Hollande bajará peso en Orange... un poco
Deutsche Telekom, TeliaSonera, Telenor o Belgacom tienen todavía una amplia participación estatal
La compra de Jazztel por Orange, valorada en 3.332 millones de euros, tendrá un impacto en el capital de la operadora francesa. Y es que el grupo galo, dentro de sus planes, tiene previsto emitir hasta 2.000 millones de euros en bonos convertibles en nuevas acciones, lo que se traduciría en una posible dilución de las participaciones de los actuales accionistas, si deciden no suscribir esta nueva deuda.
De esta forma, según fuentes del mercado, de convertirse en títulos el total de estos bonos, la participación del Estado francés en la antigua France Telecom pasaría desde cerca del 27% en la actualidad al 25%.
Pese a este descenso, el Estado galo se mantendrá todavía como primer accionista de Orange por delante de entidades financieras como BPI Financial, que posee un 13,5% del capital; Amundi, que tiene un 7,87%; Societe Generale, que controla un 4,99% y Barclays, propietaria de un 4,57%.
En cualquier caso, Orange no es la única operadora europea con presencia del Estado en su capital. De hecho, a pesar de que los procesos de liberalización empezaron ya hace muchos años, la participación pública todavía está bastante generalizada en el Viejo Continente, en varios casos de forma mayoritaria en el accionariado.
Así, el Estado alemán todavía posee un 31,7% del capital de Deutsche Telekom (un 17,44% a través del KfW o Instituto de Crédito Alemán), uno de los gigantes europeos del sector tanto en ingresos como en clientes.
Dentro de los países nórdicos, el Estado sueco y la República de Finlandia mantienen un 37,29% y un 10,10% de TeliaSonera, respectivamente. En Noruega, a su vez, el Estado posee un 53,97% de Telenor.
También el Estado belga controla un 53,51% de Belgacom, mientras que en Austria, su Estado controla el 28,42% de Telekom Austria. En este caso, no obstante, el mayor accionista es la mexicana América Móvil con un 50,81%. En Suiza, la Confederación Helvética posee todavía un 51,22% de Swisscom, mientras que en Grecia, el Estado tiene todavía el 10% de OTE. Aquí la situación es similar a la planteada en Austria, puesto que Deutsche Telekom posee un 40% del capital de la teleco.
En este escenario, parece que los Estados todavía tendrán una influencia notable en las distintas operaciones corporativas que se pueden plantear en el sector de telecos dentro del proceso de consolidación que empieza a acelerarse en muchos países.
En el caso de España, a través de su presencia en la nueva Orange-Jazztel, el Estado galo seguirá siendo accionista de referencia en una empresa que va a controlar el 28% del mercado del móvil y de la banda ancha fija.
Lo cierto es que los Gobiernos siguen considerando estratégica la presencia en el sector. Además, es una fuente de captación de recursos a través de los dividendos que pagan anualmente las operadoras. En este sentido, el fuerte deterioro de los resultados de las telecos en el Viejo Continente se ha convertido en una amenaza para la recepción de estos recursos. Una situación complicada que podría revertirse si finalmente se produce la consolidación en el conjunto de los mercados y se reduce el número de actores.