El arte de las cuentas
Pese a que lleva dos años liderando el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas, Ana María Martínez Pina se enfrenta a un gran reto: la confección de una nueva legislación
Si hay un área en el ámbito empresarial especialmente técnica y que requiere una gran minuciosidad, esa es la contabilidad y la auditoría. Se trata de un terreno muy delicado y, consciente de ello, y de la importancia que tiene por tanto su cometido, Ana María Martínez Pina (Barcelona, 1971) asumió la presidencia del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC) hace dos años y ocho meses. Actualmente, se encuentra ante uno de los grandes retos al frente de esta institución: la preparación de la nueva ley de auditoría de cuentas.
“Un intenso trabajo” es la expresión que la propia presidenta del ICAC utiliza para referirse al borrador de esta norma cuya tramitación parlamentaria se realizará a lo largo de 2015, tal y como anunció esta misma semana el ministro de Economía, Luis de Guindos, en el Congreso de los Diputados.
Licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona, Martínez-Pina ha dedicado su carrera a tratar de cerca con ese aspecto tan complejo y serio que son las cuentas, pero desde el ámbito público y en relación a la normativa. Funcionaria del Cuerpo Superior de Inspectores de Seguros del Estado, inició su andadura profesional en la dirección general de Seguros y Fondos de Pensiones, hasta que en 2003 se produjo su primer contacto con el ICAC.
La actual presidenta desempeñó el cargo de subdirectora general adjunta de Normalización Técnica y Contable, así como el de secretaria del Comité Consultivo de Contabilidad. En esta etapa, Martínez-Pina se acercó a la complicada reglamentación de la materia, ya que tuvo que tratar tanto con la elaboración de proyectos normativos, como con la resolución de las consultas que la aplicación de la normativa contable que planteaban las empresas.
De esos años, esta profesional recuerda especialmente el periodo en que se llevó a cabo la reforma contable, durante el cual perteneció a varios grupos de trabajo implicados en la transformación de la normativa, entre ellos el encargado de elaborar el Plan General de Contabilidad.
La experiencia y conocer los entresijos de la institución, adscrita al Ministerio de Economía, fueron por tanto sus principales credenciales cuando en febrero de 2012 asumió la presidencia del ICAC.
Lejos de estar cansada de dedicarse a un terreno tan técnico y exigente, Martínez-Pina asegura disfrutar de su trabajo, el cual considera que le da la oportunidad de seguir estudiando y aprendiendo. En ese camino que le permite continuar formándose continuamente en la contabilidad y la auditoría cuenta con la ayuda de unos profesionales a los que valora mucho y que le acompañan y asesoran en el día a día en sus tareas en el ICAC.
Convencida de las ventajas del trabajo en equipo, la presidenta de esta institución afirma que le gusta escuchar todas las opiniones. Eso implica, no solo a sus colaboradores y al equipo, sino también a los representantes del sector con el que trabaja. Y aunque se trata de una relación que no siempre es fácil, como todas aquellas en las que el regulador y quienes son objeto de la norma están implicados, Ana María Martínez-Pina ha intentado no olvidarse de ellos en ninguno de sus pasos.
Convencida de las ventajas del trabajo en equipo, la presidenta del ICAC afirma que le gusta escuchar todas las opiniones
Un ejemplo se ha dado en la elaboración de la nueva ley de auditoría, cuyos borradores (el último de ellos sometido a información pública desde el 29 de octubre pasado hasta el 12 de noviembre) se han ido poniendo en conocimiento de los agentes que se dedican a este terreno, según asegura la presidenta del ICAC. Pese a ello, los auditores hacían ver recientemente algunos desacuerdos sobre el proceso, como lo que consideraban una rapidez excesiva.
Por su lado, la presidenta del ICAC recuerda que la nueva ley entrará en vigor a mediados de 2016 por imperativo de la Unión Europea y que aún queda por delante toda la tramitación parlamentaria. Pero, más allá de las diferencias, ambas partes tienen un objetivo común: trabajar para mejorar la calidad y transparencia de las cuentas auditadas.
A pesar de la complejidad de estos contactos, la responsable de este organismo se muestra segura de lo importante que es escuchar a todas las partes para formar “el mejor criterio en beneficio de la calidad del servicio público que presta el instituto a los ciudadanos”.
En el tira y afloja, la presidenta del ICAC también se ha mostrado firme en más de una ocasión, como cuando aseguró a principios de este mes que la institución no tenía ningún afán recaudatorio (en respuesta a las críticas que en este sentido realizó Mario Alonso, presidente de la patronal del sector).
Aunque borradores y normativas ocupan gran parte de su tiempo, Ana María Martínez-Pina intenta compaginar su trabajo con su vida familiar y con sus propias aficiones. Para desconectar de sus labores, le gusta dedicar tiempo al ejercicio físico. Prefiere el gimnasio y las caminatas en los meses fríos y la natación durante los de buen tiempo. Con ello intenta estar en forma, pero sobre todo, despejar la mente.
A la dirigente del ICAC también le gusta tomar distancia de sus obligaciones acudiendo al teatro y a exposiciones. Admira la oferta que brinda la capital en este ámbito y una muestra es que recientemente ha visitado El Greco y la pintura moderna en el museo del Prado.
Bien sea inmersa entre la minuciosidad que requieren la contabilidad y las auditorías, o dedicándose a alguna de sus aficiones, Ana María Martínez-Pina asegura no aburrirse nunca.