Parada en el corazón de la industria
El día en que asistimos a la presentación por parte del ministro Soria de la Agenda para el Fortalecimiento del Sector Industrial en España, un empresario con fábricas a ambos lados del Atlántico me comentó: “Todo esto ya lo he oído antes”. Ciertamente es así. Estados Unidos tomó la delantera en 2011 con el llamamiento del presidente Obama a la creación de empleo industrial, seguido de iniciativas de reindustrialización abordadas con claras ventajas frente a Europa en aspectos clave, entre otros, el energético. También Tajani, vicepresidente de Comisión Europea, reconoció con rotundidad en 2012 el error de la Unión Europea al dar prioridad a las finanzas y no a la industria. El presidente Barroso a la cabeza, ya en 2013, situó la política industrial y su renacimiento en la prioridad de la agenda política europea, con integración sistemática de la competitividad industrial en todos los ámbitos de actuación de la UE.
Que ahora también el Gobierno de España aborde esta ambicioso plan de acción para la industria es sin duda una buena noticia que se presenta con un excelente trabajo que supera en muchos aspectos a otras anteriores iniciativas. Pero, como todo empresario sabe, hay una gran diferencia entre decir qué voy a hacer y hacerlo. Especialmente si ello requiere la acción de muchos. El reto de recuperar los más de 800.000 empleos industriales perdidos en España desde 2009 no es solo del Gobierno, es de todos y todos nos adherimos, faltaría más. Pero más allá de la razón gubernamental y de sus sesudos análisis, requiere, sobre todo, de corazón. Hay que apelar a todas nuestras capacidades y determinación para superar las dificultades extremas que vivimos las industrias, porque la situación actual es crítica para la supervivencia de una gran parte de la industria manufacturera española que, si bien aplaude el ejemplo de nuestra industria del automóvil, requiere de fórmulas propias para impulsar su futuro.
La acción del Gobierno necesita un corazón que conozca y en el que se reconozca la industria, que llame con espíritu de unidad a la colaboración de todos para multiplicar las acciones de las empresas y de la sociedad en su conjunto en lograr un verdadero renacimiento de la industria y su empleo en España. No se puede apelar al corazón de la industria, a los centenares de empresarios que, expectantes, abarrotaban el salón de actos del ministerio y salas anexas, si no se genera confianza mutua y sobre todo ilusión. No se puede llegar al corazón si no se escucha, se recibe y se comparte el devenir y experiencias del prójimo también como propias, sin exclusiones. Una parte significativa de la industria española –el 20% del PIB que exporta más del 50% de su producción– y que utiliza la cogeneración tiene el corazón en parada cardiaca.
En las últimas semanas vienen siendo habituales los cierres y graves dificultades de industrias emblemáticas y grupos empresariales que emplean la cogeneración: una herramienta que encaja perfectamente con la agenda de fortalecimiento industrial propuesta en múltiples áreas, como costes energéticos, inversión, tecnología, competitividad, exportaciones... Precisamente por larga y reiteradamente anunciada, la situación es especialmente dolorosa. Los cierres están causados por la acción de la Comisión Nacional de Mercados y Competencia, que está asfixiando económicamente a las industrias cogeneradoras, a las que no paga, impidiéndolas competir con otras tecnologías en el mercado eléctrico; y también por las omisiones y tardanzas del Gobierno en reconocer la situación que se ha creado en el tránsito de la reforma energética y actuar en consecuencia.
El Gobierno no atiende esa angustiosa parada del legítimo corazón competitivo de muchas industrias que es la cogeneración. Pese al llamamiento de 13 sectores industriales que han reclamado diálogo y atención a la cogeneración y de cientos de industrias que más que una agenda para el fortalecimiento necesitan con urgencia que se actúe, que el Gobierno les aplique cuidados intensivos y reanimación de emergencia en el mismísimo corazón de su industria.
Javier Rodríguez Morales es Director general de Acogen. Asociación Española de Cogeneración