“Los bancos ya no van a las ferias inmobiliarias”
Jesús Gil Marín y Manuel Marrón crearon la agencia inmobiliaria Gilmar (acrónimo de sus apellidos) en 1983. Al frente de la empresa, especializada en el mercado de vivienda de lujo, han vivido ya varias crisis, pero ninguna como la actual, tan larga y tan destructiva. Se estima que un 85% de las agencias inmobiliarias que existían en 2006 ha sido engullido por la crisis.
Gil Marín asegura que Gilmar ha sobrevivido gracias a las recomendaciones de sus clientes. A raíz de la entrada en vigor de la Ley de Emprendedores, que ofrece permiso de residencia en España al extranjero que invierta medio millón de euros en una vivienda en el país, entre otros puntos, la empresa ha impulsado alianzas con agencias en otros países. “Ahora tenemos gente en la empresa que habla chino, árabe, ruso...”, comenta.
Pregunta. Hace unos días se ha celebrado el salón inmobiliario de Madrid, Sima, ¿qué impresiones ha percibido?
Respuesta. Lo más llamativo, a diferencia de otros años, es la no presencia de bancos en el salón inmobiliario. Es la gran diferencia con otros años, el promotor que prácticamente se había extinguido, vuelve a aparecer. Es muy significativo que ahora se vuelva a vender sobre plano, antes con la competencia de los bancos esto parecía una utopía, y hablo de hace solo un año. Ahora nosotros tenemos unas ocho promociones sobre plano en proceso de venta. Los bancos pasaron a ser propietarios de los inmuebles y esto dejaba poco margen de competencia a las agencias.
P. ¿Como sobrevive Gilmar a esta crisis?
R. Nos hemos sostenido por la confianza que el mercado ha tenido con nosotros, con nuestros clientes. Hemos vendido a tres generaciones, hemos vendido al abuelo y ahora, por recomendaciones, vendemos al nieto.
P. ¿El mercado de vivienda de lujo se ha comportado de forma diferente al resto?
R. Cuando la situación está mal, todo el mundo se ve afectado, hay gente que tenía muchos recursos y ha quebrado. Pero igualmente también hay mucha gente que en plena crisis ha ganado dinero, que ha logrado negocios exitosos.
Creo que ahora estamos en un punto de inflexión, hay más optimismo. Ahora por falta de financiación no perdemos ninguna operación, no creo que pueda seguir alentándose el pesimismo en este sector.
P. Hace un año entró en vigor la Ley de Emprendedores, ¿les ha servido para cerrar más operaciones?
R. Con motivo de esa ley impulsamos un proceso de internacionalización buscando alianzas con grupos relacionados con el sector inmobiliario, con clientes similares a los nuestros. Nosotros volcamos nuestro producto en sus páginas y ellos nos envían clientes fijando un porcentaje. En lo que llevamos de año hemos hecho muchas operaciones a través de estas alianzas, ahora tenemos gente en la compañía que habla chino, ruso, árabe... Antes hablábamos en inglés con este tipo de clientes, hemos cambiado, el cliente ruso o el chino prefiere que le hables en su idioma.
P. Hace unos meses usted y su socio Manuel Marrón establecieron una alianza con Procisa, propietaria y comercializadora de activos en La Finca [en Madrid, una de las urbanizaciones más exclusivas de Europa].
R. Va de maravilla. Para Procisa, al margen de sus otros varios negocios, La Finca es su ojito derecho, es la urbanización con mejores servicios y con mayor precio. En cinco meses hemos realizado más de 30 operaciones.
P. Tanto el Atlético de Madrid como el Real Madrid han llevado a cabo operaciones inmobiliarias en la capital muy llamativas. ¿Cree que el estadio Santiago Bernabéu se mantendrá en su ubicación actual por mucho tiempo?
R. Hay que estar abiertos a todo, no nos podemos cerrar a nada, aunque siempre habrá alguien perjudicado, lo que hay que hacer es lograr mucha gente beneficiada. Personalmente me da mucha pena salir de El Calderón, pero hay que entender que por encima de todo está el futuro de la sociedad, si es necesario hacer una operación así, hay que hacerla.
“De mi padre sólo puedo decir cosas buenas”
Tanto el Atlético de Madrid como la figura del padre del presidente de Gilmar, Jesús Gil, son indisolubles del negocio de la agencia inmobiliaria de Jesús Gil Marín. Siempre están presentes en conversaciones con inversores, con bancos, con clientes, con medios. “Hace poco he estado con el presidente de un banco de Irán, con un político de Azerbayan, y lo primero que me piden es una camiseta firmada del Atletico de Madrid, gracias a Dios mi hermano me las sigue dando”, comenta el presidente de Gilmar. “Cuando murió mi padre dejé el Atlético de Madrid, mis participaciones se las di a mi hermano y pasaron a sus hijas. Por supuesto sigo muy ligado al equipo, lo que está haciendo tiene mucho mérito”, señala.
Ser hijo de Jesús Gil, ¿ha abierto o cerrado puertas a Gilmar? “Es que mi padre nunca ha tenido nada que ver con Gilmar, mi padre vivía del Atlético de Madrid, de Los Ángeles de San Rafael, pero nada tenía que ver con Gilmar”, señala. “Estoy orgulloso de mi padre, todo lo que me ha transmitido son valores que me encantaría transmitir a mis hijos; de mi padre solo puedo decir cosas buenas, por supuesto se ha equivocado como nos equivocamos todos, pero si vas a Marbella y preguntas te dirán quien ha hecho más y quién menos por la ciudad”.