajes sobrecogedores y está llena de sorpresas.
Como la que se llevó Demir al intentar rescatar a su animal y descubrir que no había caído en una gran cueva sino en algo que parecía mucho más. Y así fue como se encontró la ciudad subterránea de Derinkuyu.
Bajo tierra se encontraron, además de viviendas, almacenes, bodegas y lo que se presume como comercios. Durante las excavaciones se descubrieron también unas grandes salas en las que se cree que se impartían clases.
La ciudad contaba con una iglesia subterránea de 65 metros de largo y distintos espacios destinados a establos.
En total, la ciudad subterránea ocupa una superficie de unos 4 km2, con 13 plantas desescombradas hasta ahora, porque se supone que existen más. Solo está permitido bajar hasta el nivel cinco.
La actual planta inferior está situada a 85 metros de profundidad. Se calcula que el recinto podía albergar a más de 20.000 personas.
El complejo sistema de ventilación revela que los habitantes de Derinkuyu se escondían de algo o de alguien, pero a ciencia cierta no se sabe de qué ni por qué desaparecieron.