“Mis empleados me han robado mi empresa”
Mis empleados me han arruinado, me vaciaron la empresa”, asegura Olivier Joel Midy, empresario francés afincado en Marbella. “LLegué a la oficina un día, en 2011, y me encontré con que estaba vacía, no estaban los ordenadores, ni nada”, cuenta.
Midy constituyó una sociedad de diseño de interiores en Marbella para clientes de lujo en 2008. “Hasta el inicio de la crisis el negocio de diseño de interiores me iba muy bien, hacía proyectos para más de mil viviendas, pero con la caída del sector opté por buscar clientes exclusivos”, recuerda. Creó un equipo de diseñadores en la localidad andaluza y, asegura, logró contratos de diseño de interiores en Irán –en una mansión de lujo en Teherán–; en Dubái, donde el grupo Al Futtaim le contrató para la decoración interior y exterior de un dúplex en el Hotel Intercontinental de Dubái (valorado en 0,8 millones), la decoración de una villa de gran lujo también en Emiratos Árabes Unidos (2,5 millones de euros), las oficinas del grupo dubaití en el país árabe (cuatro millones), el diseño interior de un apartamento de lujo en Londres, y la decoración del yate The Radiant, de la familia Al Futtaim.
“En 2011 un cliente británico me dijo que le habían informado de que mi empresa estaba en quiebra, de que no iba a poder terminar los contratos”, dice el empresario francés. “Eran mis empleados, liderados por José Antonio Sánchez, los que estaban mandando cartas y enviando correos a mis clientes para quedarse con los contratos diciendo que estaba en quiebra”, asegura.
Tras ese aviso, Midy fue a sus oficinas en Marbella, que encontró vacías. “Mis antiguos empleados habían montado una empresa paralela con los contratos que yo había conseguido”, asegura el empresario francés. “Los contratos con Al Futtaim nos iban a dar diez años de trabajo”, añade.
Olivier Midy, representado por el abogado Ignacio Infante, denunció estos hechos. En 2013 hubo una vista en la que su antiguo empleado José Antonio Sánchez sostuvo en el juzgado que Midy le debía dinero y que por esa razón se había hecho con el material de oficina. “Fue todo teatro, dijo que yo le había regalado los ordenadores, trató de aportar testigos falsos”, sostiene Midy, que ahora lamenta lo que considera una instrucción del caso demasiado larga. “Cuando la justicia tarda tanto, no es justicia”, se queja. “He ido varias veces a la comisaría y me he encontrado con mis pantallas de ordenadores tiradas por el suelo”, indica.
“Me quedé sin nada”, comenta Midy. “Había adelantado el dinero para llevar a cabo los proyectos contratados, me aruiné, me quedé sin los contratos, sin mis herramientas de trabajo...”, asegura. “El seguro no me pagó, dijo que no hubo robo, que fue hurto”, subraya.
“Me he arruinado, antes conducía un Lamborghini, que he tenido que vender; todo lo que tenía era gracias a mi trabajo, mi familia no era rica, ni nada parecido... Siento como si todo hubiera sido una conspiración en mi contra”, dice.
“La denuncia tiene un móvil meramente económico”
La versión de José Antonio Flores Sánchez, el principal acusado por Olivier Joel Midy, es muy distinta a la del empresario francés. El abogado de Flores Sánchez, Salvador Guerrero, ha enviado a este diario un escrito enviado al juzgado de Marbella, el pasado mes de noviembre, en el que solicita el archivo de la causa. “Los hechos denunciados no tienen veracidad alguna, la denuncia tiene un móvil meramente económico y la realidad de los hechos carece de relevancia penal, lo que además se ve corroborado por la inactividad de la parte denunciante”, indica el escrito.
En la denuncia de Olivier Midy, sostiene el escrito del respresentante legal de Flores Sánchez, “se trata de magnificar, engrandecer y sobredimensionar la valoración de los proyectos, cuando la realidad nos marca una visión completamente distinta, cual es que ninguno de los proyectos fueron concluidos por culpa única y exclusiva del señor. MidY. Y ello es lo que desencadenaría en la ruptura de la colaboración entre denunciante y denunciado”.
El abogado de Flores Sánchez también ha presentado una denuncia contra el empresario francés por difamación. “Además de tratar de dilapidar la imagen de mi mandante en su círculo cercano y próximo, el Sr. Midy ha ido a los medios de comunicación, tratando de que cubran su historia, claro está, en el modo que mejor le conviene”, dice.