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Editorial

Señales claras para los inversores

Conocer la complejidad y nivel de riesgo de los productos financieros es clave para que los inversores actúen con confianza en el mercado. Lógicamente, esto es más evidente en el caso de los inversores no profesionales y se multiplica cuanto más complicados son los productos. El acertado aforismo de “nunca compres algo que no entiendas” es la base inicial de una inversión consciente. Otra cosa serán sus resultados. Sin embargo, ante la avalancha de nuevos y sofisticados productos financieros, y teniendo en cuenta la historia reciente, cualquier ayuda es poca. Por eso debe ser bienvenido el nuevo código de colores y letras que, además de la supervisión in situ, establecerá la CNMV para distinguir el nivel de riesgo y complejidad de los productos que pone la banca en el mercado.

A semejanza del código de eficiencia energética de los electrodomésticos, es un modo sencillo de advertir al pequeño inversor. El añadido de iconos de candados para avisar sobre el nivel de liquidez, o signos de exclamación para destacar lo difícil que es entender un producto ayudarán al inversor en su decisión de compra. La máxima advertencia será expresa en productos que la CNMV desaconseja directamente, y que el inversor deberá, de su puño y letra, confirmar que sí quiere adquirir. A pesar del riesgo de simplificación, es un buen sistema que, además, hace que el inversor también asuma su cuota de responsabilidad.

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