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Bruselas duda si aplicar a rajatabla el Pacto de Estabilidad contra Francia

París se rebela contra Berlín y acorrala a la nueva Comisión

El presidente francés François Hollande. EFE/Archivo
El presidente francés François Hollande. EFE/ArchivoEFE

La tensión económica entre Francia y Alemania aumenta por momentos y empieza a recordar a las batallas monetarias que libraron ambos países antes del nacimiento del euro. En esta ocasión, la bronca ya no puede girar en torno al tipo de cambio de dos monedas (marco alemán y franco francés) que han desaparecido. Pero la virulencia del enfrentamiento es similar en un conflicto que ahora radica en la llamada “posición fiscal de la zona euro”.

 Ese eufemismo puede ser la causa de un choque de trenes entre partidarios de la contención presupuestaria (Berlín) y quienes reclaman una relajación de los objetivos de déficit público para evitar que la zona euro caiga en una tercera recesión (París). Francia ya dejado claro que no cumplirá el objetivo del 3% en 2015, y prevé ese año un 4,3%.

Entre ambos frentes se encuentra una Comisión Europea en plena transición (el 1 de noviembre, José Manuel Barroso debe pasar el testigo a Jean-Claude Juncker) y acorralada entre la rebelión de París contra el Pacto de Estabilidad y la dificultad de imponer a la segunda economía de la zona euro la disciplina aplicada a costa de paro y recesión en Grecia, Portugal o España.

Bruselas dispone de varios instrumentos para forzar a París a cumplir lo pactado. Pero todos ellos son políticamente delicados en un momento en que la zona euro vuelve a atravesar turbulencias políticas y económicas. La opción más suave sería someter a París a una vigilancia más estrecha, posibilidad que ya se utilizó con Eslovenia. Y la opción más dura, rechazar el borrador de los Presupuestos Generales para 2015 que Francia, como todos los países de la zona euro, debe someter a consulta con la Comisión Europa antes de aprobarlos.

Ese veto de facto nunca se ha utilizado y sería un golpe tremendo a la credibilidad del Gobierno de François Hollande. Varios medios internacionales especulaban ayer sobre la posibilidad de que Bruselas utilice ese arma de desacreditación masiva.

La Comisión Europea se limitó a declarar que “todavía no hemos recibido el borrador del presupuesto francés “ y “es extremadamente prematuro hablar sobre cual será nuestra decisión”. El departamento de Jirky Katainen, comisario europeo de Asuntos Económicos, recordó que el plazo para presentar los presupuestos expira el 15 de octubre. A partir de ahí, la CE dispone de dos semanas para devolver el borrador al país de origen si concluye que viola flagrantemente el Pacto de Estabilidad.

Los plazos cobran una importancia esta vez porque el veredicto podría tener que adoptarlo el actual comisario o su previsible sucesor, el socialista francés, Pierre Moscovici. El futuro comisario se sometió la semana pasada al escrutinio del Parlamento Europeo, donde pudo comprobar la desconfianza que genera entre los eurodiputados conservadores alemanes. Moscovici se ha visto obligado a responder por escrito un cuestionario adicional sobre cómo piensa interpretar el Pacto antes de la votación en el Parlamento sobre su idoneidad para el cargo, que tendrá lugar hoy o mañana.

Alemania, sin embargo, no cuenta ya con demasiados aliados en su interpretación más rigurosa del Pacto. “Prefiero a Francia con un déficit del 4,3% que con Marine Le Pen como presidenta”, terció la semana pasada el primer ministro italiano, Matteo Renzi. En varias capitales cunde la sensación de que Alemania está saliendo beneficiada de la crisis (está batiendo récord de empleo con 43 millones de trabajadores, tres millones más que en 2007) mientras otras economías sufren la consecuencias, tal y como ocurría antes del euro cuando el Bundesbank se negaba a ajustar la cotización del marco.

Entre los países más grandes, ya solo la España de Mariano Rajoy, cuarta economía de la zona euro, sigue relativamente apegada a las tesis de Berlín. Aun así, en la última reunión del Eurogrupo en Milán, el pasado mes de septiembre, el ministro español de Economía, Luis de Guindos, matizó su apoyo y apremió a la zona euro a modular el ajuste para no agravar una situación que empieza a dañar la recuperación en España.

El bando francés también presenta puntos débiles. El gobierno socialista acusa un acelerado deterioro de popularidad y no se descarta una convocatoria de elecciones anticipadas que , con toda probabilidad, condenaría al presidente francés, François Hollande, a cohabitar con un gobierno conservador.

Cañete pasa el examen jurídico

La Comisión de Asuntos Jurídicos del Parlamento Europeo, formada por 25 eurodiputados, revisó ayer por segunda vez la declaración de intereses económicos presentada por Miguel Arias Cañete, designado por Rajoy para formar parte de la futura Comisión Europea. La declaración ya fue revisada y recibió el visto bueno. Pero a mediados de septiembre, Cañete la actualizó para incorporar la venta de su participación del 2,5% en dos empresas de almacenamiento y suministro de combustible para barcos.

Al mismo tiempo, en su declaración como parlamentario europeo, Cañete incluyó el sueldo percibido entre 2008 y 2011 como presidente del Comité electoral del Partido Popular. Finalmente, el candidato popular obtuvo ayer 11 votos a favor (populares y socialistas) y cinco en contra y hoy le toca pasar el examen político, que se prevé más complicado.

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