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Nuevamente, el ocaso de unos dioses (parte II)

"La inmolación de Brunilda" Acto III de "El Ocaso de los dioses"

Última jornada de la Tetralogia del "Anillo del Nibelungo" de Richard Wagner

La necesidad un cambio (o revolución) que entierre el régimen económico/político de la época traslada al centro de la obra la necesidad de resolver la incógnita sobre qué sistema debe sustituirle. Ahí nace el conflicto entre el amor (la colectividad, la igualdad, la generosidad) y el anillo/oro (el individualismo, la desigualdad, el egoísmo) que ahora centra el drama.

Wagner no cree en la viabilidad del antiguo régimen, y el liberalismo incipiente. Equivocadamente los cree similares. Musicalmente se observa en el hecho de que los temas (leitmotiv) del “Anillo de Alberich” y el del “Walhalla” (la morada de los Dioses y símbolo del Poder) son, salvo escasas variaciones rítmicas, idénticos.

La destrucción del anillo será también la del antiguo régimen representado por el Walhalla, pues Wagner interpreta que el liberalismo/capitalismo puede ser nada más que un nuevo estadio del Antiguo Régimen.

Resumen del planteamiento de la obra:

- El Alberich (el artesano, comerciante) utiliza para alcanzar el poder una nueva forma político/económica: el liberalismo/capitalismo (el anillo/oro). Forja el anillo para alcanzar el Poder (económico) y ser un Dios (poder político).

- Alberich es engañado por los Dioses (que también pierden el anillo), y aunque lucha por poseerlo nuevamente, nunca llega a estar del todo cerca.

- El conflicto clave en la obra se concentra en el personaje de Wotan. En la primera versión era un personaje irrelevante, en la segunda es junto a Alberich el co-protagonista y ambos buscan volver a poseer el anillo.

- Los Dioses (el régimen absolutista)[1] ,y en concreto su líder Wotan, en su ansia de mantenerse en el Poder debe poseer el anillo. No tanto porque crea en él sino porque sin él los Dioses no serán nada. Es curioso que el “endeudamiento” de los Dioses con los Gigantes por la construcción del Walhalla es el acontecimiento que dispara la necesidad de poseer el anillo a los Dioses.

- Para Wotan, la existencia del anillo (el liberalismo/capitalismo) y su posesión adquieren un significado clave: sin él su mundo se hunde, pero a la vez con él (como le recuerda la Diosa Erda[2]) también. El destino de los Dioses será el ocaso desde el principio.

- Si bien la obra se inicia con el sueño de poder de Wotan, termina con la destrucción del Walhala, tras un aparatoso incendio, y la muerte de todos los Dioses.

La victoria del tema de la “redención por amor” sobre el resto de temas (leitmotiv) que conforman el drama en la inmensa batalla sonora (reaparece por tercera y definitiva ocasión en el minuto 20:27 de la grabación que os he adjuntado) con la que acaba la escena conocida como la “Inmolación de Brunilda” y con ella la obra, viene a ponernos de manifiesto las preferencias de Wagner en el conflicto planteado.

Wagner parece proponernos que la era del Mercantilismo desaparece irremediablemente, saltemos al socialismo sin pasar por el capitalismo.

Lástima que una música de tan excelente factura no haya sido corroborada por los hechos.

La historia del siglo XX nos muestra que el mejor sustituto del mercantilismo del XIX no fue el socialismo sino el liberalismo. Quizás Alberich no debió morir ahogado por las ninfas al final de “El ocaso de los Dioses”.

Pero lo peor de todo es que poco más de 150 años después del estreno de “El anillo del Nibelungo”, y cuando el actual capitalismo “de los Dioses” entra nuevamente en una fuerte crisis vital (también por endeudamiento), volvemos a mirar al colectivismo como solución de nuestros males.

Alberich parece no tener nuevamente oportunidades y vuelve a ser encuadrado dentro del régimen que agoniza.

NOTAS:

  1. Barrido en buena parte de Europa por la Revolución Francesa y Napoleón, pero que, tras derrotar a éste último, vive una decadencia aparentemente gloriosa.
  2. Erda, diosa de la Tierra. Alguno creen ver en esta advertencia de Erda a Wotan en la última escena del “Oro del Rhin” un antecedente del ecologismo actual al poner de manifiesto los peligros que la posesión del “Anillo” puede tener sobre los Dioses y la naturaleza. Musicalmente el antagonismo entre ambos conceptos se corrobora por el hecho de que el leivmotiv de Erda (ascendente) es prácticamente la inversión del motivo de la “Caída de los dioses” (descendente). Son incompatibles.

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