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Las ciudades que luchan por ser el próximo Silicon Valley

Katana, Distrito Norte de Silicon Valley. Foto de Ontario Images
Katana, Distrito Norte de Silicon Valley. Foto de Ontario Images

No hay semana en el mundo tecnológico que no se anuncie un nuevo Silicon Valley mundial - de Nueva York a Norwich, de Londres a Lagos, y la lista continúa. Pero el caso aquí no es cuál va ser el siguiente Valle, sino la desaparición de las agrupaciones tecnológicas tal y como las conocemos. Para entender el motivo que lleva a la formación de una agrupación tecnológica, hay que conocer primero cómo llegó el éxito al Valle.

Todo comenzó con los fundadores; una concentración de personas de raza blanca, clase media, genios de los ordenadores y torpes en las relaciones sociales, e inseparables de sus Macbooks. Algunas instituciones académicas como Stanford apoyaron el ecosistema y esto atrajo a la nueva generación de Larry Pages.

Si alguna vez has tratado de visitar las instalaciones de Apple o Google en el corazón de Silicon Valley, sabrás que no se trata de un lugar fácil de encontrar.

La ubicación aislada del Valle, lejos del statu-quo de los bancos, de las grandes empresas y de la vida metropolitana, permitió un crecimiento sano, mayores aspiraciones y la creación de empresas que cambiarían el mundo. Todo ello dio como resultado el desarrollo de tecnologías innovadoras, pasando de los semiconductores a la extensa variedad de emblemáticos dispositivos electrónicos de Apple.

Pero, con el tiempo, la disrupción se hizo inevitable.

Y entre la oleada de centros tecnológicos, ninguna otra ciudad ha llevado la delantera en esta tendencia de igual modo que Nueva York. Hace un tiempo estuve con el ex alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, durante el acto inaugural de la Semana Tecnológica de Londres, donde me contó que se siente optimista ante la posibilidad de que tanto Nueva York como Londres consigan la titularidad de “el valle”: "Para ser una ciudad líder en tecnología, se necesita una infraestructura, se necesita un ambiente que atraiga a la gente y se necesita una diversidad cultural. Londres y Nueva York tienen todo eso, Silicon Valley no".

Bloomberg habla desde una perspectiva general. Para que existan startups de alta tecnología ya no es suficiente con que se agrupen en sedes de aislamiento. Hoy en día, estas empresas requieren de la energía, el talento y la diversidad de las megápolis para prosperar.

En el lejano Oriente, muchos miran hacia Hong Kong, con décadas de experiencia, como capital financiero mundial. Además, cuenta con un inmejorable acceso a China, el mayor mercado del mundo. En los últimos años, allí han surgido cientos de startups y la ciudad estatal está posicionándose actualmente como principal ubicación para que nuevas empresas extranjeras puedan acceder al talento chino, a la investigación y al desarrollo.

Esta nueva generación de startups tecnológicas alejadas del Valle están menos obsesionadas con los problemas del primer mundo y se parecen más a empresas sacadas de otras épocas. Estas empresas están produciendo una transformación en los sistemas centenarios establecidos.

La clave aquí son las industrias existentes. Resulta mucho más fácil desafiar a un sector existente, como las finanzas, cuando se tiene a un paso. Se cuenta con acceso a talentos con experiencia, redes de contactos, proveedores, compradores y te encuentras rodeado de todo el ecosistema industrial.

Es una tendencia que se está dando en todas los sectores. Puede que Estocolmo no posea el mismo grado de despliegue que muchos de sus vecinos europeos, pero las cifras hablan por sí solas: entre 2005-12, el 6,5% de los mil millones de dólares en salidas de todo el mundo procedieron de empresas de Suecia. Una vez más, la mayor parte de estos casos de éxito han recurrido a los potenciales propios de estas ciudades: la música, las artes y el juego.

Esta oportunidad de destinar lo mejor de la cultura de las startups a las industrias preexistentes, va a constituir el origen de gran parte del crecimiento en el próximo boom tecnológico. Y esto solo puede darse en las megalópolis mundiales, que ya están atrayendo a los jóvenes en busca de nuevos e interesantes negocios.

Incluso en California, sede de Silicon Valley, hay startups que desean un mayor desarrollo y que se están trasladando a las grandes ciudades. La aplicación de contactos Tinder se ha convertido en uno de los mejores ejemplos de éxito, tras abandonar el pujante panorama tecnológico de Los Ángeles.

A pesar de encontrarse en el umbral del Valle, San Francisco se ha convertido rápidamente en un imán del talento tecnológico, que ha llegado atraído por esta gran ciudad. El desplazamiento fuera del Valle está siendo tan intenso que empresas como Google y Yahoo, establecidas a más de 30 kilómetros de distancia, cuentan con transporte de autobuses diario para trasladar a los empleados de unas instalaciones a otras.

Las agrupaciones aisladas no pueden hacer frente a la marea de talentos que llegan atraídos por las deslumbrantes luces de las ciudades. Los autobuses de cercanías de San Francisco, tan costosos e impopulares, representan quizás el mejor indicador de los tiempos que corren; mientras que los expertos se obsesionan con el siguiente Silicon Valley, las megalópolis mundiales se están llevando la delantera.

Este artículo es una adaptación del texto publicado por Alex Wood en Theguardian

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