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Sostenibilidad financiera en el tercer sector

Por Joan Massons, profesor de Finanzas de ESADE Business School

Hace más de diez años que vengo impartiendo formación a directivos de ONGs y he comprobado que no se puede concebir el concepto de sostenibilidad financiera (financial sustainability) fuera de la planificación económico-financiera (economic-financial planning). La sostenibilidad financiera empieza cuando el consejo directivo plantea los objetivos a medio largo plazo para integrarlos en la estrategia de la ONG. Dichas metas, que han de ser suficientemente concretas y alcanzables, deben ser comunicadas a los jefes de áreas operativas o funcionales para que éstos puedan determinar los medios necesarios para alcanzarlas.

Pero, ¿cuáles son esos medios? Podríamos clasificarlos en tres categorías: los que suponen inversiones en activos fijos (fixed assets), los que corresponden a los activos corrientes (current assets) y aquellos que suponen costes, pero que no tienen carácter de inversión. Esta información permite que el departamento financiero pueda elaborar una planificación económico-financiera cuyo posterior estudio permitirá garantizar la sostenibilidad financiera de la ONG:

1-Previsión de cuenta de resultados o forecast income statement

La previsión de cuenta de resultados analiza los ingresos, el margen bruto, el previo y el posterior a tasas y el margen acumulado. Gracias a él, la empresa puede presentar en los próximos meses sostenibilidad económica, aunque no necesariamente financiera. Para llegar a este punto debemos trabajar el resto del plan y, especialmente, el presupuesto financiero y el balance previsional. Aun así, la sostenibilidad económica mostrada aquí supone un gran apoyo para la financiera.

2-Previsión de movimientos de activos corrientes o forecast current assets movements

En este apartado se realiza la previsión del inventario (existencias, entradas, salidas, valor inicial y final…), la de crédito a proveedores y la de resolución de deudas. A partir de estos cálculos se pueden crear otros tantos con magnitudes que tengan relación con los activos corrientes de la empresa, tales como las colaboraciones externas y los servicios pagados de forma aplazada.

3-Presupuesto financiero o financial budget

El presupuesto financiero se estructura tres secciones: el corriente, el de capital financiero y el del efectivo requerido para operaciones. El primero ha de contener los pagos y cobros previstos que tengan conexión directa con el negocio principal de la ONG y que sean rutinarios, habituales y consustanciales a la gestión ordinaria del mismo. El segundo reuniría los pagos y cobros que, bien nada tengan que ver con el negocio principal de la ONG, bien, aun teniendo que ver, no sean de carácter habitual, rutinario o continuado. Y aunque aquí el diferencial fuera negativo, sería muy interesante que el superávit del punto anterior pudiera cubrir este déficit. En caso de que no fuera así, deberíamos empezar a pensar en posibles recursos financieros y/o replantear objetivos.

4- Balance previsional o forecast balance sheet

El balance es el último documento de carácter previsional (que no provisional) y aquí, la clave es su contenido y cómo activarlo. Para ello, reflejamos la inversión de activos fijos en el plan de volúmenes de activo fijo y trasladamos a los activos fijos brutos las cifras que ya hemos elaborado para el presupuesto del capital financiero. Así, la depreciación acumulada se va a forjar a base de ir sumando los importes que aparecen como coste de depreciación en el presupuesto de ingresos. Por otro lado, las cifras correspondientes a inventarios y deudas serían las predeterminadas por el cuadro de previsión de movimientos de activos corrientes, y el efectivo, sería calculado añadiendo la cifra que aparece al pie del presupuesto financiero. Finalmente, el balance se cerraría con el valor de la necesidad financiera que habremos podido leer previamente en el presupuesto financiero. De esta manera, la comparación del balance del año 2014 con el balance previsional del 2015 nos debería permitir observar las inversiones que causan esas necesidades financieras.

A partir del conocimiento de esas necesidades financieras podemos empezar a pensar en los recursos que garanticen nuestra sostenibilidad. Tendríamos los fondos equity – conviene señalar que este término varía mucho de un país a otro y son muy distintas las formas de subvenciones y donaciones que puedan estar a nuestro alcance—, la deuda, y la venta de activos no operativos.

Dicho esto, deberíamos plantearnos tres importantes preguntas:

  1. ¿Es posible negociar con nuestros proveedores de productos o de servicios plazos de pago mayores?
  2. ¿Se puede conseguir de la banca anticipos sobre las cantidades que los deudores deben satisfacer en determinado plazo?
  3. ¿Es posible obtener de nuestros bancos préstamos?
(*) Estracto de la ponencia que el profesor Massons impartió en Madrid el pasado mes de septiembre sobre Sostenibilidad Financiera

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