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El número de aspirantes a comprar el 21% del capital ronda la decena

Aena sondea a Alicia Koplowitz y a los Del Pino para su núcleo duro

La ministra de Fomento, Ana Pastor, entre el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, y el presidente de Aena, José Manuel Vargas.
La ministra de Fomento, Ana Pastor, entre el secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, y el presidente de Aena, José Manuel Vargas. Pablo Monge

El Gobierno intensifica la búsqueda de socios estables para Aena antes de su debut bursátil en noviembre. Alicia Koplowitz, la familia Del Pino, Juan Abelló y los March, entre otras fortunas, están siendo sondeados para formar parte del núcleo duro que tendrá el 21% del gestor aeroportuario. El número de aspirantes ronda en la actualidad la decena.

El número dos del Ministerio de Fomento avivó ayer la llama de la que será la mayor privatización de los últimos 16 años, la del operador aeroportuario Aena. Rafael Catalá aprovechó su participación en el Executive Forum España para reafirmar que la compañía debutará en el parqué “en los primeros días de noviembre” con la colocación del 28% entre particulares e institucionales y la venta de otro 21% entre inversores de referencia.

Alicia Koplowitz, la tercera mayor accionista de Acerinox, la familia Del Pino, principal partícipe de Ferrovial, el empresario Juan Abelló, los hermanos March, Juan Roig, presidente de Mercadona, o Amancio Ortega, fundador de Inditex, son algunas de las grandes fortunas que están siendo invitadas por los intermediarios del Gobierno a crear el núcleo duro.

Entre ellos, los hay con apetito. Pero Aena no lo fía todo al empresariado español y ha abierto la puerta a fondos de inversión especializados en infraestructuras. Existen reiterados contactos con una decena de inversores. Entre ellos figuran la citada Alicia Koplowitz, Juan Abelló, los March, que entrarían a través de su brazo inversor, Corporación Financiera Alba, y la familia del Pino. Y es que Aena está ahora en una segunda ronda de contactos con los grandes inversores españoles, después de la que llevó a cabo antes del verano.

Advertencia

 

Uno de los riesgos que aparecerá en el folleto de la oferta pública de venta (OPV) de Aena es la impugnación de la privatización que ha realizado el gobierno canario.

l La CNMV dará luz verde al documento, previsiblemente, a lo largo de octubre, con el objetivo de que la compañía esté cotizando a inicios de noviembre.

Los bancos coordinadores de la salida a Bolsa de Aena son Bank of America (BofA) Merrill Lynch, Goldman Sachs, Morgan Stanley, Santander y BBVA.

En el caso de la familia Del Pino, su empresa de infraestructuras, Ferrovial, está estudiando el pliego de condiciones en profundidad pese a que su dirección ha manifestado en numerosas ocasiones que no entrará en Aena de forma directa si no es para gestionar la compañía. Otra cosa es lo que decida hacer la familia a nivel particular. En su entorno más cercano eluden hacer comentarios al respecto.

Los family office, como Torreal, de Juan Abelló, y Omega Capital, de Alicia Koplowitz, parten con ventaja respecto a los fondos de inversión o de pensiones, pues Aena les impone menores requisitos económicos. Han de contar con un balance de 500 millones de euros, mientras que si es una entidad regulada, como las gestoras, el requisito se duplica hasta los 1.000 millones de euros. Eso sí, los candidatos en todos los casos tienen que disponer de al menos 250 millones para invertir.

Por el momento, la aerolínea Ryanair, meses atrás enfrentada con Aena por la política tarifaria, es la única que ha declarado abiertamente su intención de realizar una puja. Lo dijo su presidente Michael O’Leary en junio y su director de Marketing, Kenny Jacobs, volvió a reiterarlo la semana pasada en Madrid. Ryanair es la primera aerolínea en los aeropuertos españoles por número de pasajeros y la cuarta en Madrid-Barajas. Su promesa es incrementar la producción en España conforme vayan llegando sus nuevos aviones.

Prácticamente se da por descartada la participación de la familia Entrecanales, Amancio Ortega, del presidente de Mercadona Juan Roig o del empresario de la aviación y el turismo Juan José Hidalgo.

Juan Miguel Villar Mir, uno de los inversores españoles más activos durante la crisis, con máxima experiencia en el campo de las infraestructuras y cuya relación con el Gobierno es estrecha, también es de los que se muestra reacio. En las últimas semanas se le ha reiterado la oferta de entrada, pero el empresario mantiene a día de hoy la negativa.

El presidente de OHL suele rehuir operaciones que, como es la privatización parcial de Aena, no comporten control. Sin embargo, el desembarco de Villar Mir en Aena recordaría al que ha realizado en Abertis en busca de una posición líquida que aporte dividendos estables.

El propio secretario de Estado de Infraestructuras, Rafael Catalá, comentó ayer que “varias firmas, como fondos de inversión y operadores de infraestructuras”, están dispuestas a colocar su dinero en Aena. Las ofertas deben realizarse a más tardar el 23 de septiembre y la elección de los inversores está prevista para el 8 de octubre.

Al menos 3.400 millones para empezar a hablar

El objetivo de Fomento, que mantendrá el 51% de Aena, es elegir entre dos y cuatro accionistas de referencia, de forma que el porcentaje que podrá adquirir cada uno se situará entre un mínimo del 5% y un máximo del 11%. Los aspirantes podrán ir agrupados de dos en dos, o incluso de tres en tres. Enaire, la sociedad a través de la que el Gobierno controla Aena, no aceptará ofertas inferiores a 22,7 euros por acción, lo que supone valorar al gestor aeroportuario en un mínimo de 3.400 millones.

Es más, para comenzar a ganar puntos en el proceso, el precio al que deben hacerse las propuestas es de 34,33 euros por título (unos 5.100 millones para el 100% del capital), mientras que el máximo del baremo se sitúa por encima de 81 euros (más de 12.000 millones) cuando las solicitudes ganen puntos en este apartado. Fuentes financieras señalan que la valoración mínima que permitiría vender al Ejecutivo serían unos 4.000 millones. En todo caso, el precio final que pagarán los socios del núcleo duro será el fijado en el tramo institucional de la OPV, más una prima si la ofrecieran.

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