Las señales que emite el déficit

Los últimos datos conocidos respecto a la evolución del déficit público invitan a un cierto optimismo. En concreto, en el periodo comprendido entre enero y julio arroja un descenso del 13%, gracias al favorable comportamiento tanto de los gastos como de los ingresos. El descenso de las facturas de la deuda y del desempleo explican la evolución de los primeros. Respecto a los segundos, se han colocado en niveles precrisis, gracias a los incrementos de la recaudación en IRPF e IVA, lo cual, unido a leves subidas en impuestos especiales, dibujan una mejora de la actividad. Cierto es que este incremento de los ingresos fiscales y su ascenso hasta niveles anteriores a la crisis está determinado por las subidas de tipos aplicadas tanto al IRPFcomo al IVA. Pero también lo es que ese tope no se ha alcanzado hasta ahora. Este comportamiento de la recaudación, de los ingresos, de los gastos, del déficit en suma, se produce justo cuando está a punto de comenzar de lleno el debate parlamentario de la última gran reforma del Gobierno del PP, la fiscal. Una reforma cuyo principal objetivo es animar la actividad económica gracias a la reducción de impuestos –singularmente el IRPF–, aunque ello debe ir conjugado con un exquisito control de la senda de la reducción del déficit público.